Diecinueve

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Un mes después

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Un mes después

Por cada día que pasa mi corazón se estruja cada vez más cuando veo a mi madre.

Desde hace dos semanas ella ha empezado a debilitarse, siempre está sentada en la misma silla y cuando camina lo hace a paso lento, tiene que tomar muchas pastillas para el dolor y tenemos que turnearnos para cuidarla porque ya no se puede quedar sola en casa.

Al recordar esto volví a sentir el dolor en mi pecho y las lágrimas a punto de salir, no sé como sobrellevar todo esto. Escuché como la mujer mencionaba mi nombre.

—Elishia, puedes pasar —la recepcionista de la ginecóloga me sonrió.

Mire a Declan quien está a mi lado—. ¿Listo? —pregunte poniendo mi mano frente a él para que la tome.

—Listo —afirmó, tomó mi mano y me sonrió así que por eso repetí su acción, aunque tengo miedo.

Nos paramos de la silla y nos dirigimos a la puerta del consultorio, donde la doctora nos está esperando para seguir con el control de nuestra pequeña.

A pesar de todo, este mes nos ha estado trayendo buenas noticias, como que Jane se muda en esta ciudad, mi hermana y Kai iniciaron una relación de noviazgo con visión al matrimonio, obtuve un ascenso... Espero que todo continúe así de bien.

Entramos a la sala y sentí un cambio de ambiente. La sala de espera esta llena de murmullos, aquí dentro da hasta miedo dejar caer un pincho por el silencio que hay, pero también la sala de espera no tiene ventanas y la luz es tenue, parece un lugar fúnebre.

Aquí a dentro es todo lo contrario, tiene una luz blanca que ilumina todo el lugar permitiendo que se vea con total claridad. El escritorio es de un material sintético, blanco.

La doctora tiene una silla de oficina y de nuestro lado hay dos simples asientos de metal. Cada vez que las veo me dan ganas de salir corriendo, por causa del aire acondicionado siempre están frías y me ponen a temblar.

Detrás de la doctora hay una pared falsa, de color azul, que divide la sala y está pared impide ver el área donde se realiza la ecosonografía

—Hola —la especialista tiene una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Cómo haz estado?

—Muy bien —sonreí pero recordé porqué adelante la cita y mi sonrisa se borró—. Pero desde antes de ayer he notado que el bebé se mueve cada vez menos —hice una pequeña pausa sintiendo nervios.

Declan me miró y tomó mi mano; con ese acto pequeño me hizo sentir segura—. Y desde anoche no he percibido sus movimientos.

La doctora frunció el ceño y tecleo algo en el computador. Mire a Declan esperando que también me mirara pero no se dio cuenta, él está sereno y concentrado viendo un punto fijo en el piso.

La ginecóloga terminó de teclear y nos dirigió hacia la pequeña área de ultrasonido.

Luego de que ella limpiara el área y le pusiera papel al sillón de reconocimiento, me acosté sobre el. Me levanté la blusa, ella hecho sobre mi panza el frío gel y empezó a pasar sobre este el transductor, a la misma vez que mira la pantalla.

Aliento de vida {borrador} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora