—¿¡Quién se acuerda del Dechia?! —Eliana gritó parándose de repente de la silla.
Todos nos encontramos reunidos en la casa de mi mamá porque ella ya no puede caminar, perdió el apetito por sólo consume alimentos líquidos. Los medicamentos han ido en aumento, por causa del dolor y, según las palabras del médico, ya le queda muy poco meses de vida.
Por eso estamos haciendo lo posible por pasar el mayor tiempo, que la vida nos brinde, junto a ella.
—¿De qué hablas? —cuestionó Kai.
—Del Dechia —ella nos señaló a Declan y a mí. Kai nos miro a nosotros y después a ella con el ceño fruncido. Negó con la cabeza.
Eliana, insistió en señalarnos a nosotros pero al ver que Kai seguía sin entender, se pego en la frente con impaciencia.
—Mi amor, tienes que razonar un poco más —bufó con la cabeza hacia atrás—. Así se llama el amor de Declan y Elishia.
Batió sus brazos en dirección a nosotros.
—¡Ah! —exclamó el chico— Ahora entiendo todo.
A Eliana hoy le dio por contar sobre los viejos momentos, desde la parte de cuando íbamos cada año a los campamentos hasta el momento de conocer a Declan y todo lo que esto trajo.
—Recuerdo cuando mi hermana obtuvo la beca para estudiar teología y por eso se fue tan lejos de mí.
Sonreí al recordar ese momento.
Me había olvidado por completo que yo había solicitado dicha beca, si no me hubiese olvidado de mi contraseña de Facebook nunca hubiera entrado a mi correo electrónico y tal vez no jamás me habría enterado de eso.
—También recuerdo ese momento —miramos a mamá sobre su cama con una sonrisa débil —. Eliana lloro por Elishia durante dos meses, luego entró en la etapa de aceptación y un año más tarde lo supero.
Mamá, a pesar de su pésima condición, continúa regalandonos su mejor sonrisa. Es una de las mujeres más fuerte que hay en este planeta.
—¡Mamá! —se quejó mi hermana— eso era entre tú y yo.
Todos nos reímos de ella.
—Mientras Eliana lloraba yo vivía los mejores momentos junto a Elishia —respondió Jane, acostandose en el piso.
—Fue una experiencia increíble —sonreí con la mirada en el techo—. Aunque todo el sacrificio que hice para ir a la universidad y ser la mejor fue en vano porque al final nunca ejercí esa carrera —bufé.
Nadie refuto ni agregó nada a mi comentario. Cada quien permanece en silencio, ni siquiera me miran, tan sólo fijan su vista en cualquier punto.
Me di la oportunidad de recordar el pasado, de como yo era y en lo que me he llegado a convertir.
Me levanté del mueble donde estoy sentada y salí de la habitación sin mirar a nadie pero con los ojos de cada uno puestos sobre mí.
—No entiendo, no hablamos para evitar eso pero aún así se va —escuche a Jane bufar.
Salí al pequeño patio trasero y me paré en medio de el con la vista al cielo, buscando una respuesta que no encuentro. Intento encontrar una paz interior que hace tiempo no está disponible para mí.
No pasó mucho tiempo cuando escuche pasos detrás de mí.
—¿Qué pasa? —preguntó Jane.
Me quedé en silencio, dándole la espalda y ella se quedó en su lugar, sin insistir.
—Es que recuerdo como era, luego me miro como soy ahora y me doy cuenta que he cambiado para mal —volteé a ver a mi amiga con mis ojos llenos de lágrimas—. Antes era una chica llena de fe, mi primer pensamiento de la mañana era Dios; estaba en cada actividad de la iglesia, antes...
Suspiré e hice una larga pausa. No lo quiero decir en voz alta porque eso sería confirmar lo que ya es verdad, y eso es lo que me duele.
Jane iba a responder pero yo me adelante—. Era barro en manos del gran alfarero pero ahora tan solo soy una vasija rota y sin arreglo —reí con amargura mientras las lágrimas caen.
La reacción de Jane, para mi sorpresa, fue abrazarme con amor. Coloqué mi cabeza en su hombro y solloce mientras ella acaricia mi espalda de manera circular.
—Se vale recordar pero no vivas en el pasado —ella inicio a acariciar mi cabello mientras nos balancea un poco—. No te enfoques en llorar por quien eras, no trates de ser tu antigua versión, conviértete en alguien mejor de lo que eras —susurró en mi oído e hizo silencio.
A veces pienso que ellos hablan con un tono bajo, y cuidando tanto las palabras que dicen, porque sienten que al mínimo ruido o con cualquier palabra dolorosa me puedo terminar de romper en miles de pedazos.
—Jamás olvides que Dios no ha terminado. Todavía eres barro en manos del gran alfarero y tal vez te sientes desecha pero el alfarero se encargará de rehacerte —ella se alejo y me sonrió, también imite su acción de sonreír.
Mire sobre su hombro y me encontré con la mirada de Declan, quien está de brazos cruzados mirando hacia nosotras.
Jane volteó a ver y le hizo señas a mi esposo para que se acercara. Él obedeció y, luego de que estuvo cerca de nosotras, mi amiga tomo su mano, la unio con la mía y se fue.Idea
Solté su mano y enrolle mis brazos alrededor de su cintura con mi cabeza sobre su pecho. Él me envolvió entre sus brazos y me quedé en silencio, escuchando cada latido de su corazón.
—No te preocupes. Confío, con todo mi corazón, en que Dios algo hará y todo va a cambiar para bien.
Sonreí y le permití a mi corazón llenarse de fe y esperanza de que así será.
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Si alguien pregunta... Me había olvidado que hoy tocaba nuevo capítulo (y eso que lo avise ayer por aquí)😂 perouuu, ¡AQUÍ ESTAMOS JUSTO A TIEMPO!Espero que estén bien, guardados en su casita y disfrutando de esta historia, tanto como yo, les amo mis hermosuras, Dios me les bendiga y continúe guardando de todo mal🤗♥
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Aliento de vida {borrador}
Teen FictionCuando era una bebé mis padres me abandonaron, pero eso nunca me impidió ser feliz. Conocí a Dios desde mi niñez y me fue más fácil llevar las cargas de la vida. Durante mi adolescencia libre batallas de las cuales pensé que nunca iba a salir, a vec...