✨Capítulo 14✨

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— ¡Ángela! ¡Ángela!

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— ¡Ángela! ¡Ángela!

En momentos como estos quisiera ser sorda para así no estar escuchando sus gritos detrás de mí. Mandé al demonio a Sergio Torres sin importarme de que me despidieran al día siguiente. Tardé en darme cuenta de sus intenciones y me enoja el que haya sido tan estúpida de hacerle caso siendo arrastrada hasta aquí por él. Estaba claro que lo hizo a propósito porque de seguro estaba confabulado con la Señora Yolanda, con Armando, con mi madrastra, con mi padre...

Todos en contra de mí.

Todos en contra de lo que siento por Nicolás.

La llamada de Nando, la ocasión en ir a visitar la tumba de mi madre gracias a la "idea" de la bruja de Laura, el que la madre de Nicolás le mencionara a su socio en donde estaba su hijo...

Una telaraña de mentiras y solo para cumplirle el capricho a Camile.

Esa zorra que ni bien se percató de mi presencia, de mi desilusión cuando los vi besándose, formo una sonrisa de satisfacción que me provocaron unas ganas de romperle la boca.

¡Lo besó! ¡La muy perra tocó esos labios que eran solo míos!

— ¡Ángela, por favor! ¡Detente!

Tengo tanta rabia, cólera, impotencia. No soy capaz de mirarlo porque sé que romperé en llanto, ya me está costando contener las lágrimas y el resultado de aquello se denota en mis ojos rojos que no paran de arder. No puedo creer que el hombre que dijo solo amarme a mí haya tenido prácticamente una cita con ella y lo peor es que se haya dejado besar.

Dios, siento que muero.

—Angie...

Siento el tacto de su mano sobre mi muñeca. Ha logrado llegar hasta mí, pero como no estoy dispuesta a escuchar sus pretextos, me suelto bruscamente y giro para enfrentarlo. Agacho la mirada porque no quiero caer ante sus ojos, porque soy tan fácil cuando estoy frente a él. Porque a pesar de todo, lo amo como una demente. Puede herirme, traicionarme, y aun así lo seguiría amando.

Un amor tóxico que no se le desearía ni a mi peor enemigo.

— ¿Qué quieres? ¿No te bastó hacer trizas mi corazón en ese lugar?

—No es lo que...

— ¡Te vi! —exclamo y las lágrimas caen de golpe. Debo verme ridícula por estar llorando en medio de la calle, a la vista de los demás transeúntes— ¡Los vi besándose, así que no me tomes por tonta!

—Me tomó desprevenido...

—Y tu bien a gusto ¿no? —niego con la cabeza— Es irreal que me hayas hecho esto.

— ¡Jamás te lastimaría! —él me jala empleando más fuerza porque sabe que soy capaz de empujarlo. Me rodea con sus brazos mientras que yo lucho para que me suelte. No quiero caer, siento que lo odio y lo amo al mismo tiempo— Así tenga que cargarte para que me escuches... ¡Lo haré!

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora