Capítulo 13

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Ya habían pasado unos cuantos días después de la retirada de Yuu del castillo de los Tepes. Se tuvo que ir muy para su lástima, ya que se había acostumbrado a desayunar con el vampiro, tomar la merienda con él y hablar de algunos temas interesantes.

Claro que seguían hablando, el azabache se encargo de hacer su mayor esfuerzo y mover su trasero hasta el empolvado escritorio de su dormitorio para comenzar a escribir una carta... Al -según Yuu- anticuado estilo de Mika. Tomó al primer ave que se encontró, le ató la carta a la pata después de muchísimos picotazos y aleteos bruscos e hizo un gran intento de decir que le lleve la carta a Mikaela en lo que el pensaba era el idioma de las aves.

Y ahora se encontraba ahí Yuu, recostado en su cama... Leyendo un poco de mitología vampírica y demoníaca. Todos miraban asombrados al perezoso heredero al trono tomar papel, pluma y una gran pila de libros de la biblioteca, solo para desaparecerse por unas horas hasta la noche.

¿Qué le pasaba a Yuu?

Ninguna chica, doncella, muchísimo menos una princesa pudo lograr que Yuu lea e investigue un poco. Solo las sorprendía con lo que Guren consideraba como "Hechizos tontos" y vaya que el nivel de manejo de magia de Yuu era realmente bajo. Había estado intentando conjurar un portal desde un espejo para ver a Mikaela... Pero sólo lograba romperlos, comenzó a esconder los pedazos rotos, y el personal de limpieza sólo tenía la labor de encontrar dentro de todo el desastre de Yuuichiro un montón de vidrios rotos.

¿Por qué hacía tanto por el Príncipe vampiro?

Bueno, lo mismo se preguntaba todo el personal en el reino... A excepción de la reina, su consejero real y bueno, el metiche de Ferid. Krul miraba enternecida la mirada suave de Mika mientras este solo apreciaba el cielo o se jaloneaba los cabellos mientras intentaba estudiar (probablemente intentando alejar al azabache de su cabeza de esa forma), y también lo vio tomar sigilosamente un par de libros, que luego descubrió que eran "Filosofía del corazón: cómo conquistar a un demonio en 140 fáciles pasos". ¿Por qué tenían esa clase de libros en la biblioteca real? Esos libros son comunes en adolescentes humanas.

Un horrible estruendo en las ventanas llamó la atención del rubio quien dormía tranquilo una siesta. Miró afuera y se encontró a su magestuosa lechuza albina aletear contra un pajaro de plumaje extraño, pero traía un pequeño pergamino en la pata, el rubio tomó de la comida de su lechuza y le dio un poco al pajaro ese. Con cuidado le quitó el pergamino y lo leyó. Posiblemente era de una fanática humana... Ya le habían tocado un par así. Al abrirlo sus ojos se abrieron de par en par viendo la carta.

    "Ei Mika. A penaS llegue a caSa quisE escrivir esta cartA para Ti, por quE a ti te gustAn estas cosas inteleKtuales y Anticuadas. HablaMe Kuando te yege la nota.

- Te kiere Yuu."

Sus mejillas enrojecieron al ver se pedazo de pergamino mal cortado, con manchones de tinta, garabatos, y también esa horrible ortografía y caligrafía del azabache. Abrazo la nota a su pecho y dio un pequeño suspiro. Al parecer sí había cumplido con su palabra la última vez que se vieron y sí escribió la carta, pero no entendía por qué después de un mes llegaba la carta, vio al pobre ave, dos veces más pequeño que su lechuza y la respuesta fue clara, era claro que ese pajarraco dio a parar a su balcón por pura casualidad, también era probable que otras personas hayan leído la nota... Agradeció mentalmente la horrible ortografía del azabache, nadie creería que tal cosa sería escrita por un Príncipe.

Se sentó en su escritorio y tomó un pergamino, comenzando a llenar su pluma con tinta, acabó la carta y se la entrego a su lechuza, quien con cuidado la tomó entre sus patitas.

Royals [YuuMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora