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Durante el horario de clases Thomas pensó en cómo resultaría el plan que había aceptado de parte de su amigo. Cuando finalmente era hora de irse salió y una vez estando en la puerta de su auto dio un último vistazo a la florería; vio a Nicole con una ligera sonrisa en su rostro, eso le partió el corazón, pero de alguna manera lo motivó a seguir adelante con lo planeada. Se subió a su auto y manejó hasta una florería algo alejada donde compró un ramo de peonías rosas, que en una de sus salidas le había mencionado que eran sus favoritas, y en una tarjeta le escribió ''Perdón por haber sido un idiota. Thomas'' y la colocó dentro del ramo. Regresó hasta su casa aprovechando que aún seguía en el trabajo y las dejó en la puerta para así marcharse.
Una vez en su hogar decidió tomar una ducha fría para relajarse un poco, pues los nervios lo estaban matando por dentro al pensar qué sucedería. 
Cenó y nada pasaba. Miró televisión y nada pasaba. Bebió una cerveza en la cocina y nada pasaba. Se dio por vencido, tal vez había fallado el plan y había tirado las flores. Entonces, cuando se preparó para irse a la cama su celular sonó. Era ella. Realmente no esperaba esa llamada haciendo que dude si debía contestarle, pero de igual manera lo hizo. Temía por hablar.

—¿Nicole?

El tenso y corto silencio se rompió.—Si has sido un idiota —contestó en un tono tranquilo. Admitía que extrañaba oír su voz.

—Lo sé, lo lamento, Nicole.

—Aunque... reconozco que mi reacción tampoco fue muy buena que digamos.

—Tal vez.

Ambos rieron, se sentía bien luego de notar que no había salido todo tan mal como pensaba. Ahora su alma y su corazón encontraban un poco más de paz. 

—Creo que yo también te debo una disculpa, Thomas.

—Está bien, Nicole. Pero, ¿tú podrías perdonarme también?

—Creo que luego de tal detalle podría hacer ese sacrificio.

—Gracias, en serio gracias —rió luego de sentirse aliviado.

—¿Por qué?

—Pues, pensé que no volveríamos a hablar otra vez después de lo que pasó esa noche.

Un silencio se presentó en la llamada. Sus respiraciones podían oírse levemente, pensaba que luego de lo ocurrido no tendría que desperdiciar más tiempo. Ahora diría lo que quería decirle realmente.

—Nikki...

—¿Sí?

—No dije en serio lo de esa noche.

—Lo sé, aunque me dolió que lo hicieras. Pero, aún así, podía ver en tus ojos que era mentira.

—Me siento en paz al oírte decir eso, no sabes cuánto.

Sabía que tanto él como ella sonreían del otro lado del celular aunque no dijeran nada entonces. 

—Me alegra que hemos vuelto a hablar, que estemos bien.

—A mí igual.

—Creo... que será mejor que descansemos, mañana debemos trabajar.

—Cierto. Pero, ¿Thomas?

—Dime.

—Ahora puedo descansar bien.

—También yo. Que tengas dulces sueños, Nikki.

Y al finalizar la llamada, se acostó a dormir con una gran sonrisa en sus labios, sus sueños junto a ella volvieron a aparecer al igual que su cara sonriente pues el plan había funcionado a la perfección y ahora podía estar en paz, ya que sentía que la había recuperado y esta vez, no pensaba echarlo a perder. Había llegado el momento de actuar y tomar las riendas.

Por una corazonadaWhere stories live. Discover now