Dieciocho

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Para mí no hay nada peor y desesperante que estar sentada en la sala de espera de un hospital con ese olor fuerte a químicos de limpieza y el murmullo de las personas

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Para mí no hay nada peor y desesperante que estar sentada en la sala de espera de un hospital con ese olor fuerte a químicos de limpieza y el murmullo de las personas. Escuchar como algunos hablan como si se conocieran de toda la vida cuando la realidad es que es la primera vez que se ven y tal vez la última.

Ver como otros entran al consultorio mientras tú tienes que quedarte afuera, esperando tu turno. Lo peor es que nadie sabe con cuales noticias saldrá de ahí adentro, si buenas, malas o la peor de todas. Es algo que a mi me pone ansiosa y eso que apenas estoy hablando de una de las áreas que menos me preocupan.

La noticia del embarazo fue bien recibida por toda mi familia.

Mi hermana se emocionó bastante, era algo que esperaba con ansias; pero al mismo tiempo le empecé a tener un poco de miedo a su lengua. ¿Cómo es posible que bromeara con algo así y terminó siendo real? No creo que sea una coincidencia del destino ni adivinación.

Mi madre, al igual que la gran mayoría; se alegro mucho ya que por fin va a tener un nieto o nieta.
Después de ese día no expresó el mismo entusiasmo pero sí demostró su interés por el bienestar de nosotros e incluso, me visita más a menudo.

Los padres de Declan también expresaron mucho entusiasmo. Fue tanta la alegría de parte de Lea que le propuso a Paul alquilar un apartamento en el pueblo, para así estar más cerca de nosotros, y Paul, como un futuro abuelo feliz; aceptó. Ahora, cada vez que Lea me visita siempre aparece con algo casero para que yo adquiera vitaminas y nutrientes necesarios. Aquí entre nosotros, casi siempre me trae cosas desagradables para mis papilas gustativas.

Declan también está muy alegre. Se comporta más amoroso de lo normal, ayuda aún más, está al total pendiente de nosotros cada día y se preocupa hasta de las más mínima cosa pero todo esto lo hace sin sofocarme y es algo que me agrada bastante.

Ya cumplí veintiuna semanas de embarazo. Por eso el día de ayer fuimos a donde mi ginecóloga y nos dieron la hermosa noticia de que vamos a tener una niña, fue al que nos alegro y que a Lea dejo conmocionada, ya que su único hijo es Declan y ella siempre quiso tener una niña pero no pudo por las complicaciones. En cambioPaul fue poco expresivo pero todos sabemos que le encanta la idea de una nieta y mostrarse celoso con ella.

Mi madre lloriqueo porque esperaba un niño, hasta compitió con mi hermana por dinero, lamentó su pérdida, refunfuño por perder pero terminó emocionada porque es lo único que hay en esta incubadora. Eliana se emocionó mucho porque cree que podrá jugar a las muñecas con mi niña y Declan, al igual que su padre, está pensando y ensayando como ser un típico padre celoso con mucha honra.

Pero algo que me he dando cuenta es que no todo puede ir bien en esta vida. Es como si a la vida misma le duele que estés feliz y que te este yendo de lo mejor. Desde hace unos días hemos notado que a mi madre le da unos dolores de espalda, lo cual no es normal, pero o dejamos pasar pensando que tal vez en su día a día haga algún esfuerzo que lo provoque.

Aliento de vida {borrador} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora