Capítulo 45

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Desperté con la pesada pierna de Ian encima de mi abdomen. Con razón no podía respirar con normalidad. Su pierna era tan gruesa, musculosa y tatuada, que me obligó a mirarle el trasero. Era redondo, voluminoso y musculoso. Lo odié por ser tan perfecto. De verdad que era un dios griego perfecto de pies a cabeza, literalmente.

-Buenos días –saludé cuando abrió sus ojos.

-Me siento de la verga –respondió con voz de fumador compulsivo en sus últimos días de vida.

-Oh, Dios –le toqué la frente. La tenía ardiendo –estás enfermo. Es que ayer estaba haciendo muchísimo frío...

-Y verte hacer squirt me bajó las defensas. Qué jodidamente sexy te viste, Tiara –respondió y tosió –increíble como cada día me enamoro más de ti.

Se me encogió el corazón. Este hombre me terminaría matando de un coma diabético si seguía diciendo esas cosas. Le di un beso en su frente bullendo.

-Te haré un té –intenté quitar con suavidad su pierna que me oprimía mis costillas.

-No, quédate conmigo –imploró e hizo pucheros, manteniendo su pierna encima de mí –así me mejoraré.

-Yo sé la receta de un té que te aliviará de ipso facto. Consta de cebolla, ajo, jengibre, canela y limón, ¿eres alérgico a algo?

-Suena como que quieres hacer una pócima para matarme en lugar de sanarme –se burló –no, no soy alérgico a nada.

-Bien –sonreí y le revolví suavemente el cabello, ocasionando que cerrara sus ojos y su piel se erizara.

-Por favor sigue haciendo eso. Sígueme acariciando –imploró.

Continué acariciándolo. Su cabello era tan sedoso, no tenía nudos y estaba perfectamente humectado. Quizá porque lo tenía pequeño le era más fácil cuidárselo. Él se durmió en cuestión de un minuto y yo sonreí. Era tan lindo y más cuando dormía. Se veían unas marcas en su entrecejo de que lo fruncía mucho. Nunca supe por qué fruncía tanto su entrecejo si él era la persona más linda del mundo con todos. Quizá a lo mejor su verdadero yo era agresivo, enojón y opresor como su tío Rubén...

Eliminé esos pensamientos al acordarme que me dijo te amo. ¿Yo lo amaba? Aun no lo sabía... quizá sí, pero tenía miedo de admitirlo y que me terminara destruyendo, otra vez.

Me levanté de la cama y escuché un quejido de Ian. Lo ignoré. Tenía que hacerle su té para que se mejorara. Llegué a la cocina, saqué los ingredientes del té y los eché todos, menos el limón, en una casuela con agua y la puse a hervir. Mientras esperaba, comí una manzana mientras leía los mensajes que me habían mandado mis amigos.

Me reí al leer los mensajes de Jordan. Ese chico cada vez era más y más perra y me hacía reír un montón con sus mensajes ocurrentes criticando a personas que los dos conocíamos. Lo extrañaba un montón.

Después vi los mensajes de Candace donde me decía que la nueva ropa de Balenciaga estaba espectacular y que tenía que verla. Yo le aseguré que así sería, aunque realmente ya no tenía tantas ganas de actualizarme de la moda. Ayer que estaba con Ian, noté que la gente puede ser muy feliz con ropa que no precisamente tiene marca reconocida. Quise intentar ahora ser así, en lugar de estar comprando lo que Balenciaga o cualquier otra marca de ropa estuviera sacando cada semana. Era mucho más relajante vivir sin preocuparse por una marca.

Una vez terminé de ver los mensajes de mis amigos, me dispuse a meterme a mi Instagram... cuando de pronto, me llaman.

-¡Oh por Dios! –grité con un pedazo de manzana en la boca -¡Aaahhh!

TiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora