Mudanza

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Tras la luna de miel en el paraíso, hemos usado estas semanas para llevar todas nuestras cosas casa de Marc. Jordi parece muy emocionado por poder vivir en casa de Marc, aunque sigue algo triste por vivir lejos de su primita. Bueno, no vamos a vivir tan lejos como él cree. La casa de Marc está cerca de la de Alex.

- Vendremos todos los días a verla -le digo para que no se desanime.

- También podemos ir nosotros a visitarnos a vuestra casa -responde Alex abrazándome por la espalda.

La verdad es que no tardamos mucho en llevar todas las cosas que teníamos en casa de Alex. Pero mal que quería adaptar la casa a Jordi y a mí, por lo que el pequeño de los hermanos nos tuvo que aguantar un poquito más de tiempo en su casa.

- Bueno, esta es la última caja -dijo mi marido antes de cerrar el maletero.

- Supongo que ya no os tendré por casa por las mañanas.

- No Alex. A menos que hagas una fiesta que termine de madrugada.

Las caras de Marc y mi cuñada me decían que Alex iba a tomar al pie de la letra lo que acababa de decir. Y aunque, la idea de la fiesta no me llama demasiado, reconozco que echaré de menos despertar por las mañanas en esta casa.

- Nos veremos todos los días. No vivimos tan lejos.

- Lo sé hermano, pero han sido muchos meses todos juntos.

Alex está muy afectado por la mudanza. Pero todos necesitamos nuestro espacio y vivir en casa de Marc es lo mejor que podemos hacer.

- Mami, yo quiero vivir con Claudia.

- Un día la invitamos a dormir a casa.

- También podríamos comprar una casa más grande y vivir todos juntos.

Alex y sus locas ideas. No es necesario comprar una casa más grade de teniendo ellos dos casas que sirven a la perfección para sus familias. Pero está claro que no se va a rendir a la hora de tener a la familia bajo el mismo techo. Y todos sabemos que a cabezota nadie gana a Alex.

- Deja que nos instalemos en nuestra casa. Si vemos que la cosa no funciona, podemos comprar una casa para todos.

Nos despedimos de Alex, Bells y Claudia y nos subimos al coche para ir a nuestra casa. Nuestro hijo está entretenido mirando por la ventana y escuchando la radio. Parece que se le ha olvidado un poco que ya no va a estar tan cerca de Claudia. Estoy muy nerviosa por vivir solo con Marc a partir de ahora. Sé lo que es vivir con él, pero ahora ya no estará Alex para verlos hacer el idiota juntos.

- Todo va a ir bien mi amor -me dice Marc sin apartar la vista de la carretera.

- Lo sé. Aunque todo va a ser distinto.

Cuando Marc aparca en el garaje y el portal se cierra trás el coche me mareo. Dentro de mí hay tal cúmulo de sentimientos que todo comienza a dar vueltas a mi alrededor no soy capaz de tenerme en pie. Mi marido, que se da cuenta de lo que pasa, saca a Jordi del coche que inmediatamente entra en la casa y me ayuda a salir a mí. Me acerca hasta el sofá dónde me da un beso y vuelve al garaje a por todas las cajas que hemos traído.

- No hace falta que las bajes. Podemos hacerlo mañana cuando te pueda ayudar.

- No mi amor. Yo me ocupo de todo. Tú solo quédate ahí y descansa.

Mi marido meten casa todas y cada una de las cajas que estaba en el maletero. Las ha dejado todas en el salón para poder cerrar cuanto antes la puerta que conecta la casa con el garaje. Una vez todas dentro y la puerta cerrada, me levanto y le ayudo a separarlas en función de la habitación a la que va cada una.

- Papi, vamos a mi habitación -dice Jordi corriendo hacia Marc.

- Vale campeón, pero espera que cogemos las cajas con tus cosas y ya las llevamos.

Y eso hacemos. Cogemos las dos cajas con las cosas de nuestro hijo y subimos a la habitación que el mismo había elegido meses atrás para ser la suya que ya estaba decorada como él quería.

- ¡La cama es muy grande mami!

- Claro cariño. Porque algún día serás muy grande como papá.

- Tito es más grande.

No puedo evitar estallar en una carcajada. Sé perfectamente que a Marc no le importa que se mencione que es bajito, pero me hace gracia que Jordi quiera parecerse a Marc en todo menos en la estatura.

Mientras nuestro hijo salta y deshace su cama, nosotros colocamos todos tus juguetes y ropa. Intentamos dejar todo a su alcance para que sea más independiente y lo dejamos jugando.

- ¿Seguro que estará bien solo?

- Sí mi amor. No te preocupes. ¿Qué prefieres ordenar ahora? -me pregunta Marc.

- Creo que nuestra habitación y las cosas del baño. El resto de cajas las podemos dejar para mañana.

- Está bien mi amor.

Marc encarga de subir todas las cajas de la habitación donde le espero. Colocamos nuestra ropa y uno de mis libros en mi mesilla de noche. Después, en el baño, colocamos todas nuestras cosas de aseo y volvemos a la habitación de nuestro pequeño.

- ¿Volvemos a casa de tito Alex para estar con la prima?

- Sii mami.

Jordi enseguida se levanta y baja corriendo las escaleras. No me gusta mucho la idea de que baje corriendo, pero llega al piso de abajo sin caerse. Nos volvemos a subir al coche y nos dirigimos a casa de Alex que, al ver llegar el coche, sale a recibirnos.

- Os he echado de menos -dice mientras nos abraza.

- Solo hemos estado fuera tres horas.

- Eso es demasiado tiempo.

- Hermanito, deja de decir tonterías y entremos en casa.

Alex se aparta y entramos en el salón donde están Bells y Claudia. Jordi se sienta al lado de su tía y es su prima y les cuenta como es su habitación. La pequeña no se entera de nada cuando su primo le dice que su cama es muy grande para poder dormir los dos juntos. Pero es tan bonita la escena que los cuatro nos quedamos embobados escuchando a mi pequeño hablar con su prima.

- Un día se lo dirá a su hermanita.

Las palabras de mi marido me emocionan. Tener un bebé con él es lo que más quiero en el mundo. Estoy segura de que a Jordi le encantará tener un pequeño hermanito al que cuidar y con el que poder jugar todos los días.

- Seguro que sí. Serán inseparables.

Madre de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora