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Sana POV

-Un último ajuste... "Redactado por Minatozaki Sana, fotógrafa escolar y miembro del comité de anuario."
Escribí sobre el viejo teclado que tenía entre mis manos. Me acomodé los lentes y aprecié el hermoso legado que dejará Dahyun en esta página de su entrevista. Logré plasmar su alma en esta hoja, todos sus sueños, mensajes y sus logros como la capitana de fútbol más adorada del campus; lo refleja mi trabajo. Me levanté de la sille y grité.
-¡Maldita sea Sana, eres una genio!
Aplaudí mi trabajo con euforia, claro que todos los presentes me miraron con confusión. Ellos no sabían que puse todo este esfuerzo por mi novia, así que no me importaron sus reacciones.
Sentí la mirada de Jimin, quería acercarse a hablar conmigo pero sé que es tan cobarde que no lo logrará.
Me volví a sentar, después de estirar mi cuerpo.
-Momento de guardarlo en mi USB, oh sí Sana, eres genial.
Decía inventado una melodía en mi mente.
Abrí mi mochila, metí la mano entre mis libros y una que otra manzana podrida por ahí.
-¿Uh? ¿Dónde la dejé?
Susurré mientras intentaba hacer memoria antes de caer en pánico. Seguí buscando en todas las pequeñas bolsas que tenía mi mochila y solo encontraba más basura.
-¡No,no,no!
Llevé mis manos a la cabeza, como si eso fuera a ayudarme a recordar mejor.
-¡Ya no eres una genio, Sana!
Traté de regañarme a mí misma, ¡Estaba furiosa!
-¡En cinco minutos quiero todas las USB en mi escritorio! Mañana imprimiré el anuario completo y lo tendremos muy pronto entre nuestras manos. ¡CINCO minutos!
Gritó el profesor B antes de tomar de su taza de café. Sus palabras solamente me pusieron más nerviosa, quería llorar de los nervios. ¡No estaba mi maldita USB por ninguna parte!
No alcanzo a ir a mi casa, si no entrego mi trabajo, no será publicado y eso decepcionaría mucho a mi novia. ¡Todo se irá a la basura!
-Piensa...piensa...
Susurré mientras golpeteaba mis dedos al escritorio de madera.
-¿Pasa algo?
Preguntó mi vecino de computadora y desafortunadamente, de casa.
-Nada, no te metas en lo que no te importa.
Le contesté con agresividad a Jimin, sí me sentí mal por haberlo hecho.
-Tienes esa cara de cuando se te olvidó o perdió algo. Te conozco, Sana.
Jimin comenzó a ser amable conmigo y hasta cierto punto, me pareció lindo que recordara esos pequeños detalles de mí.
-¡No! Estoy muy feliz por haber terminado mi parte.
Contesté con un rostro facial tenso.
-¡Dos minutos!
Gritó el profesor y mi corazón se salía de mi pecho.
-Bien. Felicidades.
Jimin dejó de hablarme y seguí mirándolo discretamente. Sacó una usb negra y la conectó a su computadora, guardó su trabajo.
No lo hagas, Sana.
No lo hagas.
-Jimin... yo sé que-
Vociferé con timidez.
Lo hiciste Sana.
-Hm... no estamos en nuestro mejor momento, pero hicimos una promesa. Siempre nos vamos a apoyar, ¿cierto?
Traté de convencerlo.
-Claro, yo no rompo mis promesas.
El chico se veía enojado, actuaba como nefasto. Sus palabras tenían rencor.
-¡UN minuto!
Gritó el profesor mientras se levantaba para ir por las memorias de todos.
-¿Podría guardar mi trabajo en tu USB? ¡Por favor, olvidé la mía! ¡Te lo pido!
Le supliqué con los ojos llorosos.
En ese momento, un mensaje de Jeongyeon llegó a mi celular.

Jeongyeon: Sana, Dahyun se lesionó en el entrenamiento... no es tan grave pero necesita ir al hospital. No quiere que vaya nadie con ella, más que tú. ¿Puedes venir ahora?
4:27 p.m.

Al leer su mensaje, me infarté. Algo le había pasado a mi chica, tenía que ir urgentemente. Pero también debo entregar mi trabajo, no sé qué hacer. ¡ALGUIEN AYÚDEME!
-¿Todo bien?
Preguntó Jimin.
-No. Nada está bien. Necesito confiar en ti por una última vez. ¿Puedes guardar mi proyecto? Necesito irme ahora.
Me levanté rápidamente y noté que Jimin asintió a mi indicación. Todavía quedaba algo de buen amigo en su interior.
-Cuenta conmigo. Ve, ya.
Él me brindó confianza así que me levanté rápidamente del escritorio, tomé mi mochila y salí corriendo para ayudar a Dubu.

Jimin POV

Sana se fue de inmediato así que me senté enfrente de su computadora. Analicé el documento y creí que le hacía falta algo.
-¿Y tu compañera?
Preguntó el profesor B con unas cuantas memorias en la palma de su mano.
-Ah, tuvo una emergencia. Y créame, yo fui testigo. Esta vez sí es verdad.
Le aseguré al profesor.
-Bueno, ¿tienes su trabajo?
Preguntó.
-Dice que le falta un pequeño detalle. No tardará en editarlo y entregárselo. Es más, yo mismo vendré en su lugar a darle la USB en quince minutos. ¿Le parece?
Traté de convencerlo y él solo me miraba con una mirada desafiante.
-Bien, sólo por qué confío en ti. Estaré en la sala de maestros. Búscame.
El profesor siguió en lo suyo así que guardé el trabajo de Sana y lo pasé a mi computadora personal. Necesitaba ponerle ese detalle que le falta a su entrevista.

SHE (saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora