18. (2)

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Sana POV

Llegamos a su casa, comimos cereal con leche y tratamos de hacer el menor ruido posible para no despertar a sus padres.
Entramos a la recámara y a decir verdad, era bastante linda. Todo estaba perfectamente ordenado, con fotos de ella cuando era pequeña, jugando fútbol, había medallas y trofeos por todas partes. Era muy lindo, su recámara era muy ella.
-Siéntete como en casa.
Dijo amablemente y le agradecí el detalle.
Saqué mi pijama de la mochila para ponérmela y ella sacó la suya de su clóset.
-Ey, voltéate. No se vale ver.
Dahyun bromeó, pero aún así cada quien volteó a la pared que tenía enfrente. En mi pared, alcanzaba a ver el espejo que reflejaba su espalda desnuda pero aún con la tentación, no quise mirar.
-Bueno, supongo que tendremos que dormir en la misma cama. ¿Te molesta?
Dahyun preguntó mientras preparaba la cama para dormir y apagaba las luces, dejando que la luz de la luna iluminara la habitación tenuemente.
-Para nada.
Contesté.

Nos metimos entre las sábanas y cada quién volteó a su propio lado, dándonos la espalda.
Sentía que moría por dentro.
-Buenas noches, S.
-Descansa.
Ya íbamos a dormir pero Dahyun abrió una pregunta de discusión segundos después.
-¿Cuál secreto tenía guardado Jimin sobre ti?
Dahyun volteaba todo su cuerpo boca arriba, así que yo hice lo mismo.
-Es una tontería. Deberíamos dormir, que eso no te quite el sueño.
Contesté mientras cambié mi cuerpo hacia ella para verla de frente, ella espejeó mi movimiento.
-Nada sobre ti es una tontería.
Agregó con una sonrisa tierna.
No pude negarle una sonrisa.
-No sé si sea el momento adecuado para decirlo. Hablaremos luego, ¿te parece?
Intenté cambiar su mentalidad pero no, ella seguía firme en lo que quería. Y lo iba a conseguir.
-Es el momento perfecto, Sana. Estamos tú y yo, a solas. Tenemos privacidad y todo el tiempo del mundo. Bueno, hasta que salga el sol.
Tenía un punto, pero sabía que sí lo decía... la pijamada se volvería el momento más incómodo de la historia.
-¿Prometes no odiarme?
Le tendí mi dedo muñeco.
-¿Qué? ¿Robaste un banco? Siempre he pensado que tienes pinta de criminal.
Dijo bromeando mientras entrelazaba su dedo pequeño con el mío para hacer la promesa.
Intenté relajarme durante unos segundos y detuve el tiempo.
Miré el reflejo de la ventana iluminada de luz de Luna en sus ojos, observé cada detalle sobre ella, admirándolo y aprendiendo los caminos de su piel.
-Creo que estoy enamorada de ti.
Escupí las palabras directamente, de nuevo rogando que el poco efecto del
alcohol que tenía, me ayudara a olvidar.
Dahyun se sonrojó de inmediato pero no dejó de mirarme con una tierna sonrisa.
-¿Ahora vas a odiarme?
Pregunté.
-No. Voy a besarte.
Dahyun acercó su rostro al mío lentamente y colocó su mano en mi mejilla.
Se acercó cada vez más hasta que sentía su respiración chocando contra mí y me besó.
Atrapó mis labios como nadie lo había hecho nunca. Me besaba con pasión pero a la vez, sus movimientos eran tan dulces y suaves que me hacía estremecer de placer.
Comenzamos a besarnos desenfrenadamente, como si lo necesitáramos para vivir. Era un sentimiento que queríamos vivir pero no nos atrevíamos a hacerlo, nadie se atrevió a dar el primer paso.
Sus labios húmedos me estaban haciendo suya.
-Dah-yun-
Intenté pronunciar su nombre entre besos, haciendo que se detuviera.
-¿Qué pasa, todo bien?
Preguntó.
-Esto significa que ¿tú también sientes lo mismo por mí?
Pregunté con curiosidad, ¿por qué me había besado?
Dahyun pasó su dedo índice por mis labios irritados y me silenció con más besos. Las cosas subieron de nivel, nuestras piernas entrelazadas, yo tocaba su espalda baja y su cintura. Había gemidos leves entre nosotras.
Yo comencé a dar pequeñas mordidas a sus labios entre besos, dándole placer a la capitana. Seguimos profundizando los besos, seguimos amándonos de otra manera muy lejos de lo amistosa.
Necesitábamos saciar nuestra hambre.
Besaba su sonrisa con ternura pero escuchamos que tocaron la puerta de su cuarto e incluso la abrieron un poco.
Era su madre.
Nos quitamos del beso y fingimos estar profundamente dormidas mientras nuestra frecuencia cardiaca decía lo contrario.
Su madre cerró la puerta de nuevo y nos miramos durante unos segundos frente a frente.
-Estoy loca por ti.
Dahyun mencionó.

SHE (saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora