Por fin tranquila

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Mi nuevo jefe acaba de salir por la puerta de la habitación con mi contrato ya firmado. Ya era feliz y estaba más tranquila. Me dio la bienvenida a la empresa y me dijo que cuando saliera del hospital ya me enseñaría las instalaciones en las que iba a trabajar. Todo eso bajo la atenta mirada de los sobreprotectores chicos Márquez.

- Ahora ya a descansar y a casa.

- Alex no exageres.

- Voy a trabajar hasta que me tenga que coger la baja por maternidad. Ya te he dicho que mi trabajo no es estresante ni hago esfuerzos. Eres tú el que me pone de los nervios.

- Vale, vale. Lo he pillado. Que te deje tranquila y a lo tuyo.

Asiento y sonrío. En el fondo, esto tampoco era una discusión, pero es que es un cabezota. En el fondo lo quiero mucho. Es el padre de mi bebé.

- Alex, deja ya a mi prometida. Tiene que descansar.

- ¿Prometida? –exclamamos los tres a la vez.

- Sí. Mi prometida. Isel, ¿te quieres casar conmigo?

- Marc... Claro que sí mi niño.

- Dios como te amo. No te imaginas cuantas veces he soñado con este momento. Te amo. Te amo desde la primera tarde que Alex te llevó a casa, cada noche que dormías conmigo porque discutías con mi hermano y te acurrucabas en mi pecho. Sentía celos al verte salir del baño con la toalla mojada y que fuera Alex el que te besaba. No sabes lo feliz que me acabas de hacer mi niña.

- Ven aquí tonto.

Marc se acercó a mí y nos besamos. Nuestros labios se movían al son de la mejor de las melodías. El bombeo de nuestros corazones.

- Parejita, que hay menores en la habitación.

- Pero si el pequeño no se entera de nada Alex –le dijo Marc.

- No me refiero a mi hijo idiota. Sino al tuyo.

- ¡¿QUÉ?!

- Isel tranquila. Este es Jordi. Un niño que está medio adoptado por mi hermano.

- ¿Medio adoptado?

- No te preocupes amor. Solo es un niño de Cervera que no tiene padre y bueno, me gusta pasar tiempo con él.

- Si es que eres un buenazo Marc. Vas a ser el mejor padre del mundo.

- ¿Tú quien eres? –me preguntó Jordi.

- Es mi novia enano. Y aquí dentro –señaló mi vientre- está el bebé de Alex.

- ¿Puedo? –dijo refiriéndose a tocar mi vientre.

- Claro pequeño. Acércalo Marc.

El pequeño se apoyó en mi cama y le dio un beso al que sería el nuevo Márquez. Era una pura ternura verlo así. ¿No me lo puedo quedar?

- Marc, ¿dónde vamos a dormir?

- A ver si le dan el alta a Isel y nos vamos a casa de Alex todos.

- ¿Por qué a mi casa?

- Porque no me quiero separar de Isel y ella vive en tu casa obligada.

- Tienes razón. Ven enano, que vamos a por la merienda.

- Por fin solos mi niña.

- Ve a por el doctor y pide mi alta.

Marc se va y entra Bells en la habitación con un vestido que marca a la perfección su esbelta y perfecta figura. Dios... está para ponerla contra la pared.

- ¿En qué piensas?

- Nada. Las hormonas andan disparadas y... bueno, ya sabes.

Bells se quedó colorada al instante de decir eso. Menos mal que Marc llegó y pudimos olvidar el ambiente de perversión que se había creado.

- ¿Pero qué os pasa?

- Nada cuñi. ¿Y tú a dónde has ido?

- A por esto –dijo enseñando los papeles del alta-. Venga chicas, busquemos a Alex y Jordi y nos vamos todos juntos a casa.

Me levanté de la cama y Marc me ayudó en el baño a asearme un poco. Me alcanzó la ropa y salimos de la habitación para reencontrarnos con el resto de la familia y el pequeño Jordi.

- Vamos a casa campeón –dijo Marc cogiendo a Jordi con un brazo y rodeando mi cintura con el otro.

Alex nos llevó hasta el coche. Como no, era un Honda. Seguro que se lo habían dado por ser piloto y Marc tendría uno igual. Seguro. Bueno, el caso es que los chicos se sentaron delante. A Marc nos costó convencerlo ya que quería ir detrás con Jordi y conmigo, pero al final, fue la sexy de mi Concu la que nos acompañó en la parte trasera del coche.

Durante el camino, Jordi iba cantando las canciones de la radio. Era un pequeño tan adorable que me daban ganas de no soltarlo nunca de entre mis brazos. No paraba de mirarlo y Marc se dio cuenta de eso cuando nos miró por el espejo del coche. No dijo nada. Se limitó a sonreír y mandarme un beso a través de su figura reflejada.

Al llegar a casa, me sorprendió la rapidez con la que Jordi se movía por el sitio. Debía haber estado aquí más veces. No podía estar mucho de pie porque en seguida me mareaba perseguirlo con la mirada. Alex me llevó hasta el sofá donde nos sentamos y nos pusimos a hablar.

- ¿Cómo te sientes?

- Algo cansada, pero han dicho que es normal.

- Bueno, no te preocupes que del torbellino este me voy a ocupar yo.

- Hablando de Jordi... ¿Cómo lo conociste?

- La historia, la verdad, es que no es muy larga. Un amigo de nuestro padre tiene una hija que es la madre de Jordi. Bueno, pues hace poco más de dos años, ella y su novio, que era el padre de Jordi, tuvieron un grave accidente de tráfico donde él murió. Desde entonces, cuido del pequeño cada vez que puedo.

- Eso es precioso amor.

- Sí, pero la madre no es capaz de cuidarlo. Son los abuelos quienes lo sustentan. Ella está deprimida desde lo que pasó y no levanta cabeza.

- Había pensado en adoptarlo pero...

- ¡Hazlo! Quedémonos con el peque –dije sin dejarlo acabar la frase.

- ¿De verdad? ¿Quieres ser madre conmigo?

- Sí mi amor.

Nos besamos y Alex y Bells nos dieron la enhorabuena. Ahora nuestro hijo sería más grande que el suyo aunque llegarían casi al mismo tiempo a la familia.

- Jordi, ven aquí por favor –lo llamó Marc. Creo que le iba a decir que lo vamos a adoptar.

- Voy ya –dijo dejando algo en el suelo.

- Marc amor. Quiero que siga viendo a su familia aunque esté con nosotros.

- Me parece un gesto increíble amor.

- ¿Qué he hecho mal Marc?

- No has hecho nada mal campeón. Es solo que he estado hablando con Isel de ti. De todo lo que te pasó de bebé y hemos pensado que podíamos hacer una cosa. Pero solo la haremos si tú quieres.

- ¿Qué es?

- Hemos pensado que podíamos adoptarte y ser nosotros tus papis. Aunque siempre que quieras, podrías ver a tu madre y tus abuelos. ¿Qué te parece la idea pequeño? –dije esta vez yo.

Jordi se nos quedó mirando con cara pensativa. Esperaba que el pequeño dijera que sí rápidamente porque se ve que está muy a gusto con Marc, pero veo que me equivoqué. Toda esta intriga me estaba poniendo tan nerviosa que Marc intervino.

- No hace falta que nos respondas ahora enano. Piénsalo con calma y luego ya nos dices que quieres hacer.

Esas palabras me tranquilizaron un poco. Pero nada más decir eso, Jordi volvió a hablar.

- No es eso Marc. Es solo que es sorpresa eso. Yo...

Madre de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora