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Mantuvo una distancia corta entre ellos y cuando Nicole terminó de saludarlos tomó su mano y lo presentó como su novio. Él estrechó su mano con ambos con una sonrisa a lo que ellos se la devolvieron. Parecían personas agradables.

—Estamos encantados de conocerlo finalmente, mi nombre es Martin Ruten y ella es mi esposa Isabel Ruten.

—Es todo un placer conocerlos.

Se sentaron en una de las mesas a comer algo y allí se quedaron platicando, éstos le preguntaron de su trabajo, sus hobbies, edad —a lo que no les molestó en absoluto— y demás. Se sorprendieron, en el buen sentido, de su trabajo ya que los padres de Nicole decían que era algo muy honrable y bueno, por lo que se sintió totalmente halagado, estaba tranquilo ahora. Parecían estar muy a gusto con Thomas lo que lo hizo feliz al verlos tan alegres con él, les había mencionado que la familia le importaba mucho y tanto Martin como Isabel no podían estar más de acuerdo. Nicole sonreía por cómo hablaban con él, lucía radiante de tanta felicidad y por debajo de la mesa tomaba su mano.
Luego de un rato pasearon los cuatro. Thomas veía cómo ella y su madre se emocionaban por las flores a la vez que él hablaba con su padre, Martin. En un momento, ya un poco lejos de ellas éste se sinceró con él.

—Mira Thomas, sé que están saliendo hace poco tiempo con mi hija y recién te conocemos, pero te diré algo; sé cuando alguien no es de fiar al momento de verlo, y ¿sabes qué? No tuve ese sentimiento cuando Nicole nos presentó, al contrario, me pareciste un hombre gentil y espero no haberme equivocado. Pero también espero que no lastimes a mi hija, lo digo porque soy su padre y como todo padre quiero lo mejor para ella, que sea feliz. 

—Señor Ruten, le prometo —éste lo corrigió—. Quiero decir, Martin, le prometo que soy un hombre gentil y quiero hacer feliz a su hija, no deseo otra cosa que su felicidad.

Su padre le sonrió y le dio palmadas en el hombro como en gesto de agradecimiento y le devolvió su sonrisa como aceptación y luego de la exhibición se despidieron con los padres de Nicole y ambos se fueron a la casa de Nicole ya que ella lo invitó a quedarse.
Estando allí notó lo increíble que lucía su casa, todo alrededor tenía el toque de ella. Nicole le ofreció algo de beber para luego darle un recorrido por su casa hasta llegar a un living donde un piano se hallaba cerca del sofá blanco. Él amablemente mientras se sentaba en el sillón le pidió si podría escucharla tocar algo, pero Nicole le decía que le daba vergüenza y después de varias súplicas de Thomas que la hicieron reír ella cedió y como un niño pequeño se sentó más cerca de ella inclinado hacia delante.

—¿Qué te gustaría escuchar?

—Lo que más te guste.

Respiró profundo cerrando los ojos y comenzó a tomar una dulce y suave pieza llamada ''Hallelujah'', sus manos con cada toque en las teclas parecían hacer magia y su voz era el canto de la sirena más preciosa de la mitología griega, ahora se sentía como los hombres de Odiseo. A Thomas se le iluminaron los ojos al oír su dulce voz cantando la canción, se sintió hipnotizado por su voz y por la pasión que ella transmitía al hacerlo, la contemplaba con ojos cerrados ahora, pero aún así sintiendo cada nota y palabra. Cuando terminó de tocar y se volteó a verlo Thomas estaba boquiabierto con una sonrisa haciendo que se sonroje. 

—Nunca había oído tanta belleza como lo que acabo de ver contigo.

—Creo que exageras un poco, Thomas.

Se volvió a sonrojar, pero podría jurar que se parecía cada vez más a un ángel. Quería pedirle un favor.

—Nicole, ¿crees que puedas tocar ''And I love her'' para mí?

Algo emocionada.—Sería un placer, pero debes cantar conmigo.

—Bien, lo intentaré. Pero que sepas que canto pésimo.

Rió y las teclas se volvieron mágicas otra vez. Ambos cantaban al unísono, Thomas no dejaba de mirarla en ningún momento mientras lo hacían, los ojos brillantes de Nicole se encontraban por momentos con los suyos en partes como ''a love like ours could never die, as long as I have you near me'' y ''I know this love of mine will never die''. Al terminar la canción tomó su mejilla y plantó un dulce beso en sus labios rosados tan adictivos.
Tiempo después ambos prepararon la cena juntos y se quedó para ésta, le parecía que la idea de cocinar juntos era otra de las actividades favoritas que le gustaría hacer cada día con ella, pero al ver la hora decidió que finalmente volvería a casa así que se despidió de ella con un beso y un ''hasta mañana'' y se fue.


Por una corazonadaWhere stories live. Discover now