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El tiempo pasó junto a los días también y con ésto llegó julio. Era al fin el horario de salida del trabajo, luego de aquella vez que las cosas se habían arreglado entre él y Nicole sus llamadas y conversaciones volvieron a ser constantes. Tenía una gran noticia para darle así que tomó un sobre que tenía guardado en su guantera y se dirigió hacia la florería junto a una sonrisa en sus labios entró. Se notaba que su buen humor estaba por las nubes.
Allí estaba ella, acomodando flores tan hermosa como siempre. Parecía que no lo había notado allí pues seguía de espaldas.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlo? —se volteó. Le mostró una gran sonrisa al ver que era Thomas—. ¡Hey! Perdón, no sabía que eras tú.

—Está bien, Nikki —sonrió—. Oye, tengo una sorpresa para ti.

—¿Una sorpresa? Oh, Thomas...

—No, no. Cierra los ojos y sin hacer trampas, eh. Confía en mí.

Le entregó una sonrisa junto a una mirada pícara antes de cerrar los ojos y esperar. Thomas le indicó que extienda sus manos a él y entonces así posó el sobre en éstas.

—Ahora, sí. ¡ Ábrelos!

—Vaya, ¿qué será? —lentamente abre el sobre y dentro de él descubre el tesoro de un pirata ante sus ojos: una entrada para ver ''Orgullo y Prejuicio'' al teatro al aire libre esa noche. Estaba sin habla—. Thomas... ¿por, por qué?

—Hace unos días al ver esto en el periódico recordé cuando me contaste que tu libro favorito es Orgullo y Prejuicio y pensé que sería una gran idea en ir a verla.

—Pero aquí hay solo una.

—Dos —respondió sacando la suya del bolsillo—. Yo también tengo la mía.

Los ojos de Nicole brillaban, como si su alma también lo hiciera y se reflejara en ellos. Tenía la sonrisa más bonita y llena de dulzura que le había conocido. Se derretía por dentro.

—Thomas... Gracias, en serio. No sabes lo feliz que estoy ahora.

—No es nada y también fue un placer. Oye, paso por ti a las 21, ¿está bien?

Ella asintió y sin esperárselo según su mirada, él le dio un beso en la mejilla antes de partir corriendo extasiado de felicidad. 
Horas después ya en su casa estaba listo para ir por Nicole; lucía unos zapatos marrones junto a un jean blanco, una remera a rallas horizontales blancas y azul marino y una campera del mismo color a éste último. Mientras conducía estaba feliz, pero igualmente nervioso pues hoy tenía algo pensado que hacer. No había marcha atrás. Unos minutos después llegó y tocó su puerta. Tardó en salir así que se apoyó apenas en su auto cuando allí la vio salir parada frente a él, mirándolo con algo de timidez en sus ojos, pero aún así lucía risueña al igual que el ángel más hermoso que habitaba la ciudad de Londres con una falda por arriba de las rodillas algo ajustada  de un color verde ceniza, un top blanco con breteles y una campera color celeste pastel junto a sandalias con tacones de color negro. Sonríe al verla y entonces luego de saludarse mientras él recupera el aliento subieron al auto y se dirigieron hasta allí. 
El viaje no era tan largo, comieron algo antes en los puestos de comida antes de que empiece la obra que habían por ahí y cuando las luces finalmente comienzan a bajar fueron a sus respectivos asientos para ver la obra, aunque él por dentro, tenía unos nervios que le hacían sudar las manos y deseando que todo saliera bien esa noche. Durante la mayoría de la obra Thomas la observaba cada tanto de reojo y alcanzaba a ver cómo reía, lloraba de la emoción, sonreía a gusto y disfrutaba de la obra. Él también lo hacía, pero sobre todo su mente vagaba en lo que sucedería tal vez en breve y demás. 
Una vez que terminó y todos aplaudieran a los actores, le ofreció dar un paseo por el lugar y ella aceptó, estaba por empezar.  

Por una corazonadaWhere stories live. Discover now