✨Capítulo 8✨

6.2K 477 22
                                    

—El joven Armando Quecedo me está esperando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—El joven Armando Quecedo me está esperando.

—Es una fiesta de compromiso, señorita. Si no me enseña su invitación, le pido que se retire.

Por más que trato de convencer a los de seguridad, estos simplemente me ven como si fuera un rufián que quiere colarse a este gran evento. Me ignoran, apartándome a un lado para que deje pasar a las personas elegantes con billetera gorda. ¡Aj! Estoy agotada mentalmente, no quiero hacer un escándalo, pero no me están dando más alternativa.

Lo peor es que Nando tampoco aparece.

—Necesito que me dejen entrar. —insisto una vez más— Soy trabajadora del hotel.

—Muestréenos su documento de identidad que le ha brindado la empresa.

—No lo he traído, pero...

—Entonces no hay nada que hacer, señorita. —vuelven a apartarme de la entrada— Nosotros solo cumplimos órdenes.

¡Estoy harta! Trato de pasar por encima de ellos, pero estos al ser más grandes y fuertes me sujetan del brazo. Como me he convertido en una fiera, presa de la ira porque no han sido capaces de darme luz verde, los muerdo logrando que me suelten e intento escabullirme hacia adentro. Nuevamente, pierdo la batalla al sentir que me cogen de la cintura y mis pies se van elevando... ¡Carajo! Tremendo espectáculo que estoy dando delante de toda esta gente rica.

— ¿Qué está pasando acá?

Armando ha dado señales de vida y yo ya estaba a punto de volver a usar mis dientes, las uñas si era posible. Él exige que me bajen y lo hacen rápidamente.

— ¿Te gusta ser el centro de atención?

— ¡Te dije que vendría! —le gruño— Llevo peleándome con estos por varios minutos. ¿Dónde estabas?

—Persuadiendo a mi tía en que no cometa una locura. —luce cansado— ¿Alguna idea de dónde podría estar él?

—Soy la última en enterarme que vendría hoy para su fiesta de compromiso. No puedo creer que continúen presionándolo en algo que él no piensa ceder.

—Ya se lo dijo a su madre, por ende, la bomba atómica explotó. —masajea su cuello— Nicolás se niega a casarse y mi tía le dijo que si no lo hacía..., se olvidara de la empresa de su padre.

Supongo que la Señora Yolanda al ver que Nicolás no es un hombre de palabra, es un inepto para dirigir los hoteles que tanto le costó al Señor Quecedo. Pero es que ¿Cómo puede obligar a su propio hijo a casarse con una mujer que no ama? Estoy seguro de que hay algo delicado detrás de todo esto.

—Es lamentable que le haya dicho una cosa así. —niego con la cabeza, estoy decepcionada— Nicolás siempre soñó en tomar ese mando y ahora, solo lo ponen entre la espada y la pared.

—Ahí es dónde entras tú. —lo miro confundida— Tienes que convencerlo en que deje de actuar como un berrinchudo, cumpla lo estipulado por su madre y haga crecer más la gran empresa que le dejó su padre.

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora