Treinta

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Este capítulo está dedicado a: Todos ustedes. Gracias por formar parte de esta linda historia❤️.

***
Durante nuestra larga estadía en la tierra, en algún momento, vamos a regresar al lugar menos deseado: donde fuimos derrotados.

Ese lugar que nos vio caer y agonizar, es el mismo lugar que nos va a ver regresar con vida para volvernos a probar. Solo que esta vez tendremos una armadura nueva, pero el hecho de tener un armamento renovado no significa que será fácil pero te aseguro que sí será diferente, porque está vez tendrás la certeza de que Dios pelea cada una de tus batallas hasta el final.

Me encuentro sentada, junto a Declan, en la sala de espera de la misma consulta que nos vio caer hace unos años atrás. En estos momentos siento como si estuviera volviendo a vivir aquella catástrofica escena pero a diferencia de aquella vez, mi bebé sí se está moviendo, tan solo faltan dos semanas para que nazca y esta vez estoy arraigada en Dios.

Pero aún así me es un poco inevitable no sentirme ansiosa.

—Elishia —llamó la secretaria, con tono monótono—, es tu turno.

Asentí.

Declan se levantó y al notar que le seguía se volteó hacía mi dirección para luego agacharse junto a mí.

—Todo va a estar bien —susurró, dejó un beso en mi frente y se incorporó con la mano extendida hacia mí, invitándome a tomarla.

Sonreí abiertamente. Cada día el Señor me hace ver que Él no une caprichos sino propósitos que se ayudarán mutuamente en el trayecto de la vida.

Entramos juntos en el consultorio de la doctora, en donde ella nos espera detrás de su blanco escritorio con una expresión alegre.

Este pequeño espacio están diferente al de la sala de espera: mientras allí afuera todo parece sombrío, por causa de los colores opacos que lo adornan. Aquí dentro es el lado opuesto, este lugar te influye alegría con todos los colores y luces blancas que le adornan.

—Elishia, ¿Cómo te encuentras? —preguntó la doctora una vez me sente en una de las sillas frente al escritorio.

Ansiosa, pero como los humanos somos hipócritas en cuanto a nuestros sentimientos, sonreí hechando fuera de mi expresión todo rastro de este sentimiento.

—Excelente.

Ella me preguntó sobre cómo me he sentido en esta semana, escribió unas cuantas cosas y luego mi hizo pasar al área de ultrasonido.

Declan en ningún momento se alejo de mí y en cada instante se mantuvo sosteniendo mi mano. Mientras la doctora pasaba la máquina sobre mi vientre, en lugar de prestarle atención a ella, estuve pendiente a él para olvidarme de esos viejos recuerdos y para ver que él también este tranquilo.

Su rostro empezó a mostrar confusión y pude notar miedo en él—. ¿Qué pasa?

Volteé a mirar a la doctora pero ella no dice nada, solo se concentra en la pantalla mientras mueve el aparato con el ceño fruncido. Luego de unos minutos ella alejo un poco la silla y nos miró con seriedad.

—Al parecer el bebé tiene anencefalia.

Énarque mi ceja—. ¿Qué es eso?

—Significa que el bebé nacerá sin partes del encéfalo...

—En español, por favor —la interrumpí.

—Forma parte de la cabeza —asentí ante su respuesta—. La mayoría de los bebés con esta condición mueren justo al nacer, otros logran sobrevivir horas o días y muy pocos son los que viven durante años pero no han durado más de tres años.

Aliento de vida {borrador} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora