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Finalmente se cumplía el segundo aniversario de noviazgo de Thomas y Nicole y su corazón se le salía del pecho, ya había planeado por días todo para ese día junto a ella, una breve llamada con Arthur lo afirmó aún más.
Era sábado, Thomas pasaría a buscar a Nicole en una hora a que irían a un lugar a cenar. Así que se puso el reloj que ella le había regalado junto a una camisa blanca y un saco ligero negro al igual que sus zapatos y pantalón de vestir y es marchó cuando faltaban pocos minutos para pasar por ella. 
Una vez allí y al verla cruzar la puerta de la casa sentía que los ángeles andaban por la Tierra cuando la vio lucir su vestido blanco largo de seda con breteles con brillantes y cuello buche, tenía un tajo del lado izquierdo a la mitad de su pierna, traía pendientes algo largos de tres corazones plateados. Además de su cuello colgaba el collar de rosa que le había obsequiado y el brazalete de dijes. En sus pies tacones altos de color negro y su bolso de mano que combinaba con su vestido. En sus ojos una sombra marrón con sus pestañas negras y largas y sus labios tenían un tono rosado nude. Estaba incandescente, preciosa, deslumbrante como la estrella más brillante del cielo de la noche más oscura. En un suave movimiento la acercó a él.

—Si estoy en el Edén me alegra de que seas el ángel que vino por mí a la Tierra.

Ella con una sonrisa posa un dulce beso en sus labios y así se subieron al auto para irse. Thomas no le había dicho realmente a dónde irían.

—Cariño, ¿ahora me dirás a dónde me llevarás?

—Oh, no. No quiero arruinar la sorpresa. Pero, lo bueno es que lo sabrás pronto.

Pasó un largo tiempo cuando finalmente llegaron a un estacionamiento y Thomas estacionó el auto. Bajaron del auto y comenzaron a caminar mientras Nicole lo seguía. Entonces habían llegado; el muelle del Río Támesis. Había una larga fila de personas mientras subían una por una. Nicole parecía no poder creer lo que veía a medida que iban adelantándose conforme avanzaba la fila al crucero. Cuando subieron, Thomas mencionó sus nombres y un joven los llevó a una mesa junto a la ventana que tenía la hermosa vista de Londres iluminada por la noche. Se sentaron y al cabo de un tiempo la comida comenzó a llegar mientras que una banda llegó llenando el crucero de maravillosa música para sus oídos. Thomas se sentía feliz al verla tan sonriente e impactada aparentemente por la sorpresa. Nicole seguía observando el lugar.

—Estoy encantada con todo esto, Thomas, pero no tenías que hacerlo. Sabes que no importa si estamos en una mansión o en una isla mientras esté contigo.

—Lo sé, pero al ser un día tan especial como este y al estar al lado de una persona tan especial como tú merecía esto y mucho más —le dijo tomando su mano por encima de la mesa—. Además, no hay una sola vez de que haya demostrado que fuera al contrario.

Los ojos de Nicole se iluminaban con sus palabras de la emoción como dos brillantes luceros. Le regaló una sonrisa dulce la cual ella le respondió por igual y continuaron charlando mientras probaban la comida. Observaban las vistas que la ventana les podía ofrecer mientras que en su interior sentía que sería una noche inolvidable para ambos.

Por una corazonadaWhere stories live. Discover now