A Marc y Alex les ha tocado irse a un Gran Premio. La verdad es que no tenían ningunas de irse, pero no tenían otra opción. Pero nos dejaron solas y al pequeño Jordi en casa y se fueron avisando a su madre para que nos ayudase si la necesitábamos.
Pero, como sabíamos que no la íbamos a necesitar, la llamamos para que pasara el fin de semana con nosotras y así Jordi podía estar con su abuela.
- Roser, ¿quieres pasar el fin de semana en casa? –le preguntó Bells por teléfono.
Nuestra suegra aceptó encantada nuestra propuesta y llegó a la casa en una hora. Jordi se tiró encima nada más verla. Las tres nos quedamos en la cocina hablando mientras Jordi jugaba en el suelo.
- ¿Marc y tú ya habéis pensado cuando queréis casaros?
- Con el embarazo no hemos tenido tiempo para pensar en la boda. Supongo que esperaremos a que el bebé nazca. Ahora mismo no podría ni comprarme un vestido. No me serviría en la boda –dije antes de empezar a reírme.
- Bueno, cualquier cosa que necesites, ya sabes dónde me tienes. Y tú Bells, ya lo sabes, pero te digo lo mismo.
- Gracias Roser –contestamos las dos al mismo tiempo.
Las tres seguimos cocinando mientras teníamos la televisión puesta de fondo para ver a nuestros chicos en la pista.
- ¡Mami, ya sale papi en la tele!
Jordi hizo que todas fuéramos al salón y sentarnos en el sofá sin despegar la mirada de la pantalla. El mayor de los hermanos se enfundaba sus guantes y salía del box con unos pocos pilotos en la pista. Mi pequeño estaba muy emocionado de ver a su padre sobre la moto y yo no sabía exactamente como me sentía. Siempre me había gustado ver las carreras, pero si ya sufría siendo pareja de Alex, siendo la prometida de Marc es aún peor. Ese chico no tiene cabeza ninguna sobre la moto.
- Ya verás como no pasa nada. Mi hijo es un loco, pero sabe pilotar esa moto.
Las palabras de Roser hacen algo de efecto en mí, pero fue verla tranquila la que me calmó más. Nos quedamos viendo el primer entrenamiento de los chicos con algún que otro sobresalto, pero sin ninguna caída. En cuanto los libres acabaron, volvimos a la cocina para comer.
- Quiero hablar con papi –nos dijo Jordi cuando había acabado de comer.
Ninguna le pudimos negar llamar a Marc. El pequeño era muy listo y pidió llamar a Marc cuando había comido todo su plato para poder decir que había sido un niño bueno. Y, a decir verdad, las tres queríamos hablar con ellos para saber como estaban.
- Claro cariño. Vamos a llamar a papi –contesté cuando le bajé de la silla para salir al jardín.
Nos sentamos metiendo los pies en la piscina y cogí mi móvil para llamar a Marc. Marqué su número y escuché los tonos de llamada hasta que se cortó porque no me respondía. Jordi, al ver que dejaba el móvil en el suelo, me miró con carita triste pensando que Marc no quería hablar con nosotros, pero mi suegra estuvo muy rápida.
- Seguro que papá se está duchando y por eso no ha cogido el móvil –le dijo al sentarse a su lado.
- ¿Papi sucio?
- Papi muy sucio –contestó Bells entre risas.
Estuvimos un rato hablando y jugando con Jordi hasta que sonó mi móvil. Pensando que era Marc, lo cogí sin mirar.
- ¿Ha pasado algo? –la voz de Alex al otro lado del teléfono me sorprendió.
- Hola Alex. ¿Cómo estás? Pensé que había llamado a Marc –contesté irónica.
- Isel -el pequeño de los hermanos empezaba a enfadarse.
- Vale, vale. Estamos todos bien. Solo he llamado porque Jordi quería hablar con su papi.
- Vale. Ahora le digo que os llame. Y si pasa algo, llamad a mi madre.
- Ya está aquí. No te preocupes.
Los dos colgamos la llamada y, mientras Roser y Bells negaban divertidas con la cabeza, yo le expliqué a mi hijo que Marc nos iba a llamar ahora. Justo cuando acabo de darle la noticia a Jordi, mi teléfono vuelve a sonar.
- Hola mi princesa. ¿Cómo estáis?
- Hola mi amor. Estamos todos bien. ¿Qué tal estás tú?
- Con calor. Pero mejor ahora que me he dado una ducha.
- Me alegro. Te paso a nuestro pequeño terremoto que no para quieto. Te quiero –le pasé el móvil a Jordi.
- Papi, ¿tú ya no sucio?
- ¿Sucio?
- Sí. Abu dice que papi muy sucio.
- Dile a la abu que papi no está sucio. ¿Cómo estás?
- Ben papi. Hoy mumo con mami y pimito.
- Cuídalos mucho campeón.
Después de seguir hablando un rato más con Marc, tuvo que irse a trabajar con su equipo y nosotros nos metimos en casa. A Jordi le pusimos los dibujos animados en la televisión y a mí me dejaron descansando con él mientras Roser y Bells recogían la cocina.
- No me parece justo que lo hagáis solo vosotras –grité desde el salón.
- Tú cuida de mis nietos. No te preocupes por nada.
Así me quedé con mi hijo en el salón. De vez en cuando venía a mi lado para explicarme los dibujos y otras veces se ponía a bailar con las canciones. Mi pequeño no podía ser más mono.
Cuando acabaron de recoger la cocina, le propusieron a Jordi ir a la piscina, pero él estaba tan absorto con los dibujos que prefirió seguir viendo la tele.
El domingo las cosas en casa fueron un desastre. Las carreras se retrasaron por no sé que problema en la pista y Jordi se impacientaba cada vez más, no podíamos hablar con los chicos porque no tenían los móviles con ellos, se nos había quemado la comida y tuvimos que pedir algo para llevar Nada salía bien.
Las horas pasaban y las cosas parecía que iban a mejor. Nuestra comida llegó y tras repartirla en los platos, nos sentamos en la mesa a ver las carreras que ya se habían reanudado.
La carrera de Alex fue bastante tranquila en comparación con la de Marc. Mi prometido no hacía más que adelantamientos al límite y tumbadas imposibles. Mis niveles de nerviosismos aumentaban con cada vuelta, así que no puede hacer otra cosa que salir del salón y dejar de ver la carrera. No solo por mi bien, sino por el de mi pequeño sobrino.
- Bienvenida a la familia –me dijo Roser al salir al jardín.
- No es la mejor de las bienvenidas, la verdad.
- Te has quedado con mi hijo más Inquieto.
- Bonita forma de decir que es con el que te pueden dar más infartos –se rió.
- ¡PAPI HA GANADO! –gritó Jordi todo contento.
Saber que Marc había ganado me llenó de alegría e hizo que se me olvidara lo mal que lo había pasado al ver la carrera. Supongo que todo riesgo tiene su recompensa.
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Madre de alquiler
Fiksi PenggemarLa vida de Isel da un vuelco cuando vuelve a ver a su ex. Alex Márquez. Él le pedirá algo que no podrá rechazar: ser la madre de su hijo.