12. la fiesta de Johnny

2.7K 212 143
                                    


- Grace, ¿sigues pensando que me puedes engañar? -Me preguntó Rachel apareciendo a mi lado. Acabé de guardar mis libros en la taquilla y la cerré para mirarla con un gesto de confusión. -No me vengas con la tontería de que no sabes de que estoy hablando. -Seguí mirándola confundida y procedió a explicarse mejor. -Sé que no tienes nada que hacer hoy, simplemente no quieres venir a la fiesta.

Rodé los ojos sabiendo a dónde nos llevaría esto. -Rachel, no quiero que me insistan. Cuando digo que no, es que no.

Mi amiga me observó por unos segundos tratando de analizar mi comportamiento y seguidamente apareció una sonrisa en su rostro que no me gustó nada.

***

-Oye de verdad, no me puedo creer que sea tan tonta como para dejarme convencer tan rápido. -Dije por décima vez en lo que llevabamos de tarde.

-No ha sido tan rápido como tu te crees, me ha costado mucho convencerte. - Respondió Rachel de lo más feliz.

Nos encontrábamos en su habitación probandonos vestidos para la fiesta. La pelirroja tenía un gran poder de persuasión, eso o yo era muy débil. Estaba tan cansada de escucharla suplicar y de sus indirectas que acabé cediendo. El trabajo en Sm me había dejado con la espalda molida pero me aguantaría.

-Sigo creyendo que deberías ponerte el vestido blanco. -Habló señalando una de las perchas que se encontraba colgada en un gancho junto a la puerta. El vestido era bonito pero me parecía demasiado atrevido, yo nunca llevaría eso.

-No quiero vestir otra vez de blanco. -Respondí como excusa, esperando que con eso bastara. Ella asintió dándome la razón.

Pareció recordar algo, porque enseguida se echó las manos a la cabeza y me informó que me traería un conjunto que seguro me gustaría.

Dos minutos después volvió con dos perchas en la mano. -No me puedo creer que no recordara tener esta falda. -Me tendió las dos prendas. Las observé y no me disgustaron para nada. Parecían totalmente de mi estilo.

Me puse la falda de cuero negra, la blusa de color rosa palo y unas botas negras.

Rachel se empeñó en que me alisara el pelo ya que me daba un aire más maduro y me hacía ver más atractiva, según ella. Y aunque me daba mucha pereza, seguí sus consejos y me dirigí a su baño para encender la plancha y acabar de prepararme.

Quince minutos después, cuando estábamos a punto de salir de casa, entró por la puerta un chico alto, pálido y vestido todo de negro.

Me quedé quieta en el sitio mientras Rachel buscaba por todo el salón su teléfono.

-Ya lo tengo. - Me hizo saber, situándose a mi lado y viendo al chico descalzarse en la entrada. -¿Qué horas son estas de llegar? -Preguntó mi amiga en tono autoritario dirigiéndose obviamente a la figura masculina.

-Hoy el entrenamiento ha acabado más tarde de lo normal. -Respondió el chico con una voz extremadamente grave. Fue entonces cuando me di cuenta de que cargaba una bolsa deportiva.-Noona, ¿está la cena preparada? -Preguntó pasando por nuestro lado. ¿Este chico era su hermano? ¿Su hermano pequeño? No lo parecía para nada. Miré a Rachel en busca de explicaciones y ella pareció estar algo nerviosa.

-Hay Kimchi en la nevera. -Respondió a toda prisa. -Nosotras nos vamos, llegaremos muy tarde.

Su hermano no respondió y mi amiga me sacó de la casa prácticamente a rastras.

-No me habías dicho que tienes un hermano. -Le reproché mientras sobaba mis brazos para entrar en calor. No hacía un clima frío pero la brisa de la noche hizo que mi piel se erizara.

No Manners. - mark leeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora