26. vulnerables

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Lo que sentí en esos momentos fue algo tan desconocido como emocionante. Nunca había sentido mi corazón tan acelerado, sentía cada pulsación, cada respiración que daba era pesada y entrecortada. No podía controlar como mi cuerpo reaccionaba cada vez que él se acercaba.

Ahora estaba a centímetros de mí. No nos tocábamos y eso me puso más ansiosa. Podía oler su fragancia masculina que tanto me gustaba, cerré los ojos y traté de tranquilizarme, pero resultaba imposible notando su respiración chocando en mi rostro.

-No tienes ni idea de las veces que he esperado en el aula de música esperando a que aparecieras y poder escucharte cantar de nuevo. -Su voz salió en un susurro que me hizo temblar. Abrí los ojos y al levantar la vista me di cuenta de que estaba observandome con una expresión tranquila. Su mirada era tan intensa que no entendía como es que aún no me había desmayado.

Acercó su mano a mi rostro, pareció vacilar pero acabó posando su mano en mi mejilla. Su tacto cálido me hizo cerrar los ojos y dejar de respirar.

-He estado mucho tiempo tratando de evitar esto, pero no puedo aguantarme más. -Podía jurar que parecía estar nervioso.

-¿Aguantar el qué? -Logré preguntar. Era todo un logro que hubiese conseguido hablar.

-Estar cerca de ti. -sentí un escalofrío y mis mejillas sonrojarse.

-Ya estamos muy cerca. -Dije dándome cuenta de nuestra cercanía.

-Quiero decir más cerca. -Retuve la respiración y lo vi observarme  la cara. Sus ojos se movían por todo mi rostro y acabaron por detenerse en mi boca.

Me humedecí los labios, estaba más nerviosa y ansiosa que nunca.

-Joder no hagas eso o voy a besarte. -Me advirtió. Sentí mi corazón derretirse, podía jurar que en cualquier momento iba a sufrir un infarto.

-No tengo ningún problema con eso. -Ni siquiera pensé lo que dije, y los dos nos sorprendimos por mis palabras, con la diferencia de que yo me quedé paralizada por la vergüenza y él sonrió satisfecho.

-Voy a tomar eso como una señal de consentimiento. -Las mariposas aparecieron en mi estómago al verle cerrar los ojos y acercarse.

Su respiración cálida chocando con mis labios me hizo estremecer y sentía que en cualquier momento las piernas me fallarían. Él me tomó de la cintura con un brazo pegándome a él, mi cuerpo se hizo gelatina. Su otra mano seguía dejando caricias en mi mejilla. Y cuando sentí que sus labios estaban a punto de rozarse el sonido de la puerta nos hizo separarnos.

Mark bufó molesto y yo sentí enojo hacia la persona que había interrumpido el momento. El canadiense se echó las manos al cabello desordenandolo, podía apreciarse su frustración.

-Parece que interrumpimos algo. -Esa voz era la de Suri, y se refería a ella misma y a Yuta. El japonés se encontraba a su lado observandonos con la boca abierta y sin hacer ningún gesto.

Me sentí mal al ver que Yuta era el que había presenciado esto. Aunque no había ocurrido nada aún entre Mark y yo, sabía cuáles eran los sentimientos de Yuta hacia mí, y aunque tarde o temprano tendría que decirle a Yuta que yo no sentía lo mismo, no pretendía que las cosas se dieran así.

Me encontraba en una situación en la que nunca me había visto y no sabía que hacer o como reaccionar.

-¿Tú no deberías estar trabajando en lugar de andar besuqueandote con los trainees? -El tono receloso de Suri me advirtió de que estaba molesta aunque no entendía porqué. A ella le gustaba Jaehyun de todas formas.

-¿Y tú no deberías cerrar la boca? -Respondió Mark para sopresa mía. Yuta ahora miraba al suelo, parecía estar pensando en algo pero seguía sin hablar. Nunca lo había visto tan callado.

No Manners. - mark leeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora