Capitulo 14

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Lizbeth.

Me quedé en casa de Cloe escuchando música, aproveche también para leer ¿Que mejor que esto? Para muchos era aburrido pero para mí sin duda lo mejor de mis vacaciones.

Un ruido que provienen de la puerta hace que me levanté para mirar quien es por la ventana, pero no se ve nadie así que decido bajar a ver por la mira.  alguien estaba golpeando, me quedo mirando cuando su rostro aparece en mi campo de visión.

Mi estómago da un vuelco furioso y doloroso, siento como se aprieta y rápidamente me dan agrieras, odio sentir eso, mareos me invaden y respirar se me hace complicado.

—¡Abre la maldita puerta perra!.

Empiezo a temblar, mis manos sudan producto del miedo que me causa verlo.

No entiendo cómo después de todo no agarro desconfianza, porque no se me pasó por la mente que quizás no sería él y mejor a ver preguntado si quiera de quién se trataba, pero no. Hay estaba la estúpida Lizbeth siendo confiada como siempre.

—le dije a tu padre que no se pasara de listo— sus dientes estaban apretados hasta el punto de casi quebrarse.

Sus manos estaban blancas de la fuerza que ejercía al cerrarlas en forma de puños. El miedo me paralizó toda la fuerza que tenía por tanto odio al decir que lo acabaría o pensar quizás tan solo en esa posibilidad se habían ido a la basura.

—ya pagamos su deuda, ¿Que mierdas quieres?— pregunté tratando de no estar nerviosa.

Sus ojos eran como unas dagas a punto de clavarsen en mi. Me detallaban como si recordaran lo que pasó aquella noche, como si para él fuera el mejor recuerdo, cuando para mí fue una pesadilla.

—¿Crees que no lo sé ?— una sonrisa irónica curvó sus labios. —se que me demandaste, se que tu padre también lo hizo y me están buscando— respiró hondo para seguir hablando— si llego a la cárcel tu padre se muere, tu por ejemplo lo haras hoy mismo— amenazó  disparando hacía la puerta para abrirla, su arma tenía silenciador y mi tiempo se había agotado.

—¿Que querías?— hablé  con enojo— ¿Que callara? No sabes lo difícil que es, que un hombre se te acerque y sientas asco, es horrible sentir miedo cuando algún chico solo es amable, tienes el puto descaro de venir a joderme cuando estaba saliendo de esta mierda ¿Que diablos te pasa?— lo  miré con odio sintiendo como el miedo se iba de mi poco a poco.

—me pasas tu, me vengaré porque hiciste que todo se fuera a la mierda, niña estúpida— se acercó a mi, agarro mi cabello levantandome del suelo, yo por mi parte pegue puños a su brazo haciendo que este me soltara y cuando creí tener equilibrio me volví a coger del cabello de nuevo.

Paso tan rápido, lo siguiente que sentí es su puño reventando mi labio, de mi nariz y labio yacía sangre, estaba en shock pero el sabor metálico de mi sangre hizo que lo volteara a mirar.

me dio más puñetazos haciendo que mi rostro se adormeciera y no sintiera nada de sus fuertes golpes, mi cuerpo no reaccionaba y mi fuerza de voluntad menos, es como si una parte de mi se hubiera cansado totalmente hasta el punto de querer dejar todo atras.

Saco una navaja y la enterró al lado derecho de mi abdomen, no fue tan profundo con mi poca fuerza detenía sus manos, pero aquella navaja alcanzó a perforar mi piel.

Pude sentir ese horrible dolor que dicen por la adrenalina no es tan malo pero en realidad se siente como la mierda, duele. Escuché la puerta y aproveché su distracción para correr con todas mis fuerzas cubriendo la pequeña herida con mi mano y abrí. , sea quien sea la persona detrás de la puerta es un ángel.

Él me tiro de nuevo al piso pero lo ví, ahí estaba mi ángel, no solo creaba en mi confusión también estaba aquí para salvarme de esta realidad.

Temia que si demoraba más seria tarde, pero llego justo cuando lo necesite.

Sus ojos viajaron de mi a él, su rostro se deformó por la rabia, estaba rojo como si fuese a explotar sus venas eran más que notorias, de lo que si estaba segura era de que esto era muy malo...

cuando me di cuenta ya le había dado muchos puñetazos, estaba tan lleno de furia que era como si tomara un muñeco en sus manos y lo reventara. pero él no sabía que este seguía con una navaja en sus manos.

Andrés le hizo unos cortes,  le dio una paliza de muerte, pero cuando dije su nombre fue inaudible, no podía hablar bien... mis fuerzas cada vez eran menos, una y otra vez pronuncie su nombre pero él nuevamente no me escuchó. Al darme cuenta ya era tarde, el tipo asqueroso como lo llamaba yo,  lo apuñaló en el mismo lado que a mí.

Supongo que inconciente Andrés cómo pudo o por la adrenalina corrió hacia mi, sacándome de allí, pese a que estaba herido él sabía que estábamos en peligro con ese loco.  No nos dio tiempo de cerrar bien simplemente salimos de allí a su coche, sentía que me desmallaría tal vez  por la pérdida de sangre en esos momentos.

—escúchame— su voz era débil— estarás bien,  no te preocupes— forzó una sonrisa.

Él pensaba brindarme calma con su sonrisa pero yo ya estaba inundada en miedo, no podía perderlo tan pronto, no hace mucho lo distinguía y quería conocer todo de él, no me perdonaría, si algo malo le pasara.

Salimos de allí, veía que todo pasaba cada vez más rápido debido a la alta velocidad del auto, yo solo sentía miedo, no por mí, sino por él...
No quería que nada malo le pasara, lo quería vivo, quería verlo reír siempre y verlo tan débil me partía el alma, tal vez yo estaba peor pero tenía miedo por él; miedo a perderle.

Al llegar a la entrada del hospital nos derrumbamos, cuando medio miré sentí mis ojos pesados, ya lo habían subido a una camilla y yo estaba a su lado, tal vez su herida era más profunda, yo estaba muerta del pánico, pero en ese instante mis ojos quedaron sumidos en la oscuridad.

Cuando no sientes nada y luego empiezas a sentirlo todo hay está el terror, sientes en poco tiempo todo con más intensidad. Sabía perfectamente que estaba dañada y que no podía tener contacto con algún hombre sin que me causara asco, pero él... Él hace que quiera intentarlo.

...

Al despertar estaba en el hospital pero recordé porque razón estaba allí, me acordé de que ese tipo quiso acabar conmigo pero Andrés como siempre llego para salvarme de una muerte no muy bonita que digamos.

—buenos días— habló la enfermera con un tono amigable.

Su aspecto era cansado, no se cómo es que pueden aguantarse eso sí realmente su sueldo es miserable. Tenía dos círculos oscuros debajo de sus ojos negros, me detallaba para ver mi estado.

—buenos días... esto... ¿llevo mucho aquí?— pregunté observando el pequeño cuarto de hospital donde me encontraba.

—desde ayer en la noche— respondió con una sonrisa.

—gracias, ¿dónde está la persona que entró conmigo?— pregunté nerviosa.

—está estable, al parecer su herida al igual que la tuya no fue profunda, eso es demasiado bueno, una herida profunda es mortal.

Menos mal no fue hondo, menos mal él esta bien, eso me da esperanzas, no todo está perdido.

Quiéreme sin miedo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora