✨Capítulo 18✨

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El Señor Torres estaciona su auto a una cuadra de mi casa

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El Señor Torres estaciona su auto a una cuadra de mi casa. No quería tener que darle explicaciones a mi padre y mucho menos escuchar los comentarios malintencionados de su mujer e "Hijita". Ya tenía suficiente con mi genio debido al pleito que tuve con Nicolás como para que pueda soportar a ese par de brujas. Decido agradecer a mi jefe el haberme traído, y sin más me despido de él para luego bajar de su auto.

—Por cierto... —me acerco a la ventana del copiloto— Quería que me diera permiso para ir mañana a la clínica. Un chequeo médico no estaría de más.

—Me parece buena idea.

— ¿Ósea que puedo llegar tarde?

—Tomate el tiempo que necesites. —él prende el motor— Cuídate.

—Muchas gracias.

Me quedo ahí hasta que su auto desaparece de mi vista.

Comienzo por caminar y al mismo tiempo me quedo pensando en esa foto. Quise preguntarle el parecido, pero sentí que solo iba a quedar en ridículo. Si lo hubiera hecho era como si estuviera indagando sobre su vida personal y lo que menos quisiera sería que piense que estoy interesada por él. Imagino que al tener aun su foto es porque no la ha olvidado, el recuerdo de su esposa sigue presente y eso es algo de admirar. Como dicen: "Uno se casa una vez en la vida". "Uno solo ama una vez". Para algunos son tonterías, pero para otros embobados como yo...

—Angie...

Ay, Dios. Creo que ya estoy alucinando con la voz de Nicolás. Es imposible que él ande por aquí, no hay forma de que su nivel de toxicidad haya llegado tan lejos y no le importe ser visto por las locas.

— ¡Ángela!

No, no es una alucinación.

Me doy la vuelta y tengo que parpadear varias veces para confirmar que no estoy soñando. Él sigue en traje. Está claro, que saliendo del hotel ha conducido hasta acá y solo para verme o cerciorarse que ese hombre me haya dejado sana y salva.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —lo suelto de golpe. Sigo enojada— ¿Has venido a ver si he regresado a casa y no estoy por otros rumbos con mi jefe?

—No le digas jefe fuera del horario.

—Pero lo es. Así como tú eres el Joven Quecedo.

—Soy tu novio y el amor de tu vida.

— ¿En serio? —me cruzo de brazos— Dime otro chiste.

A Nicolás le cambia todo el semblante. No quería ser dura con él, pero me sentía tan herida por su desconfianza que era difícil controlar mi lengua. Quería que sienta como me sentí yo en ese momento, quería darle los motivos necesarios para que en verdad no confíe en mí.

—Escúchame...

—No puedo. —finjo que chequeo la hora de mi celular— Como lo sabe mi horario de trabajo acabó, así que...

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora