21. fobia

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-¿Quieres un americano con hielo? -Me preguntó Mark. Estábamos sentados en una mesa de la cafetería, estaban a punto de cerrar por lo que se encontraba un poco vacía.

-No me gusta el café, prefiero un batido de chocolate. -Él se quedó bastante sorprendido con mi respuesta. Normalmente a los coreanos les encanta el café así que entendía su desconcierto. Lo observé levantarse y acercarse al mostrador para pedir.

Dos minutos después volvió con dos batidos.

-¿a ti tampoco te gusta el café? -Pregunté. Puede que tuviésemos algo en común.

-Si me gusta, pero prefiero probar tu elección. -Lo vi remover la bebida algo nervioso.

Sonreí al escuchar su respuesta, y bebí de mi batido. Él imitó mi acción y esperé impaciente por su reacción.

-¿Qué te parece? -Pregunté tratando de ocultar mi emoción al notar en su expresión que le había gustado.

-Es muy dulce. -Respondió él, dando otro trago al batido.

-Lo sé, por eso me gusta tanto. -Cuando levanté mi vista lo vi observandome pero me sorprendió ver que no apartó su mirada como siempre hacia. -¿qué pasa?

-Nada. -Dijo desviando la mirada y jugando con la pajita. -Solo recordé que el sábado en casa de Johnny diste a entender que te gustan las bebidas dulces.

Me quedé sorprendida porque honestamente, no esperaba que se hubiera quedado con ese detalle.

-Eso es porque soy una chica dulce. -Respondí con una sonrisa inocente a modo de broma. Mark al escucharme se atragantó con el batido y empezó a toser. Preocupada me levanté para darle unas palmadas en la espalda. Viendo su reacción, ya no iba a volver hacer aegyo nunca más. No era lo mío. -Lo siento, he dicho algo muy estúpido.

-En realidad, yo estaba pensado lo mismo. -Dijo Mark, y me sentí un poco decepcionada.

-¿En que he dicho algo estúpido? -Pregunté.

-No, en qué eres muy tierna. -Ahora yo me había atragantado con el batido y no podía parar de toser. Mark se acercó a mi y dio unas palmadas en la espalda hasta que me recuperé. Volvió a sentarse y nos quedamos unos minutos en silencio, pero no era uno incómodo. Yo solo pensaba en el hecho de que él me había dicho que era tierna y estaba haciendo mi mayor esfuerzo por ocultar mi entusiasmo.

-¡Hola pequeña! -Yuta apareció junto a la mesa y me sorprendí al ver que estaba tan metida en mis pensamientos que ni siquiera había notado su presencia.

-¡Hola Yuta! -Le respondí con el mismo entusiasmo.

-Hola Mark. -Dijo ahora el japonés observando a Mark confundido. El canadiense le saludó con un gesto con la mano, parecía nervioso. -He estado buscándote desde hace 30 minutos para hablar contigo. -Dijo ahora refiriéndose a mi.

-Lo siento, llevo toda la tarde metida en el almacén y acabo de salir ahora. -Me disculpo. -¿Qué querías?

-Mejor te digo mañana, tengo que irme ya. -Respondió el japonés guiñandome un ojo. -Adiós pequeña.

-Adiós Yuta. -Le respondí con una sonrisa.

Cuando éste se fue, hubo un silencio incómodo. Y yo removí mi batido pensando que decir. Pero esto no hizo falta, pues Mark se adelantó.

-Parece que os lleváis bien Yuta y tú. - Por su tono de voz serio, pude percibir que no parecía muy entusiasmado con la idea, más bien todo lo contrario. ¿Creería él que estaba tratando de quitarle a sus amigos o algo por el estilo? ¿Lo molestaría la idea de que yo me relacionara con ellos?

No Manners. - mark leeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora