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Dahyun POV

Sana: Baño, ahora. No tengo mucho tiempo.
12:19 p.m.

Leí el mensaje en mi pantalla mientras estaba en clase de filosofía. Una parte de mí quería ignorar ese mensaje y evitar ese tema de conversación a toda costa pero mi conciencia me decía lo contrario. Levanté la mano y pedí salir al baño, salí del salón de clases.

Caminaba por el pasillo y cada vez que veía el letrero de "Baños" con la flecha indicadora, mis pulmones dejaban de funcionar correctamente. Por un momento pensé en salir corriendo pero no, debía enfrentar mis errores.
Entré al baño que creo que se ha vuelto nuestro punto de reunión y Sana estaba a punto de irse. La entiendo por qué tomé 10 minutos en decidir si ir o no.
-Hola.
Dije al casi chocar contra su cuerpo en la entrada.
-Llegaste. Pensé que no lo harías.
La fotógrafa dijo a media sonrisa. Nadie estaba enojado con nadie, solamente teníamos que aclarar todo.
Fácil.
Nos pusimos frente a frente y esperamos a que alguna de las dos soltara la primera palabra.
-Okay, ¿Qué pasó el fin de semana?
Sana dijo con incertidumbre, ella suele ser muy directa así que no me sorprendió que fuera la primera en hablar.
-Fuimos a la fiesta, estuve con Jimin. Después dormimos en mi casa.
Sí, omití el pequeño detalle del beso.
-No. Te estás olvidando de la verdadera razón por la que estamos aquí.
Sana, siempre tan sutil.
-Bien, nos besamos. Fin de la conversación.
Admití aunque me costaba hacerlo.
Me miré al espejo del lavamanos y traté de distraerme con arreglar mi maquillaje pero Sana me pidió que le pusiera atención por un momento.
-Te hice una confesión fuerte.
-Sí, que estás enamorada de mí pero sé que solo estabas un poco borracha, la situación ameritaba algo así.
Agregué.
Sana me miró con confusión.
-Dahyun, lo que te dije es verdad. Estoy enamorada de ti.
Su mirada penetró mi alma, eran tan honestas sus palabras que hasta mi nombre se sentía seguro en su boca.
-No, San-
-Estoy enamorada de tus ojos cuando brillan al hablar sobre fútbol, de tus sueños tan grandes, de tus chistes malos. Estoy enamorada de nuestra amistad y también de tu cabello cuando cae después de que lo amarres por horas para poder jugar. Amo cada detalle sobre ti y te amo a ti.
Sana tenía los ojos rojizos, parecía que tenía tiempo guardándose este sentimiento y sé que no había sido fácil. Pero la forma en la que me pone atención, nadie lo había hecho nunca. La forma en la que habla sobre mí, es la misma en la que yo hablaría de ella...
Sana se acercaba cada vez más a mí, eliminando los centímetros de distancia entre nuestros cuerpos.
-Dime algo, por favor.
Me pidió a susurros.
Yo estaba rindiéndome ante sus labios perfectos, esos labios que quería que me volvieran a besar como esa madrugada.
-No sé que decir.
Susurré también.
-Dijiste que te volvía loca, de verdad no puedo olvidarlo.
Seguíamos a sólo un paso de besarnos.
-Lo dije por qué es cierto, Sana.
Ambas cerramos los ojos mientras sentía como ella posicionaba sus manos en mi cintura, haciéndome estremecer.
-¿Qué pasa con Jimin? ¿Tú y él-
Preguntó Sana.
-A veces deberías de aprender a guardar silencio.
Puse mi mano en su mandíbula y moví todo su cuerpo para que nuestros labios se juntaran de nuevo.
Volví a sentir ese remolino de emociones en mi estómago, sentí cada roce, cada mordida, cada todo.
Volvimos a saciar esa hambre que teníamos, esas palabras que teníamos pendientes las convertimos en besos.
Sana quitó el cabello de mi cuello y aprovechó para atacarme con lentitud. Me hacía apretar su espalda con un poco de fuerza.
Se sentía tan bien, era muy difícil de explicar qué relación teníamos entre ella y yo, y más por qué yo no estoy segura de lo que siento por ella. No sé si nuestro amor sea recíproco.
Seguimos aprovechando el tiempo que nos quedaba a solas en aquel lugar donde nos sacamos las primeras sonrisas y donde descubrimos como sonaban nuestras voces.
De pronto, le pedí que se detuviera.
-Sana no, esto está mal.
Me separé de ella y volví a cubrir mi cuello con mi cabello.
-¿Por qué lo dices, hermosa?
-Los amigos no deberían besarse de esta manera.
Vociferé con culpa.
-¿Entonces qué somos?
Preguntó Sana.
-Si lo supiera, te lo diría.
Contesté a su pregunta y salí del baño a paso veloz.
Intenté peinarme en el camino y acomodar el suéter de golf que traía puesto, estaba un poco fuera de su lugar.
Regulé mi respiración y seguí intentando procesar mis propios sentimientos.
No entiendo.

SHE (saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora