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El día de la madre fue agradable, lo que le hizo pensar que en parte, aunque sea en una pequeña, lo había sido gracias a ella. La florista. Pensó en pasar por su local el lunes pues no volvería a ser un lugar desconocido nunca más y así fue. 
Al llegar a la escuela vio que la florería estaba cerrada, supuso que abriría más tarde así que entró y luego de saludar a sus alumnos empezó la clase. Parecía que era un día tranquilo y con un poco de diversión con los niños. Se sentía bien dando clases, algo dentro de él era feliz cuando de dar clases y enseñar se trataba por lo cual todos los días se enamoraba de su trabajo. Amaba la educación. 
Luego de la hora del almuerzo las clases siguieron y los niños oían atentamente lo que Thomas les enseñaba y eso lo hacía muy feliz. Pocas horas después, la hora de la salida llegó y al salir la vio. Se veía tan linda mientras trataba con los clientes en la vereda, siendo tan amable y alegre con ellos y la sonrisa dulce que les regalaba. Era un ángel. Se le escapó una sonrisa a medida que pasaban segundos allí de pie, y sin querer seguir siendo muy obvio sin que ella lo notara se dirigió a su auto estacionado en la esquina de la calle mirándola por unos instantes. Aún seguía charlando con los clientes mientras él seguía en la puerta de su auto con las llaves en su mano a punto de entrar. De repente, ella se despide de todos con una amplia sonrisa achinando los ojos y va a ingresar al local, pero entonces, se detiene. Él observa confuso hasta que, ella voltea y lo observa a lo lejos regalándole la sonrisa reciente y moviendo su mano a los lados saludándolo para después ingresar algo sonrojada. Él, desconcertado, le devuelve el saludo. Lo había notado todo este tiempo y él parecía un idiota, logrando que se sonroje al igual que una granada. ''Genial, ahora soy un psicópata'' se dijo para sí mismo para luego irse a su casa. 
Parecía que una gran ansiedad le recorrió el cuerpo y su estómago tenía una fiesta ahí dentro. Intentó distraerse un poco así que encendió la radio para luego sonar ''Killer Queen'' de Queen, su banda favorita, la cual dicha letra le recordó a ella. 

''She's a Killer Queen
Gunpowder, gelatine
Dynamite with a laser beam
Guaranteed to blow your mind
Anytime

Drop of a hat she's as willing as
Playful as a pussy cat
Then momentarily out of action
Temporarily out of gas
To absolutely drive you wild, wild
She's all out to get you

She's a Killer Queen
Gunpowder, gelatine
Dynamite with a laser beam
Guaranteed to blow your mind
Anytime

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Wanna try?
You wanna try''


¿Realmente quería? ¿Realmente podría gustarle con tan solo verla y además, conocerla tan poco? Ni él sabía si podía ser así. Parecía un adolescente en lugar de un adulto y todo aquello lo confundía un poco. Ella parecía tan fresca, natural y alegre que iluminaba aquella esquina que nunca había notado hasta ahora.
Llegó a su casa y se dio una ducha para luego cenar. Entonces su mejor amigo, Arthur, lo invitó a un club. Esto ya tenía tintes de buscar chicas. 
Una vez allí los dos se pidieron unos tragos y se quedaron charlando un rato mientras Arthur y sus ojos rastreaban chicas para ambos, pero entonces dos chicas los invitaron a bailar y ellos aceptan, sobretodo Arthur quien estaba colado por una de ellas. Thomas pensó que tal vez estaba mal no haberle hablado de la chica de la florería, aunque no había pasado algo entre ellos para realmente hacerlo, pero debía hacerlo, sin saber cuándo exactamente. Mientras bailaban pensaba en lo pésimo que eran los ingleses para bailar a veces esas canciones pero debía admitir que las chicas que bailaban de forma algo sensual con ellos eran preciosas. Una de ellas era rubia y la otra morocha, pero por más preciosas que eran no se sentía atraído por en lo absoluto, lo cual le extrañó. 
Tiempo después cuando la música cambió se sentaron en uno de los sillones con nuevos tragos en mano cada uno para así charlar un poco. Aunque lo negara, Thomas estaba un poco distraído al pensar en la chica de la florería, se sentía extraño por esto y se preguntaba por dentro por qué no podía evitar hacerlo, aunque intentaba no parecer tan obvio. Para su mala suerte, Arthur lo notó, pero no le hizo ninguna pregunta. 
Antes de irse, las chicas les dieron sus número, y a pesar de resistirse gentilmente inventando excusas baratas, igualmente lo tomó, aunque sabía por dentro que no la llamaría. Se dirigieron al auto de Thomas y entonces, Arthur lanzó la bomba.

—Es genial que nos hayan dado sus números, ¿no lo crees? —Thomás se dedicó únicamente a sonreírle como respuesta—. ¿La llamarías, no?

—Tal vez no, amigo. No lo creo. 

—¿Acaso estás loco, T? ¡Esas dos chicas eran diosas griegas!

—Lo sé, eran preciosas, pero Arthur ninguna de las dos no son mi tipo de chica que tal vez estoy buscando.

—Así que ¿ahora tienes un ''tipo''? Bien, entonces ¿cómo es tu tipo, amigo?

Comenzó a describirle el tipo de mujer con la que le gustaría salir y se dio cuenta que estaba describiendo a la chica de la florería y se detuvo para no seguir hablando, y tampoco dejar que él sospechara nada. Lo cual Arthur dio por entendido el mensaje y le volvió a recordar que no debía olvidar que ambos eran cazadores de presas al acecho, haciéndole entender que no sospechaba de nada y le produjo un gran alivio. No hizo caso a lo que le decía su amigo aunque igual se rió de eso junto a él y luego de dejarlo en su casa regresó a la suya, cansado. Pensando al acostarse si se estaba volviendo loco por todo eso.

Por una corazonadaWhere stories live. Discover now