Hoy Alex me ha pedido que pase el día con él. Quiere un día con su hijo y, como Marc tenía un acto promocional, pues aprovecha.
- Marc me ha contado que encontrasteis un parque...
- Sí, pero es nuestro.
- Venga, es mi hijo.
- Alex no me calientes.
- ¿Te pongo? Lo sé, estoy tan bueno...
- Eres tan idiota... -digo en un susurro.
Me debió escuchar porque me agarró de la muñeca y me subió a la habitación. Allí me tumbó en la cama y se colocó encima. La ropa desapareció y mi cuerpo fue cuidado y mimado por Alex, por el padre de mi hijo. Fui amada como mujer hasta el punto en el que grité su nombre.
- Y luego no te pongo. Pues me encanta no ponerte.
- Vete a la mierda Márquez.
Alex se levanta y me ayuda a levantarme (volvió a ser el de siempre). Nos vestimos lo más rápido que podemos y volvemos a bajar para que la chica del servicio recoja la habitación.
- Vamos de compras para el bebé.
- Ni siquiera sabemos lo que es. ¿Qué quieres comprar?
- La cuna y el resto de muebles para la habitación sí que los podemos comprar ya.
- Los compramos, pero ni se te ocurra montarlos.
- Vale. Dejaremos las cajas en el cuarto que he elegido.
- Frena Márquez. El cuarto se elige entre todos. Tengo que estar cerca de él y cerca de vuestra habitación porque, en cuanto deje de mamar, yo me voy de aquí.
- Ni de broma te dejo yo esa elección. Es mi hijo.
- ¡Te recuerdo que también es mi hijo! ¡Soy yo la que lo tiene dentro!
Dejamos de discutir y salimos a dar ese paseo con el que empezar el "día en familia".
Alex, sorprendiéndome, me coge de la mano y me atrae hacia él. Me da un beso en la mejilla y nos vamos hacia el centro de la ciudad para ir a las tiendas más exclusivas.
- Aquí vamos a encontrar todo lo que necesitamos.
Entramos en una tienda que, para mi sorpresa, se dedicaba a la fabricación de cunas.
- ¡Cuantas cunas! ¿Vamos a ser capaces de elegir?
- En la tienda se mira rápido. Están las cunas para niños, para niñas y las unisex. Todas van según la decoración de la madera.
- Pues vamos a las unisex, porque el chiquitín no tiene sexo.
- Sexo el que tiene su madre cada día.
- Imbécil.
Le dejo ahí, en la puerta parado, y caminé hacia el pasillo de las cunas de madera maciza. Hay una gran cantidad de cunas y cada una es mejor que la anterior. Toco todo lo que veo a mi paso y me quedo embobada con la última cuna del pasillo.
- Es de madera de roble maciza. Tallada a mano por uno de los mejores artesanos franceses.
- Cuanto sabes papi.
- Mi prima Laura vino a buscar la cuna de su bebé aquí y nos lo explicaron.
- Ya veo que esto tenía truco.
No me podía creer que esto estaba pasando de verdad. Alex y yo cuidando de su familia, nuestro bebé. Caminamos hasta la sección de mantas y sábanas y cogemos varios conjuntos de tonos neutrales. Todos me enamoran. No me quiero ir de este sitio.
- Ya lo he dejado todo encargado y pagado. ¿Vamos a por una bañera y una mesita para cambiar al peque?
- Guíame.
Alex me lleva de vuelta a la calle y me hace caminar lo justo hasta llegar a otro establecimiento en el que se vendían el resto de muebles que buscábamos para el bebé.
Entramos y vamos de la mano (pocas veces nos hemos soltado) hacia donde están las mesas para cambiar al nene o la nena.
- Me gusta esta. No es ni muy alta ni muy baja.
- Pero para mí es baja.
- Pero no para Bells. Y te recuerdo que tú luego te vas de Gran Premio.
- Tienes razón preciosa. ¿La quieres del mismo color que la cuna?
- ¿Se puede?
- Las dos tiendas trabajan juntas. Podemos pedir lo que quieras.
- Pues quiero la mesa de la misma madera de la cuna y en este modelo. Ahora vamos a por la bañera para que mi pequeño quede limpito.
La bañera no me fue tan fácil elegirla porque había cosas que no me gustaban, pero, al final, Alex me enseñó una que me dejó patidifusa.
- ¡Esa! ¡Es esa Alex! ¡Nos tenemos que llevar esa!
- Vale, vale. Tranquila nena. Esta es la que voy a pedir. Ve saliendo que ahora voy yo.
Hago lo que Alex me pide y le espero en la calle. Sale y nos vamos a casa caminando lento, un paseo. Nuestro paseo. El día de papi y mami.
Al llegar a casa voy al salón a descansar. No puedo más. Necesito descansar, pero no lo hago porque llega Marc.
- ¿Cómo están mis pequeños?
- Muy bien. Hoy me he llevado a la mami y al bebé de compras.
- Ahora entiendo lo de los camiones en la entrada.
- ¡Los muebles! ¡Ya han llegado!
- Tranquila.
- Te quiero Alex. Eres el mejor.
- Lo sé. Vamos a pedir que los metan en casa.
Marc me raptó y me quedé con él en el sofá mientras Alex se encargaba de los repartidores y los muebles. Menos mal que pidió que no los montaran. Tanto Bells como yo queríamos ver a los hermanos Márquez montar los muebles del primer baby Márquez.
- Ya he llegado.
- Ven cuñada. Que tu marido está ocupado.
- Por los muebles. No pienses mal.
- Como corre. Obviar que es un Márquez. No estás ni de tres meses y ya tiene todo preparado para la habitación.
- Todo no. No los va a montar.
- Eso lo haremos más adelante.
- Hola amor mío.
Alex besó a Bells y yo me quedé un poco triste porque sentía que era una sujetavelas en su relación.
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Madre de alquiler
Hayran KurguLa vida de Isel da un vuelco cuando vuelve a ver a su ex. Alex Márquez. Él le pedirá algo que no podrá rechazar: ser la madre de su hijo.