Primer beso

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Kukiko ha tocado tres veces a su puerta, espera unos 10 segundos y vuelve a tocar. A su lado un curioso Kim se aferra a sus holgadas ropas y él rueda sus ojos cuando puede escuchar ruidos provenientes del interior de la habitación. Dos segundos después la puerta se abre brusco, mostrando a un despeinado Hoseok con un cepillo de dientes dentro de su boca. Él les hace señas para que entren y Kukiko suspira mientras guía al pequeño Tae hacia dentro con él.

-No me digas, acabas de despertar.

Hoseok sale del baño con una enorme y blanca sonrisa, asintiendo a su oración y peinando sus cabellos con sus pequeños dedos.

-¿Nos vamos?

...

Media hora después todos están sentados en una de las grandes mesas del lindo restaurante. La noche les rodea pero unas cuantas luces a su alrededor iluminan cercanas zonas del calmado mar. Kukiko está sentado justo frente a Hoseok, siéndole imposible no alzar su vista de vez en cuando, especialmente cuando reía de pronto o aplaudía al espectáculo que se estaba dando a unos metros en un pequeño escenario.

Algunas latas de cerveza no tardan en ser puestas en la mesa cuando terminan de comer, dos jugos de frutas se unen al festín, causando un mohín inconforme del adolescente. Por eso ahora, mientras beben y disfrutan del show, el castaño le mira fijamente sin disimulo. Apenas parpadea mientras lleva hasta el fondo su tercera lata.

Kukiko no se ha podido sacar de la cabeza la imagen mojada y alegre de Jung Hoseok. Toda la tarde se la pasó acostado en su cama, rememorando cada sonrisa, cada mohín, cada gesto que el menor le regalaba. Cuando corría de un lado a otro, persiguiendo o siendo perseguido por los menores del grupo, cuando se lanzaba al agua porque sabía que Kukiko estaba ahí para atraparlo y dejarle colgarse a su cuello una vez más, cuando fue a por helados para todos y le hablaba bonito como a un bebé a los dos menores, cuando intentaba comunicarse con Namu, incluso Miyuni entre sus enredadas y mal usadas palabras.

Hoseok es la definición de tierno, cursi y lindo. Y Kukiko nunca antes se había fijado en alguien así, solían gustarle más serios y letrados, algo así como el reflejo de sí mismo. Pero ese chico coreano es todo lo contrario a lo que alguna vez admiró y la verdad, le está golpeando más fuerte de lo que hubiera imaginado.

Él no puede creer que se esté enamorando de ese tonto coreano, porque no encuentra otra palabra a esto que siente siempre que le ve, siempre que escucha su divertida risa por sobre las demás voces, siempre que le escribe mensajes cada noche antes de dormir. Tiene que detener lo que sea que esté creciendo en su pecho y que hace que su corazón se sienta explotar cada vez. Él no puede volver a enamorarse a solo 1 año de su última y nada alegre relación. Ya puede ver las consecuencias nada agradables del fin de la misma haciendo que su teléfono suene una y otra vez, asustándole a ratos por su insana insistencia.

...

Hoseok ha decidido acompañar al castaño a su cabaña. Luego de tan divertida velada y entre tan espectacular y fresca noche, es imposible que no se sienta totalmente ilusionado y feliz de estar ahora a su lado, caminando despacio sobre las plataformas que les guían de regreso. Solo algunas luces les iluminan el camino, así como unas barandas de madera lo hace más seguro ya que hay zonas donde cruzan sobre el agua.

-¿Te divertiste?

Kukiko asiente con la cabeza, sonriente y concentrado en los sonidos naturales invadir su entorno mientras siente la música alejarse.

-Se nota...- Hoseok se detiene, sus hoyuelos salen a flote y su mirada se suaviza. Kukiko se detiene también. Ambos están justo al frente de la habitación del mayor pero ninguno de los dos parece querer irse.

You!! STOP!! 🔸️JungHope🔸️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora