Capitulo 20

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Andrés Martínez.

Liz decidió quedarse un poco antes de para pasar sus  vacaciones  con Cloe. Así que pasaría el tiempo con Linn, Sebastián estaba ocupado haciéndose cargo del bar él solo pero me dejo claro no querer mi ayuda.

Preparo onces para mí  y mi madre, me ha costado entablar conversaciones con ella después de haberla ignorado tanto. Mi madre no merecía ese trato a pesar de todo, comprendí que no acepto razones para tapar el hecho de que él le pegaba por miedo a que ella se olvidará de él, no le encuentro sentido a tales actos... simplemente porque si amas a una persona no por miedo vas a golpearla, eso no es amor.

En fin,  lo que entendí es que pese a todo es mi madre y nunca debí ignorarla cuando necesitaba de mi, yo solo aumentaba su dolor de cabeza en vez de ser un apoyo en su miserable vida.

Termino de preparar las honces, lo pongo en la mesa y justo cuando estoy dispuesto a llamarla aparece, tiene una gran sonrisa en sus labios. Mi madre cuando hablo con  liz se volvió una de sus mejores amigas. Quizás tuvo charlas demasiado profundas con ella cosas que ojalá Lizbeth no use a su favor. En este momento le agradezco a la vida, que Linn apareciera y es un gusto tenerla de nuevo con los rencores en el pasado, porque desde hoy ahí se quedarán.

—uy y eso— dijo con una sonrisa, sus ojos brillaban y eso era una buena señal: estaba feliz.

—Mamá— hablé con voz dura, no quería sonar frio, pero  de alguna manera salia natural— quiero hablar contigo, de todo.

Sus ojos me observaron unos minutos, mostrando temor.  Pasaron los minutos más largos de mi vida, tal vez se dio cuenta de la culpa que había en mis ojos para luego negar muchas veces con la cabeza, estaba en desacuerdo con lo que pensaba y pues; era mi madre y me conocía de toda la vida. Así  son las mamas, siempre estan del lado de sus hijos y la mayoría los cubren de su dolor para que no sufran aún sabiendo la verdad.

—no Andrés— me miro triste— deja de culparte— su mirada se volvió dura era como si tuviera una guerra consigo misma.

No sabía que había visto en mis ojos, pero los suyos estaban vacios, sea lo que sea que pasaba ahora por su mente estoy seguro que es en contra de  ella,  mi madre siempre fue buena, realmente buena, ni mi padre ni yo la merecíamos, ella es de esas personas que no encuentras dos veces, es única.

—yo tuve la culpa en gran parte, tarde comprendí que nunca debí dejarme golpear de tu padre, eso no era amor y yo seguí ahí por sus promesas vacías, todas las veces que me golpeaba que decía que iba a cambiar ninguna vez cambio, siempre fue la misma mierda y nunca debió comportarse así, más con la persona que siempre estuvo para él— sus ojos se nublaron, pero de estos ya salían grandes lágrimas que pedían a gritos estar fuera— le creí, le creí siempre y ese fue mi error porque tú y tu hermano solo querían que el no me pegará mas, el los golpeaba a ustedes  también no solo era lo físico,  los daño psicologicamente, estuve de su lado y tengo más que merecido el odio que alguna vez sentiste por permitir ese maltrato hacia mí y ustedes— sus manos apretaron las mias, apartó la vista de mis ojos y se fijo en un punto  de nuestras manos— lo siento Andrés, no debí permitirle tanto— su voz se rompió, sentía como su corazón yacía en sus manos, era tanta su rabia que de no estar acá creo que se golpearía.

—para— dije interrumpiendo su propia tortura— yo tuve gran parte de culpa, nunca debí dejarte sola cuando el te maltrataba, debí estar ahí pero ¿Que hice? Darte la espalda en unos de tus peores monentos. Tu amaste tanto a mi padre que lo único que querías era sacarlo de aquel agujero donde se estaba hundiendo, que al final termino por acabar con el, porque todo en el quedó resumido en una sola cosa "nada"— mis ojos buscaron los suyos, quería transmitir la rabia que sentía por mi en esos momentos— yo me equivoque porque a pesar de todo no me permiti escucharlo y al menos entender cómo se sentía. Le di la espalda ni siquiera fui capas de darle una oportunidad, estaba tan cegado por mi odio que también me consumió y vine a caer en cuenta de mis errores cuando el murió... Sin querer me convertí en él. Puede que no lastimara una mujer físicamente no sería capas de hacer eso nunca, pero si las lástime psicoligicamente, la mayoría se hicieron ilusiones conmigo y yo solo las deseché, empecé a tomar desenfrenado incluso me metí en peleas ilegales, deje a tipos casi en un hospital porque eran formas de descargar toda la mierda que había en mi, no te culpes siempre de todo, recuerda que en esto todos tuvimos la culpa y ya no se puede hacer nada con lo que alguna vez fue, porque lo que paso es pasado y el pasado no se puede arreglar, se puede cambiar el presente aprender de nuestros errores— suspiré hondo, me sentía abrumado de recordar tanto, al decir todo esto le daba vida a aquellos recuerdos— así que estamos a tiempo de cambiar, de remediar lo que alguna vez nos arruino... estamos a tiempo de hacer todo lo que no hicimos— dije finalmente mirando sus ojos, mi madre me miró con una sonrisa amplia.

—estoy de acuerdo— dijo tomando un sorbo de su cafe— cambiemos desde ahora, no será fácil pero lo intentaremos— fijo  su vista en las honces — mi hijo algún día será chef— dio una carcajada probando cada cosa.

Recorde cuando era niño, me sentí como uno, no todo es malo... antes de que mi madre se enfocara en defender a mi padre, cuando él no estaba nuestros momentos eran de risas, jugabamos xbox, futboll, parquez entre tantos juegos divertidos, sus palabras retumbaban en mi cabeza, una vez me superviso al cocinar y al ver que se me quemaba todo se burlaba de mi. Hoy que aprendí a cocinar porque me lo puse como un reto, puedo notar que esta orgullosa de que cocine bien, yo era  de esas personas que compraban todo, con tal de no cocinar pero decidi aprender y me di cuenta que se me da muy bien.

—¿no tienen un xbox?— pregunto con una sonrisa de superioridad.

—Sebastian tiene— respondí con una medio sonrisa.

—genial ¿listo para morir?— dijo agrandando mas su sonrisa.

Eso era, hace mucho no jugabamos en serio, soy como un niño el cual hace mucho no toma su amado control, voltee mis ojos con diversión negando con mi cabeza.

—listo para patear tu trasero— respondi haciendo señas de que me siguiera.

Nos pusimos a jugar mientras reíamos de las derrotas tanto suyas como mias, mi madre no  perdió su nivel pues me confeso que ella jugaba sola, que incluso se supero más.

Terminamos de jugar y mi madre se levantó, me revolvió el cabello y se fue a dormir, siento como se  encoge mi pecho y mis ojos se nublan. lo bueno de todo esto es que yo soy feliz, decidí que nada mejor que acostarme y dejar  descansar mis ojos.

Debería hablar con Lizbeth y agradecerle porque siento que gran parte de todo lo que ha pasado es por ella más que nada.

Quiéreme sin miedo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora