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Capítulo 01: Zeldris.

[Arthur]

La noticia rápidamente se había propagado estos días, los caballeros estaban ansiosos y unos pocos se negaban ante la idea.

Andromeda seguía planificando con detalle la excursión que haríamos por la ciudad, pues según ella, al no tener mucha información del como estan las cosas ahí, sería un riesgo lanzarnos con los ojos cerrados. Y lo entiendo, yo hubiera sido uno de esos que se hubieran lanzado con la espada en alto por la ciudad... Y afortunadamente Andromeda estaba ahí para hacerme saber que no fuera tan descuidado.

—Necesitamos más provisiones— Eleve mi mirada del mapa y la observe. Su rostro cada vez mostraba más signos de cansancio, sus ojeras bajos sus bellos ojos se notaban más y más, y aquella sonrisa que tanto brillaba en esta oscuridad comenzaba a desvanecerse.

—¿Has dormido?— Pregunte enderezandome sobre la silla y la tomé de la mano para jalar de su cuerpo hacia el mio. Cuando estuvo entre mis piernas suspiro y negó —Deberías descansar por un momento.

—¿Descansar? Arthur, te estoy diciendo que las provisiones se están agotando y Tadashi trajo el último grupo de rescatados hace menos de un par de minutos— La obligue a sentarse en mis piernas, pero ella se separó cuando la iba a besar —Te recuerdo que estamos en público.

—¿Y no puedo mostrar mi amor por mi reina?— Sus mejillas se tiñeron de un color rojo intenso, haciéndome reír por su ternura. Acaricie su mejilla y en el acto cerró sus ojos —Descansa, yo me hago cargo de lo demás ¿Sí?

—No podré descansar aún si quisiera— Suspire sabiendo de ante mano que tenía razón —Unos caballeros llegaron heridos, y dos personas están graves— Suspiro y dejó caer su cabeza en mi hombro. Acaricie su espalda y mire a los habitantes que estaban siendo atendidos en el área de primeros auxilios provisional, un hombre estaba colapsando en una camilla y eso me alarmó.

—Quedate aquí— Me puse de pie y la deje sentada en la silla —No te muevas— La amenace con mi dedo. Rápidamente me acerque a ellos y aleje a los pocos habitantes que comenzaron a rodear la escena —Por favor, vayan a su estancia, nosotros nos haremos cargo. Necesitamos espacio— Unos hicieron caso y otros seguían absurdos mirando como el hombre se desangraba.

—¡Vayan a sus camillas, dejen esto a manos de los profesionales!— Agradecí que dos de mis hombres pusieran el orden y los alejaran. Me acerque a la mujer mayor de edad y me arrodillé a su lado.

—¿En que soy útil?— Me miró y después desvío su mirada a la herida del hombre.

—No quisiera molestarlo, mi rey— Negué y tome un trozo de tela.

—No es una molestia, quiero ayudar. Usted es sólo una y tiene a cinco hombres heridos, deje que la ayude— Me regalo una sonrisa y luego tomó un bold de agua.

—Gracias— Le entregue el trozo que tenía en manos y lo empapo, devolviendomelo —Haga presión en la herida, necesito hacer un par de suturas, pero falta hilo y aguja... Necesito ir por ellas— Asenti y le indique a un caballero que se acercara.

—¿Donde se encuentra el material?— La mujer observó al caballero, quien entendiendo mi petición se inclino hacia ella.

—Por allá, sobre esas cajas, es un pequeño molde de porcelana— El caballero asintió y corrió hacia la dirección que le indico. Por mi parte, veía como la tela comenzaba a ser manchada por la sangre del hombre —Necesito ver el estado de los demás ¿Puedo dejarle a cargo este hombre?

—Adelante— Se puso de pie y se dirigió a las otras camillas. Eleve la mirada y observe a Andromeda, quien hablaba con Tadashi y su semblante de seriedad no me advertía cosas buenas.

—Majestad— Baje la mirada y observe al hombre moribundo al cual estaba ayudando —M-m... Mi familia— Le regale una sonrisa.

—¿Estaban con usted?— Dejo caer su cabeza y asintió —Mandare a llamarlos en cuanto se recupere.

—N-necesito v-verlos— Escupió sangre, manchando en el acto mi ropa. La mujer corrió hacia mi y puso de costado al hombre, diciéndome que no retirara la mano de la herida.

Estaba aterrado, no iba a negarlo. Pero debía ayudar y el miedo ahora no era una opción para mí sistema —¿Se recuperará?— Le cuestione en cuanto el hombre volvió a ser recostado.

—Sí— El caballero por fin llegó con el hilo y aguja —Tal vez no quiera ver esto, pero comenzaré con la sutura— Aleje mi mano en cuanto me lo indico —Esta bien ahora, su majestad, puede retirarse si lo desea.

Me puse de pie y observe al hombre, le sonreí a la mujer y me aleje de ahí, caminando a las otras camillas. Un caballero tenía su mano vendada y su cabeza también —Buen trabajo— Elevó su mirada y sus ojos brillaron —Espero en verdad que te recuperes, caballero.

—Mi rey— Hizo una ligera reverencia —Gracias— Apreté su hombro sin aplicar mucha fuerza y me aleje de ahí por fin.
Tadashi me observó y fue cuando entendí la seriedad de Andromeda.

Su rostro llegó de sangre y su vestimenta desgarrada, se veía como si en cualquier momento fuera a colapsar —Tadashi— Me sonrió débilmente y bajó la mirada.

—¿En verdad me veo muy mal?— Soltó una ligera y dolorosa risa. Se inclino sobre la mesa apoyándose en esta, fue en ese instante que Andromeda se puso de pie y ambos lo ayudamos a sentarse.

—¿Qué fue lo que sucedió?— Le cuestione en cuanto por fin su cuerpo estuvo en reposo.

—Ese tipo— Hizo una mueca de dolor —Zeldris, de los diez mandamientos, se entero sobre lo que estábamos haciendo— Me tense en el instante y preste más atención a sus palabras —Nos atrapó en el camino...— Andromeda se acercó a él con vendas, algodón y alcohol, ni siquiera había puesto atención en que momento corrió por esos materiales. Se arrodilló frente a él, y comenzó a sanar las heridas en su abdomen —Perdí a cinco hombres y... Sólo fui capaz de salvar a diez personas de las treintas— Apreté mi mandíbula —Nos dejó moribundos, sin salida... Acorralados.

No hay peor temor que la pérdida de quienes amamos con todo el corazón

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No hay peor temor que la pérdida de quienes amamos con todo el corazón.

𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢 "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora