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Sana POV

Salí por el garage, caminé por el pequeño espacio que había entre el coche de mi mamá y la pared para alcanzar mi bicicleta.
-¡Mamá, la encontré! ¡Te veo después!
Grité mientras trataba de sacarla, pues estaba atorada en la montaña de basura que tenemos.
-¡Cuídate!
Respondió mi madre desde el interior de la casa.
Logré sacar la bicicleta y la desempolvé un poco para que no ensuciara mis pantalones rotos azul cielo.
Me monté con el deseo de que funcionara y ¡Seguía funcionado!
-Vamos, no me falles ahora. ¿Okay?
Hablé con mi bicicleta, como si tuviera vida.
Al salir vi que Jimin, mi vecino, estaba sentado en su jardín frontal. Al parecer esperaba mi salida.
Rápidamente se levantó para tratar de interrumpir mi partida.
-¡Sana! ¿Podemos habl-
Comenzó a exigir pero le levanté el dedo de en medio mientras pedaleaba a toda velocidad.
Nada iba a arruinar mi buen humor y menos, un idiota.

Seguí pedaleando con la esperanza de que mi mochila no se cayera en el camino y cuidando que mi sudor no ganara la batalla contra mi perfume.
Al llegar a la casa de Dahyun, dejé mi bicicleta unos cuantos metros atrás para que no notara que venía en bicicleta.
Traté de recuperar el aliento y vi mi reflejo en un auto estacionado para asegurarme de mi imagen.
-Okay, puedo hacerlo.
Suspiré profundamente y me acerqué al 125.
Toqué el timbre y esperé.
Salió una amable señora, supongo que era su madre.
-¡Oh, tú eres la amiga de Dahyun!
¿Sana?
Preguntó, abriéndome la puerta de su casa completamente para que yo entrara.
-Soy yo. Mucho gusto, señora.
Le di una sonrisa pequeña y la saludé correctamente. Entré a su acogedor hogar.
-¡Ya voy!
Escuchaba unos pasos apresurados provenientes del segundo piso y la voz de la capitana.
Mis nervios hacían que mis manos sudaran.
-Dahyun me habla mucho de ti, qué gusto conocerte.
Expresó su madre mientras me servía un vaso con agua.
¿Qué? Dahyun hablando de mí...
-Igualmente y gracias por el agua.
Dije sin saber con qué continuar la conversación.
No pasó mucho tiempo para que se escucharan las pisadas rápidas de las escaleras y al fin, Dahyun se apareció.
-¡Sana!
Dijo con mucha alegría, parecía como si no me hubiera visto en años. Fue lindo. Noté que quería abrazarme pero algo la detuvo.
-Mamá, muchas gracias. Iremos a la sala.
-Claro, yo iré por mientras al súper mercado. ¿Necesitan algo?
Preguntó su madre amablemente.
Ambas contestamos al unísono.
-No, gracias.
Entonces la señora se fue, dejándonos solas.

-Hiciste falta hoy. No vi a nadie tomar fotos.
Dahyun expresó mientras caminábamos hacia la sala.
-Yo también te extrañé... digo, extrañé tomar fotos. Ya sabes... fotos. Sí, ejem.
Oh no, aquí vienen mis fallas al sistema central del cerebro por el amor.
Nos sentamos en un sillón grande y cómodo mientras nos mirábamos frente a frente.
-¿Cómo te sientes ahora? ¿Quieres vomitar? Por qué si es así, te muestro el baño, no quiero que arruines mi sillón eh.
Dahyun bromeaba, haciéndome reír mucho.
-No, me siento muy...
Fingí aquel sonido que hacemos antes de vomitar y Dahyun se asustó, yo reí a carcajadas.
-¡SANA!
Dijo con un puchero tierno que me hacía derretir.
-Es broma, estoy jugando contigo tonta.
Reí.
-¿Comenzamos?
Dije al sacar mi libreta con las preguntas y mi lápiz para anotar.
-Lo que tú me digas, yo haré.
Dahyun expresó.
-Bien, serán preguntas fáciles y rápidas. Nada fuera de lo normal, ¿te parece?
Mencioné con un nudo de nervios en la garganta.
La capitana se acomodó el cabello de una manera muy... es difícil de expresar.
-Me parece.
-Em, okay. Primera pregunta, ¿te gusta alguien o tienes novio?
Pregunté con curiosidad... ¡Era una verdadera pregunta! Tenía que saber si era un terreno viable para luchar.
Dahyun comenzó a reír y su cara de confusión se hacía presente.
-¿Qué?
-Es una pregunta, ¿no?
Me defendí.
-¿Esto saldrá en el anuario? ¿Si me gusta alguien o tengo novio?
Seguía burlándose de la pregunta que hice, en realidad; sí me había pasado de la raya un poco mucho.
-Es broma, sigo jugando contigo. ¡Era para romper el hielo!
Intenté argumentar pero obviamente fallé en el intento así que ambas nos encontrábamos muriendo de risa en su sala. No sé por qué pero sentía que el tiempo nos pertenecía y ahora, lo estábamos deteniendo para nosotras.
-¡Ya ya! No tengo novio... y tampoco me gusta alguien. Aún.
¡Esa respuesta necesitaba! Tenía que mantener un rostro de póquer, no debía ver mi felicidad interna por su respuesta.
-Antes había un chico, íbamos por buen camino...
Dahyun de repente se tornó seria y miró hacia la ventana con vista al jardín, dejándome admirar su perfil perfectamente detallado.
-¿Qué sucedió? Claro, si se puede saber.
Pregunté con curiosidad, tal vez su respuesta rompería mi corazón.
-Me estaba engañando con una de las jugadoras del equipo. No éramos novios, pero estábamos en algo. ¿Sabes?
Dijo con tristeza. En ese momento yo quería saber quién había sido el idiota que no había aprovechado tenerla a ella como pareja. Lo que yo daría... ¡Hombres!
-Es un idiota, de eso estoy segura. Mírate, ¡Eres la mujer perfecta!
Mencioné con impotencia, haciendo que Dahyun regresara la vista hacia mis ojos.
-Eres demasiado linda, gracias... pero mírate a ti. Fotógrafa, artística, esos ojos que tienes. Eres afortunada.
Al escuchar sus palabras, sentí una fuerte corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Sentí que mi autoestima voló al cielo y que mi corazón saltaba a mil por hora.
-Bueno bueno, a lo que veníamos. Ya, sin juegos. Primera pregunta.
Regresé el tema, antes de que mi rostro se pusiera rojo como tomate.

Nos perdimos en la conversación, nos conocimos. Hablamos de historias, experiencias, dolores y sonrisas. Gustos, disgustos y hasta de pesadillas y sueños. Más allá de la entrevista, se volvió una conversación infinita en donde ella y yo éramos las protagonistas. El cielo cambió de colores, el sol se escondió y nosotras ni lo habíamos notado por qué el universo estaba en nuestras propias palabras.

-Bien, creo que es momento de irme. Mi madre me matará si llego más tarde.
Corté la conversación.
-¿Qué? ¡No, quédate un rato más!
Dahyun colocó una de sus manos en mi rodilla, haciendo que el toque me erizara la piel.
-Quisiera pero no puedo. Es más, te invitaré a un café o una hamburguesa en Rockstars. ¿Aceptarías?
Ofrecí.
-A donde sea contigo, Sana.
Sonrió y me contagió.
Dahyun me guió hasta la puerta principal para despedirnos.
-¿No quieres que te lleve a tu casa? Está oscuro.
Dijo preocupada.
-No, no te preocupes. Mi coche está por allá estacionado. Pero gracias, Dahyun.
-Puedes decirme Dubu.
La chica agregó.
-Bueno, Dubu. Ha sido el viernes más interesante del mes.
La capitana del equipo no dudó ni un segundo y se lanzó entre mis brazos.
Mi corazón latía tan fuerte que sentí que ella escuchaba mis latidos.
-Gracias por venir. ¡Au revoir!
Dijo en francés.
-¡Oh, ¿con que sabes hablar francés, ma chérie?
Expresé con un acento francés lleno de « g », haciéndola reír por milésima vez.
-Un poco, ahora ve. Se te hará tarde.
Nos despedimos normal hasta que ella cambió las reglas del juego.
-Mejor despidámonos como lo hacen en Europa, ya que tanto hablamos en francés.
-¿Cómo?
Pregunté desorientada.
La jugadora se acercó y lentamente se acercó a mi mejilla izquierda para depositar un beso. Después se dirigió a mi mejilla derecha, cruzando por mis labios de una manera tan cercana que sentí el deseo incontrolable de robarle un beso. Se creó una tensión pesada.
-Nos veremos el lunes.
-Hasta el lunes.
Dije con lentitud, había quedado hipnotizada por la corta distancia que compartimos hace unos segundos.
-¡Au revoir!
-¡Au revoir!
Decíamos mientras yo me alejaba y ella cerraba la puerta.

Tomé mi bici y pedaleé lo más rápido que pude para gastar la electricidad que sentía dentro de mi cuerpo, grité.
-¡El mejor día de mi vida!

SHE (saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora