Veinticinco

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Mini especial

Eliana

En este instante mi estado de ánimo está arrastrándose por el suelo. No tengo ganas de adorar ni mucho menos de orarle a Dios pero, como esto no se trata de lo que sentimos o no sino de lo que realmente debemos de hacer; me armé de valor y saque fuerzas de donde no hay para ir a la iglesia a adorar a Dios con todo mi ser.

Aún en medio de su situación, mi mamá nos repetía mucho esto: aunque tengas dudas tienes que continuar creyendo en Dios porque, sin importar lo que pase, su presencia y fidelidad permanecerán contigo. No olvides aprender a levantar un aleluya en medio de la crisis porque el milagro que esperas llegará mientras estés rendida adorando a Dios.

Luego de hablar con Declan tome el brazo de Elishia y, sin darle tiempo a emitir palabra alguna, salí del hospital.

Ya afuera ella se detuvo provocando así mi retroceso ya que nuestros brazos todavía están entrelazados.

—¿Por qué te detienes de repente?

—Mi casa queda por allá. —Señaló el lado contrario.

—Lo sé.

¿Cree que estoy pérdida o qué?

—¿Entonces? —Me miro extrañada.

—Dije que iríamos a la iglesia, no a tu casa.

—Pero, ¿No iremos bañarnos y cambiarnos para oler rico e ir a la iglesia?

Hablo tan rápido que apenas le entendí.

—No. —Volví a asegurar el agarre entre nuestros brazos—. Eso nos tomaría mucho tiempo y quiero llegar temprano.

—Pero me siento sucia.

Me encogí de hombros—. Te bañas cuando llegues a casa y listo, te sentirás limpia. —Volví a tirar de ella—. Ahora vamos, ninguna de las dos va a perder su bendición por llegar tarde.

Empecé a dar grandes zancadas para que ella se concentre en seguirme el paso y no en hablar. Ya luego de una larga caminata, por fin llegamos a la puerta de la iglesia.

—Eliana. Según tú íbamos a llegar tarde —Mi hermana se paso las manos por la cabeza con exasperación— ¡Pero la iglesia está vacía!

Mi sonrisa se agrando aún más cuando me di cuenta de que sólo han llegado los pastores, las personas que tienen alguna participación en el servicio de hoy, y nosotras.

—¡Mejor aún! Así podemos sentarnos alante y ver todo en tercera dimensión.

—Ah porque es en un cine que estamos —bufó.

—Sí —reí por su reacción.

—Nunca cambias.

—¿Para qué o qué?

—Cállate y entremos. —El enojo se hace sentir en sus palabras.

Siempre diré que lo mejor que algún cristiano puede hacer durante el proceso es ir a la iglesia y deleitarse en las maravillas del Señor porque con tan sólo pararte en la entrada de una puedes sentir la liberación; y cuando escuchas al predicador, lleno de la presencia del Señor, puedes sentir la esperanza de que hay una salida inesperada a tus problemas.

Durante el momento de ministración una persona se nos acercó a Elishia y a mí para decirnos—: solo continúen confiando en el Señor que todo estará bien.

Palabras prácticas pero fortalecedoras para nuestros espíritus y esperanzadoras para nuestras almas.

Salimos del servicio con una gran sonrisa y con la fe en aumento porque el Señor nos ha recordado cada una de las promesas hecha a nuestras vidas. Algunos de los hermanos se han acercado a nosotras para preguntar sobre el bienestar de nuestros familiares internos y cabe mencionar que sus palabras de aliento no faltaron.

Aliento de vida {borrador} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora