Hoy he llegado a trabajar con muchas ganas de comerme el mundo. Hoy nos toca hacer el casting para la próxima serie de adolescentes que se va a grabar para la televisión. No es que me entusiasme la idea de pasarme todo el día rodeada de adolescentes, pero prefiero estar aquí a estar en casa con el sobreprotector de Alex.
- ¿Preparada para una jornada de intenso trabajo? -me pregunta mi jefe cuando me ve llegar.
- Lista para todo lo que pueda venir -le digo tras hago el saludo militar a modo de broma.
Los dos entramos a su despacho para una última reunión online con la empresa que nos ha contratado para realizar el casting. Una vez nos hemos asegurado que tenemos todos los detalles para coger a las personas adecuadas, nos unimos con nuestro equipo para a empezar a trabajar.
El equipo está repartido en grupos en función de las tareas que desempeñan cada uno: los que evalúan los casting, los que acompañan a los actores, los que les dan un número a la entrada, los de cámara y sonido... Cada uno sabe lo que tiene que hacer para tenerlo todo listo al final del día.
- ¿A qué hora estaba citada a la gente?
- No sé impaciente jefe. Todavía es pronto.
Esta era una de las pocas veces que había visto mi jefe tan nervioso. En el fondo lo entendía porque este cliente es uno de los más importantes que hemos tenido desde que estoy trabajando en esta empresa. Si todo salía a la perfección, podríamos volver a trabajar con esta empresa y tener contratos de mucho dinero.
Antes de que llegaran los actores, llegó la empresa de catering que yo misma había seleccionado para ese día. Tenía muy buenas reseñas y, como el espacio del que disponíamos era muy amplio, me pareció la mejor opción. El menú sería muy variado y apto para todo tipo de dietas.
En cuanto los actores empezaron a llegar, el equipo se puso manos a la obra para que nada se saliera de control. Todos juntos parecíamos una máquina en perfecto funcionamiento. Sin embargo, sin saber como, todo se fue a la mierda en cuestión de horas.
- No sé que ha pasado, pero los actores no pasan, el personal no deja de pedir fotos y los de la sala se han ido al catering a por algo de beber -le digo desesperada a mi jefe.
- ¿No hay nada que podamos hacer para reconducir esta situación?
- Nos tendríamos que poner nosotros mismos a trabajar. Y no sé yo si todos esos adolescentes nos darán algo de caso.
Un rato pensando cuál era la mejor opción, los dos estuvimos de acuerdo en que tendríamos que ser nosotros mismos los que nos pusiésemos manos a la obra para que el casting fluyera.
Lo primero que hicimos para ir a la sala donde estaban todos los actores esperando y, tras unos intentos fallidos de pedir las cosas con educación, acabamos con un megáfono imponiendo el orden. Todos esos sacos de hormonas con patas empezaron a esparcirse y prepararse su casting sin hacer el mínimo ruido posible.
Tras el encuentro con los chicos deseosos de hacerse famosos, fui a dar con mis compañeros que, en vez de verse desesperados, estaban la mar de tranquilitos.
- ¿Se puedes saber qué estáis haciendo? Porque vuestro trabajo ya veo que no. El jefe no está muy contento con nada de lo que ve. Y, creedme, soy de las pocas que me libro. ¿Por qué no controlais el ruido de la sala de espera? ¡No se puede hacer nada con ese ruido! Id a trabajar si no queréis quedaros sin trabajo.
Todos se fueron sin decir ni una yo la palabra y yo me fui directa al catering donde tuve que prometer por activa y por pasiva a los encargados de hacer el casting que no volvería a haber tanto ruido.
Después de ponerlos a todos en su sitio, las horas pasaron una tras otra y actor tras actor hasta que, a las 4 de la tarde, pude descansar para comer algo antes de seguir trabajando.
- Isel, vete a casa. Estás agotada y aquí ya lo tenemos todo bajo control gracias a ti.
- Pero... Está bien -dije tras ver la cara de mi jefe.
Recogí todas mis cosas y avisé a Marc para que viniese a recogerme. Le pasé la dirección por WhatsApp y esperé en un banco que estaba cerca de la puerta hasta ver el coche de Marc acercarse.
- ¿El BMW? Honda te va a matar como se entere.
- Tengo el coche en el taller. Por contrato, puedo usar este como coche de sustitución.
- Pues tu coche de sustitución es mejor que el coche principal.
- Querrás decir que tu coche es mejor que el mío. Sí, es tu coche -añadió rápidamente Marc.
No dije nada. Lo besé y Marc arrancó para volver a casa. En el camino íbamos escuchando la radio y cantando (o más bien destrozando) todas las canciones que nos sabíamos.
- Definitivamente, cantar no es lo nuestro -dice Marc entre carcajadas.
- No. Lo nuestro es hacer el idiota para ser felices.
Cuando llegamos a casa, el primero en recibirnos es nuestro precioso hijo. Nos dice que ha echado mucho de menos estar con su primita, pero que ahora le va a dar mucho besitos hasta la hora de dormir.
El siguiente con el que no encontramos es Alex. Su cara me dice que intenta averiguar si ha pasado algo, pero no lo consigue.
- Solo necesito sentarme -le digo para que se calme.
- Ve a tumbarte un poco. Así tienes las piernas también en alto. Jordi seguro que te cuida mucho.
Me sorprende que Alex no quiere ir a la cama conmigo, pero la verdad es que no me viene nada mal tumbarme y pasar un tiempo relajada con mi niño.
Marc nos deja a los dos en la cama y, sin saber cuando, me quedo dormida. Lo siguiente que recuerdo es ver a Marc despertándome para avisarme de que la cena ya está preparada.
Mientras comemos, todos hablamos de como nos ha ido el día. No me sorprende nada comprobar el peor día ha sido el mío. Sin embargo, me asusta de los nudillos blancos de Alex a causa de la fuerza que está haciendo en sus puños.
- ¿No puedes coger la baja por maternidad?
- Alex, no suelo tener días tan estresantes como el de hoy. Y, si cojo la baja ahora, no la tendré cuando nazca el bebé.
- Pero Marc gana suficiente dinero para... -no pudo acabar la frase porque lo estaba mirando muy mal.
No quise decir nada a lo que Alex acababa de decir. No quiero que mi pareja me mantenga. Puedo trabajar perfectamente o me aburriré como una ostra si me tengo que quedar en casa sin hacer nada todos los día porque, tengo que reconocerlo, lo de ser influencer como la mayoría de novias de pilotos no va conmigo. Yo tengo que hacer algo útil, no cuatro fotos en las que enseñar culo.
- Pues te montamos una empresa para que seas la jefa -las palabras de Marc me dejaron sin habla.
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Madre de alquiler
FanfictionLa vida de Isel da un vuelco cuando vuelve a ver a su ex. Alex Márquez. Él le pedirá algo que no podrá rechazar: ser la madre de su hijo.