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Capítulo 02: Descanso.

[Andromeda]

Se había declarado toque de queda a las seis de la tarde y los únicos que podían salir eran unos cuantos caballeros, Arthur, Tadashi y Nanashi. Después de lo ocurrido con Tadashi, las siguientes secuencias de rescate habían sido canceladas y otras pospuestas.
Las personas no habían estado de acuerdo con eso, hubo en particular un grupo que se opuso al punto de que decidieron irse, y aunque tratamos de detenerlos, al final... Se fueron.

Entendía la frustración de aquel grupo, puesto que, necesitaban sacar del infierno a sus familias o amigos, pero ahora, justo ahora estaba en prioridad la seguridad de los que ya habíamos rescatado... Nunca se dijo que no volveríamos a los rescates, pero por el momento era mejor no levantar sospechas ante el mandamiento que recorría por las calles de Camelot. Nos pondríamos en peligro si saliéramos.

—Hey— Tadashi me habló, recargando sus codos sobre la camilla y girando a mi —No has dormido— Sonreí y me recargue en la silla, me encogi de hombros y observe a las pocas personas que seguían despiertas —Deberías hacerlo, hay caballeros Sacros vigilando y velando para que ustedes descansen.

—No lo haré hasta que Arthur regrese— Se mantuvo callado con eso, sabiendo que no me convenceria —A todo esto, tu también estas despierto.

—Porque me desespera verte despierta, no puedo dormir tranquilo sabiendo que tu no has descansado— Solté una risa y me sente a su lado. Acaricie su cabello y luego golpee su frente —Auch.

—Debería importarte poco lo que haga o no haga— Sus ojos verdes me analizaron y por fin se sentó en la camilla, quedando frente a frente conmigo.

—La verdad es que no me importa lo que hagas o dejes de hacer— Sonríe —Pero me preocupa tu estado de salud, no has dormido en días... No creas que no lo he notado.

—Da igual, no tengo mucho sueño— Rodó los ojos y se dejo caer en la camilla, jalando de mi brazo para que quedara acostada a su lado —Oye.

—Callate y duérmete— Suspire y me moví para estar más cómoda a su lado. Dejé que mi cabeza reposara en su pecho y deje mi vista en el fuego de la antorcha cercas a nosotros.

(...)

—... Gracias— Me queje al ser removida de mi lugar, y me aferre al cuerpo que me había tomado —Shhh— Bostece y talle mis ojos, por fin y con mucho cansancio los abrí y observe a Arthur —Hola— Tenia su cara mallugada, con un par de moretones y su labio abierto... Dejando de lado la sangre que caía por su frente.

—¿Por qué...?— Me beso callandome y me dejó sobre la camilla libre —Arthur— Lo llamé con advertencia.

—Estoy bien— Volvió a besarme, sentándose en la orilla de la camilla. Se quito los zapatos y luego se dejó caer sobre mi regazo, haciendo un puchero —Las cosechas están destruidas— Acaricie su cabello y toque el labio partido. Sus ojos se cerraron con fuerza y soltó un quejido —Auch.

—¿Qué pasó?— Suspiro y me miro, acariciando mi mejilla. Se levantó levemente, puso su mano en mi nuca y me obligó acercarme a él para besarlo.

—Hay que descansar ¿Sí?— Hizo un puchero —Por favor— Suspire y me hice a un lado, para que tomará lugar ahí mismo. Se acomodo y me abrazo a su pecho, acariciando mi cabello. A pesar de la poca luz que había, pude apreciar los rasguños de sus pectorales y como su abdomen comenzaba a tomar un tono morado.
Esa armadura pesada le impedía moverse con facilidad, y me hacía pensar que aunque lo protegía, algún día de estos lo llevaría a su final —Cierra los ojos.

Reí ante su comentario, hice caso y suspire, aferrándome más a su cuerpo. Comencé a bajar mi mano por su pecho y abdomen; y cuando estaba al borde de su pantalón, volvía a subir —Ten más cuidado, por favor.

—Siempre lo tengo— Soltó una risa ronca, eso era señal de que comenzaba a dormir —Me haces cosquillas— Su voz ahora también estaba ronca. Eleve mi mirada, encontrándome con sus ojos púrpuras mirándome y sus labios se curviaban en una sonrisa —Ya duerme, estas peor que un bebé.

—Callate— Me alce un poco y lo bese, para después acostarme sobre él y dormirme.

(...)

—Muchas gracias, majestad— Sonreí y acaricie la mejilla del bebé dormido —En verdad, perdón por molestarla con esto.

—No es ninguna molestia— La tranquilidad con la que el pecho del niño bajaba y subía, junto con su inocencia y paz me hacían sonreír con alegría —Me gustan mucho los bebés— Escuche reír a la mujer.

—Deduzco que por la situación, usted y el rey han dejado de lado el pensamiento de un heredero ¿No?— Mis mejillas ardiendo me indicaron que me había sonrojado por las palabras de ella.

—N-no... Quiero decir... No lo habíamos hablado, de hecho, no lo habíamos pensado— Reí con nervios —Ni siquiera hemos pensado en casarnos.

—Oh— Se rio y tomo mi mano —Ustedes serán los mejores reyes de todos los tiempos, créame majestad, casados o no, serán los mejores.

—Gracias— Arthur estaba conversando con Tadashi a lo lejos y se le veía bastante alegre.
Tener una familia a su lado no me desagradaba, pero aún somos muy jóvenes para eso. Quiero decir, tenemos una responsabilidad muy fuertes al ser los reyes de Camelot, y traer otra responsabilidad más delicada que todo un reino, traería consecuencias... Sólo pienso que aun no es nuestro tiempo, y si el destino quiere en un futuro otorgarnos una familia, se lo agradeceré.

—Jamás había visto un amor tan joven y fuerte como el de ustedes— Sonreí suspirando atontada.

—Majestad— Nanashi llegó para romper esa burbuja que había creado con la paz y tranquilidad —Necesitamos planear el siguiente golpe— Le sonreí asenti.

—Gracias por este momento y sus palabras— Entregue el pequeño cuerpo del bebé a su madre.

—Gracias a usted, mi reina, por regalarme de su tiempo y su paciencia— Le sonreí y camine a lado del espadachín, hacia la mesa de estrategias.

—Gracias a usted, mi reina, por regalarme de su tiempo y su paciencia— Le sonreí y camine a lado del espadachín, hacia la mesa de estrategias

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Muchas veces el destino ya está escrito, pero está de nosotros si tomamos un borrador y lo reescribimos.

𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢 "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora