Ya era lunes, ya habían acabado las clases, y los chicos estaban en la sala común, todos menos Raquel, que estaba en el despacho del director...
-Hola padre, hola madre.- dijo Raquel, estaba desconcertada '¿por qué sus padres venían aquí?
-Hola hija.- dijeron los dos.
-Señorita Ross,- dijo el señor Dumbledore- he de informarle, que sus padres tienen la intención de que se vaya de Hog...- Dumbledore no pudo acabar, pues Raquel ya sabía lo que iba a decir.
-¿Por qué?- les preguntó con un tono elevado, apretaba las manos de la ira que sentía, no quería irse de Hogwarts.
-Es lo mejor.- dijo su padre.
-¡No!- Raquel estalló- ¡No es lo mejor, es lo peor! Aquí están mis amigos, aquí he aprendido, aquí está mi equipo de quidditch... esta es mi casa, no me voy a ir.
-Hija, entra en razón porfavor...- le dijo su madre con lágrimas amenazando con caer por su rostro.
-Dadme una razón,- dijo Raquel- una buena razón.
-La gente con la que te juntas,- dijo su padre- no son sangre pura, o si lo son, son traidores.
-No tengo las mismas creencias que vosotros.- dijo Raquel, con ira en su voz- ¡Son magos igual! Sean o no hijos de muggles, ¡llevan sangre en sus venas! Y sobre los "traidores" que decís vosotros... tan solo piensan de la misma manera que yo.
-¡Raquel Ross!- exclamó su padre, notaba calor en su cara por el enfado que sentía- ¡¿Acabas de decir que eres una traidora a la sangre?!
-Sí.- dijo Raquel, y su padre empuñó la varita, dispuesto a atacarla, pero Dumbledore se adelantó y se puso delante de Raquel.
-Ya han oído, Raquel no se va a ir, y mientras esté en Hogwarts, es mi deber protegerla, señor Ross, baje la varita.- dijo Dumbledore con voz severa.
Patrik Ross, sabiendo que no tendría nada que hacer contra Dumbledore, bajó la varita.
-Si así lo quieres,- dijo la madre de Raquel- nosotros nunca hemos tenido una hija, y tú olvídate de tus padres, te has convertido en la nueva Sirius Black.
-Me parece bien.- dijo Raquel, dejando a sus padres con la boca abierta.
-Señores Ross, les pediría que se fueran de Hogwarts.- dijo Dumbledore haciendo que se fueran.
-Entonces... ya no tengo padres.- dijo Raquel cuando se fueron, intentando asimilarlo mientras se sentaba en una silla.
-Lo siento mucho señorita Ross.- dijo Dumbledore.
-Raquel, Raquel mejor.- dijo ella amablemente.
-Vale Raquel,- dijo Dumbledore- usted sabe ya el problema de Voldemort, ya que lo explicamos. Creo que esa es la explicación al comportamiento de sus padres.- dijo Dumbledore- Ellos están de su lado.
-Entonces... ¿voy a tener que luchar contra mis padres?- dijo Raquel sin poder creérselo.
-No lo harás sola.- dijo la voz de Remus detrás suya.
Cuando Raquel se giró, se encontró con todos sus amigos, y se le escaparon las lágrimas, ellos eran lo único que ella tenía. Raquel abrazó a Remus y sus otros amigos tomaron asiento.
-Quería comunicarles, que el domingo, Alice y yo estaremos en la sala de los menesteres, a las 17:30 para enseñarles hechizos de lucha, para la Orden.
-¡Perfecto!- dijo James y los demás asintieron.
Cuando salieron del despacho del director, James cogió a Lily del brazo mientras la llevaba con él.
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James y Lily, tal vez funcione.
FantasyLos merodeadores con sus travesuras, Lily Evans, la perfecta prefecta con su comportamiento excepcional, y en el mundo mágico, una fuerza oscura cogiendo poder.