cap 20| unos anuncios y otras cositas

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Pov Jennie

Entramos en el centro y me sorprendo de que sea un ambiente tal calmado. Increíblemente huele a caramelo y no se siente tan opresivo como me imagine.

Caminamos en un silencio, no incomodo, pero creo que es más por el hecho de que estoy afectada por eso de tener que dejar a mi madre aquí. Pero debo hacerlo si quiere mejorar.

Los ojos comienzan a llenarseme de lágrimas y bajo la cara para que Manoban no lo noté. No quiero que me vea llorar. Solo sé que voy caminando pero en mi mano se posa una piel que conozco. Lalisa me ha dado la mano.

Me giro para mirarla y solo aprieta un poco mi mano para hacerme saber que está aquí conmigo. No puedo creer que de todas las personas que conozco, sea ella quien me está dando consuelo. Y lo más sorprendente es que de ella es la única que quiero recibirlo.

Mejor no sigo pensando porque puede que empiece a rumiar parrafadas.

Llegó a recepción y me dicen que la ambulancia que la trae desde el hospital llegará en unos minutos. Finiquito algunas cosas y luego me siento con Lisa en la sala de espera. — tu madre va a mejorar. Ya lo verás.— dice rompiendo el silencio.

Suspiro— es lo que espero. Por ella y mis hermanos haria todo. Hasta dar mi vida si es posible.— asiente. Mientras pone una mano en mi hombro y me hace que me retraída contra el suyo.

Nos quedamos así por un rato y la recepcionista nos llama para que recibamos a la ambulancia. Salgo con Lisa a mi lado, todavía estoy sorprendida de que esté aquí. No esperaba que nadie me acompañase. Jisoo no podía porque iba a trabajar y bueno yo no tengo muchos amigos. Así que cuando le mandé el mensaje a Lisa, no espere a que respondiese. Creo que me sentí mal por tratarla de esa forma la noche anterior.

Bajan de la ambulancia a mi mamá que está sedada, un doctor la acompaña y lo reconozco como él que la atendió la noche de su más fuerte sobredosis—bunas tardes señorita kim— dice apenas me ve.

Manoban se tensa a mi lado— buenas tardes, doctor— dice sin dejarme a mi responder.

— me tomé la libertad de acompañar a su madre, me comprometo mucho con mis pacientes por lo que me pareció que debía venir con ella. Espero que no se moleste.

Por Dios, que bello— no claro no, muchísimas gracias por tomarse tantas molestias.

—no son ningunas molestias— me guiña y Lisa se pone en gesto de estúpida, que le pasa?

— mi prometida y yo estamos muy agradecidas con usted— Jesús, porque esta mujer debe ponerme como su prometida siempre que puede? Parece que quisiera decírselo a todo el mundo y restregarme en la cara, que me gano.

— es mi trabajo, ahora quisiera terminar de arreglar unas cosas para que quede todo listo. Mi esposa es una de las enfermeras de aquí y ella sabrá que hacer — mi boca cae abierta. Está casado, ahora que miro su mano tiene un anillo en la izquierda que no había visto cuando nos conocimos.

Me giro hacia Lisa y veo su cara que es todo un poema— que te pasa?

Vuelve a su postura natural (a su normal cara de estúpida) — nada.

Caminamos detrás del médico y nos deja en una habitación que es donde estará mi mamá. En ese instante llega una rubia despampanante vestida de enfermera. Debe ser la esposa del doctorcito. Parece alguien que combinará con él — buenas tardes— me giro de nuevo hacia Lisa y se ve a simple vista que quedó con la boca abierta. Claro, como no. Si Lisa no puede ver una rubia y de paso enfermera, porque en vez de pensar con el poco cerebro que tiene, piensa con los dedos y su poronga.

•°𝑻𝒖 𝒚 𝒚𝒐?... 𝑱𝒂𝒎𝒂𝒔!°•  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora