28. (+18)

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Dahyun POV

Así fue, desperté a los gritos del entrenador. Habíamos llegado a nuestro destino y era momento de bajar nuestras maletas para llevarlas a nuestro cuarto de hotel y descansar.
Desperté a Jeongyeon con muchísimo trabajo, tiene el sueño muy pesado.
-¡Llegamos! ¡Despierta!
Le decía mientras le picaba el brazo o le movía el cabello. Ella solo se quejaba sin abrir los ojos, me daba mucha gracia.
Al fin nos bajamos del camión, aproveché para estirarme un poco. Bajamos nuestras maletas y recibimos unas cuantas órdenes del entrenador.

Entramos al hotel y escogí como roomie a Jeongyeon. Nos entregaron la llave del cuarto y subimos a él. Era un hotel de carretera, no era la gran cosa pero estaba bonito. Hoy teníamos el día libre así que podíamos ir a visitar la ciudad o escoger quedarnos en el hotel. Las horas pasaron y mis compañeras decidieron ir a una plaza cercana para dar la vuelta.
-¿Vienes?
Preguntó Jeongyeon mientras se arreglaba frente al espejo.
-No lo sé, Jeong. Me siento muy nerviosa, tengo que concentrarme y pensar en muchas cosas para el equipo.
-Ah, D. Siempre con tus ideas locas. Te servirá de relajación, para distraerte un rato.
La jugadora insistió pero aún así lo negué pero agradecí la invitación.
-Diviértanse, pero no demasiado.
Le advertí mientas ella salía del cuarto de hotel.
Aproveché para llamar a Sana por teléfono.

-¡Hola!
Dije con emoción cuando me contestó.
Ella me respondió con la misma energía.
-¡Hey, tú! Oye, ya me había asustado. No me habías avisado que llegaste.
Dijo.
Yo mientras daba la vuelta por el cuarto.
-Perdóname, hermosa. Hemos estado ocupadas.
Traté de redimirme.
-Entiendo, ¿Qué tal todo?
Preguntó.
-Un cuarto de hotel bonito pero sin nadie con quien compartirlo por ahora. Mi roomie se fue a pasear con el equipo.
-¿Y tú? ¿Por qué no fuiste?
Sana preguntó.
Yo me lancé a la cama y miré hacia el techo.
-Quería concentrarme... pero también quería platicar contigo.
-Aw, ¿qué tal va la concentración?
-Mal, no sé si pueda dormir. Son las seis de la tarde y me siento la persona más inquieta del mundo. Quiero estar contigo.
Respondí mientras buscaba con mis piernas las partes frías de la sábana de mi cama.
-¿Puedo confesarte algo?
Sana se tornó seria.
-Siempre.
Contesté.
-Pero no sé, siento que pensarás que soy una loca o algo por el estilo.
Respondió con nervios.
-¿Qué? ¡Yo jamás te juzgaría, tonto! Eres la persona que más amo.
Le confesé.
-Bien, te confesaré algo que yo hago cuando me siento... intranquila.
-Okay, dime.
Respondí.
-¿Alguna vez te has masturbado?
Preguntó así de golpe... me sentí nerviosa por qué yo jamás lo he hecho.
-No... aún.
Entrelacé mis piernas.
-Bien, ¿estás sola? Yo te ayudo.
Preguntó Sana.
-Sí, bueno espera.
Me levanté rápidamente y cerré nuestra recámara con seguro.
Volví a la cama.
-Paso uno, desvístete.
Sana convirtió su voz en una grave, ronca... me ponía.
Obedecí absolutamente todo lo que me decía.
-Ajá...
Susurré al teléfono.
-Imagina una situación que te excite, de preferencia conmigo.
Sana bromeó al teléfono y claramente, lo primero que pensé fue en ella acercándose a mí en este cuarto de hotel.
Sana comenzó a dejar indicaciones sobre cómo tocarme y las seguí a la perfección mientras me imaginaba que ella me estaba haciendo suya.
Yo seguí haciéndolo con más fuerza y con velocidad. Sentía la humedad de una ducha a vapor en su punto más caliente y me sentía bien... creo que acabo de romper un miedo que sentía de hacerlo. Se sentía muuuuy bien.
Mi espalda se arqueaba mientras escuchaba la voz de Sana al teléfono, mi imaginación hacía de la situación un cien por ciento mejor y mis manos hacían todo el trabajo.
Pequeños gemidos se me escapaban al teléfono y Sana expresaba lo excitada que estaba por escucharlos.
-No puedo esperar a que sea contigo.
Respondí con la voz agitada y entrecortada.
Estaba a punto de llegar al límite, sentía que mis piernas se contraían y que el placer se apoderaba de mi cuerpo como un rayo de luz entre mis venas.
Me controlaba el placer.
-¿Llegaste?
Escuché la voz de Sana y mis piernas ya estaban temblando por la fuerza que sentí explotar dentro de mi cuerpo.
A penas si podía respirar con normalidad.
-Llegué.
Dije entre jadeos y Sana me confesó que lo hizo al mismo tiempo que yo... eso me hizo estremecer mientras acariciaba mi cuerpo y mordía mi labio inferior, definitivamente esto haré para dormir.

SHE (saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora