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-¡No!- decía Sirius mientras dormía- ¡parad ya!

Estaba sudoroso y tenía una expresión de terror en la cara, no paraba de menearse, como si quisiera huir de algo.

-Sirius- le intentó despertar James.

-¡No!, no le hagáis daño,- seguía diciendo el chico- a ella no...

-Canuto- dijo Remus mientras le meneaba.

-Canuto despiértate, porfavor.- cuando James dijo esto, Sirius paró de hablar, y poco a poco fue abriendo los ojos.

-¿Qué pasaba Sirius?- le preguntó Peter asustado.

-He tenido una pesadilla, con mis padres y Voldemort.- dijo Sirius mientras miraba alrededor de la habitación.- Estaban usando la maldición cruciatus contra mi y... no me acuerdo de quién más.- Mintió, sabía perfectamente que era Amanda pero el chico no quería revelar sus sentimientos.

-Bueno, tranquilo, solo ha sido un sueño- le dijo James- ahora cambiémonos, pongámonos el hechizo y bajemos a ver la broma- dijo con una sonrisa.

Y así lo hicieron, cuando bajaron a la sala común, las chicas les estaban esperando.

-Os habéis puesto el hechizo, ¿no?- les preguntaron Remus y James.

-¡Claro!- exclamó Lily- no quiero ser víctima de lo que sea que vaya a pasar.

Todos rieron y bajaron corriendo al Gran Comedor, donde se encontraron solos por unos segundos, y la puerta se abrió con todos los alumnos de la escuela llevando en brazos a Severus Snape.

-Ahora comienza lo bueno...- murmuró Sirius.

Todos los alumnos pusieron a Snape en medio de todos y comenzaron a hacerle reverencias mientras Malfoy y Lestrange gritaban

-¡Quieres mi shampoo!- decía Malfoy.

-¡Toma mi shampoo!- añadía Lestrange.

Y de repente, comenzaron a caerle botes de shampoo a Snape mientras todos los Slytherins bailaban zumba.

-¡Ahora lávate el pelo Quejicus!- dijo Remus riéndose.

De repente, cayó líquido por todo el comedor, hizo que a todos los alumnos se les pasara el efecto de la poción, y que sin saber que había pasado, volvieran a la normalidad, Snape tiró los botes de shampoo al suelo.

-¡Eh Snape!- dijo Amanda- ¡No los tires y lávate el pelo, joder!- esto causo la risa de los chicos y Lily, y él, aprovechando que era shampoo, lo cogió y se lo llevó a las mazmorras.

-Esto no ha acabado aquí...- murmuró James.

Las clases pasaron rápido, como siempre, y los seis esperaban ansiosos la hora de cenar.

-Esperemos que Quejicus se haya duchado hoy- dijo Sirius mientras se sentaba en el la mesa de Gryffindor.

-Puede que no, eso lo explicaría todo- añadió Lily riendo.

-Remus- le murmuró James al licántropo para que le hiciera caso- ¿a ti el sueño de Sirius no te ha dejado un poco preocupado?

-Sí, James, a mi también. Estaba pensando en ir a hablarlo con Dumbledore- murmuró Remus.

-Te acompaño.

Y cuando acabaron de hablar, se sentaron en la mesa y esperaron impacientes.

Se abrió la puerta del Gran Comedor, dejando ver a un Severus Snape con pelo rosa y con ira en todo el cuerpo yendo hacia la mesa de Gryffindor.

James y Lily, tal vez funcione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora