Si ayer la casa de los Márquez era el sitio del planeta donde más nervios había, hoy la cosa iba a peor. Y no es porque el bebé o yo estemos mal, no porque hoy tengo la segunda revisión del embarazo y nos dirán el sexo del bebé.
A pesar de que hoy es un día tan especial, la forma de comenzar la mañana es la misma que las anteriores. Estoy empezando a cansarme de las dos puñeteras fotos mañaneras con papi y el tito Marc. Pero pongo una falsa sonrisa y continúo con mi día.
Hoy en el desayuno no me pasan ni una. Dicen que la ginecóloga va a notar que no me alimento bien y nos va a decir algo. Estoy a punto de mandarlos a la mierda, pero mi cuñada me para antes de que diga algo malsonante delante de Jordi. Sin embargo, hoy los hombres Márquez tienen una suerte que no se la creen ni ellos. Me he levantado con un hambre que no me la creo ni yo. Desayuno todo lo que han preparado para mí y algo de lo de Marc que me mira como si no fuese la misma.
Cuando acabamos el desayuno y recogemos la cocina, voy a mi habitación para darme una ducha. Ya no me sorprende escuchar como la mampara se abre y entra mi prometido para, supuestamente, ayudarme a enjabonarme. En realidad, lo único que quiere Marc es meterme mano sutilmente. Pero mientras no me interrumpa para ducharme, me da igual lo que haga él.
Salimos de la ducha y, mientras Marc vuelve a la habitación para vestirse, yo me quedo en el baño. Siempre que me ducho me traigo la ropa al baño para no notar un cambio de temperatura tan brusco llevando solo la toalla.
Una vez salgo del baño vestida y con el pelo secado, bajo al salón donde me siento en el sofá a esperar a que los demás terminen de prepararse. El primero en bajar es Alex.
- ¿No es más cómodo un vestido?
- Para ir a pasear en familia sí, pero como en la revisión voy a tener quitarme la parte de arriba para la ecografía, prefiero tener las bragas dentro del pantalón.
- ¿Y que bragas llevas? -me pregunta pícaro.
- Unas que no le vas a ver mi amor.
- Eso. Me las he puesto solo para tu mujer.
Mi cuñada se sienta a mi lado y empezamos a besarnos delante de un Alex cada vez más excitado. Bells llevaba un vestido corto que me permitió tener una vez eso fácil a su entrepierna. Le metí dos dedos sin dejar de besarla. Alex estaba muy empalmado, era una situación muy excitante, pero nuestra burbuja sexual se rompió cuando un pequeño Jordi llamó por mí bajando las escaleras de la mano de Marc.
- ¿Por qué estás roja tita?
- La tita está roja porque está nerviosa por ver al bebé -dijo Marc cubriendo nuestra pequeña travesura-. Ahora vamos al coche todos.
Fuimos en los dos coches porque después de la cita los chicos se tenían que ir a entrenar y nosotras cogeríamos el otro coche para volver a casa con Jordi.
Una vez que entramos en la sala de espera, es lo de siempre. La impaciencia de Alex, la gente que nos mira y un Marc que intenta protegerme todo lo posible, pero las fotos indiscretas son inevitables.
- Tranquilos. Ya estoy acostumbrada. Tenéis fans. Es lo que me toca vivir.
- Pero no es justo. Deberías poder ir tranquila al médico.
Niego divertida porque es imposible hacer entrar en razón a mi marido, bueno, futuro marido. Estamos así hasta que me llama la enfermera y podemos entrar.
Hoy lo primero que hacemos es ver al bebé. Así que vamos hasta la camilla donde dejo al descubierto y abultado vientre. El contacto con el gel no es nada cómodo por lo frío que está, pero pronto se me olvida todo cuando vemos en la pantalla al pequeño que crece en mí. Todavía no me lo creo. Escuchamos su corazón embobados hasta que la doctora nos hace la pregunta.
- ¿Queréis conocer el sexo del bebé?
No respondo. No es mi bebé. Pero Alex y Bells parece que se han quedado dubitativos. Tantos nervios y ahora no saben qué hacer. Que desastre.
- Siiiii -dijo Jordi-. ¿Qué es mi pimito?
- Pues vas a tener una primita -contestó la doctora tras ver que Alex asentía.
Una niña. Estoy embarazada de una niña. No pensé que me fuera a hacer tan feliz saber que era una niña. ¿O son las hormonas? No lo sé. Pero estoy muy contenta.
Después de limpiarme el vientre, la doctora nos pidió que la acompañáramos a la mesa para hacernos unas preguntas acerca de como estaba llevando el embarazo. La verdad es que me sorprendió que Alex fuera capaz de mantenerse en un segundo plano en todo momento y que me dejara contestar a mí todas las preguntas sin interrumpirme ni un solo momento. Tras haber contestado todas las preguntas y escuchar algunas recomendaciones para la última etapa del embarazo, salimos de la consulta y nos fuimos hacia los coches.
- Nosotros nos tenemos que ir a entrenar -dijo Marc llegando a nuestro coche-. ¿Vosotras os vais a casa con Jordi?
- Todavía no. Me apetece dar un paseo e Isel aún puede andar durante bastante rato. Pero comeremos en casa -contestó Bells.
Tras los besos de despedida, nos repartimos en los dos coches y nos fuimos cada uno por su lado. Los chicos a Rufea y nosotras fuimos al centro comercial.
- Me apetece comprar cosas para la niña -se sinceró mi cuñada.
- La verdad es que yo también tengo ganas de comprar cosas a la bebé.
Cogimos a Jordi de la mano y fuimos entrando en todas las tiendas de ropa y juguetes. Jordi estaba muy contento por su primita y elegía todos los juguetes que le gustaban para la bebé. Al final acabamos yendo y viniendo al coche porque no podíamos llevar tantas bolsas en las manos.
Le compramos ropita para cuando naciera y algo de ropa de unas tallas más grandes para cuando fuera creciendo. También cogimos zapatitos que parecían para muñecas y, a petición de Jordi, muchos peluches y juguetes para su primita.
Entre tanta compra y viajes de ida y vuelta al coche, perdimos la noción del tiempo y, cuando llegamos a casa, vimos que el coche de Marc ya estaba aparcado en la entrada. Al sentir el coche, los dos salieron a recibirnos.
- Hemos estado comprando cosas para la niña y no hemos mirado la hora. Lo sentimos.
- No pasa nada. Os ayudamos con las bolsas.
Cuando Alex abrió el maletero de su coche parecía que los ojos se le iban a salir de las órbitas. No se esperaba la enorme cantidad de bolsas que había, pero es que no podíamos dejar de comprar cosas. Todas eran monísimas.
- Os habéis pasado un poco, ¿no? -dijo Marc sonriendo.
- Pimita necesita muchas cosas -contestó rápido Jordi.
- Podemos devolver lo que quieras mi amor -intentó tranquilizar Bells a Alex.
Metimos todas las bolsas en casa y, después de comer, les enseñamos todas las compras a los chicos que dijeron que no íbamos a devolver nada.
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Madre de alquiler
FanfictionLa vida de Isel da un vuelco cuando vuelve a ver a su ex. Alex Márquez. Él le pedirá algo que no podrá rechazar: ser la madre de su hijo.