Capítulo 16

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Lizbeth.

Caminamos por las calles abarrotadas de gente ya que la casa de Sebastián queda bastante cerca, se dónde es. Hablamos de todo un poco; confianza. De no tenerla con él no hablaríamos así como ahora, como si nada.

—¿Así que te gusta?— Enarqué una ceja mirándolo divertida.

—¿Que? Solo pregunte que como les había ido....

— y que cómo siguió ella... — continúe yo son dejarlo  terminar, puse mis ojos en blanco al escucharlo. —admitelo tonto.

—Jamás— fingió molestia.

Reí al ver lo que ocultaba, parecía un niño cuando era literal un vegestorio.

...

Salimos de allí a no se donde, hasta que aparco su auto en algo que parecía una casa donde darían una fiesta o algo asi, no soy tan buena para estas cosas pero supongo que eso pasaria.

—se que no eres de estos ambientes pero quiero escucharlos, Andrés me dijo que eran buenos— dijo con una sonrisa amplia— hacen tributo a muchas bandas así que vamos a divertirnos.

—pense que sería de esas fiestas donde bailan su perreo intenso— hablé con una sonrisa burlona— me parece bien.

Él carcajeo cuando dije lo del perreo. Nos adentramos caminando por el pasto fuera de la gran casa hasta que nos dejaron pasar, el lugar era amplio tenía posters de bandas en su interior.  Había mucha gente "rockeros" "metachos" de solo verlos me sentí a gusto y a la vez rara, siempre he dicho que son etiquetas tontas pues no me concidero nada simplemente una persona que le encanta la buena música.

—Sabia que te gustaria— habló él  a mi lado— tomaré unas cervezas ya vuelvo— salió de allí a la barra donde entregaban el alcohol.

Me senté en un sillón espacioso a pensar en todo, empezando por el lugar donde éstoy. Pasaron los minutos y yo disfrutaba de la buena música, hasta que me percate de que Sebastián no había llegado aún, así que mi instinto de alarma se disparó.

Andrés Martínez.

Pedí unas cervezas, me senté en la barra a esperar que me las pasarán, miré detalladamente hasta que mis ojos dieron con una figura que ahora era más corpulenta, su cuerpo estaba tatuado casi completamente, sus ojos oscuros me miraron con diversión, y maldije mentalmente porque sabía que encontrarmelo justo aquí no seria nada bueno.

—querido Satan—- pronunció con ironia— es un gusto encontrarte— se sento al lado mío pidiendo una cerveza.

—demoledor— imite haciéndole fama a su sobre nombre— si, es demasiado gusto verlo— hablé con sarcasmo mientras tomaba un trago de mi cerveza.

—satan— dijo mirándome fijamente—me debes una pelea, tu hermanito te saco de allí esa noche, si lo haces te dejaré en paz— amenazó mirándome con enojo contenido. Iba a mensionarle sobre donde estábamos pero el hablo primero— en el patio de acá, es más seguro que en las canchas, ya que es cerrado— adivinó mi pregunta.

Me levanté y seguido él lo hizo, ni siquiera tome mi cereza por completo, la dejé allí a medias, sabía que esto seria una mierda pero como dicen, la verdad siempre sale a la luz.

La oscuridad siempre nos persigue.

Un tipo empezó a dar inició a la pelea clandestina, yo solo rogaba por que no me viera nadie pero era demasiado tarde él estaba a un lado de la rueda que creo la gente en un momento.

—por un lado demoledor— dijo el hombre  señalando al tipo tatuado, la gente gritaba su nombre no me imaginé encontrarlo en Colombia, mucho menos que acá hicieran tal cosa.

Quiéreme sin miedo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora