✨Capítulo 11✨

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Si Nicolás a las justas soportaba de que otro hombre se me acerque o me toque, no quería ni imaginar si alguien se atrevía a propasarse conmigo

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Si Nicolás a las justas soportaba de que otro hombre se me acerque o me toque, no quería ni imaginar si alguien se atrevía a propasarse conmigo. Bueno, ahora no solo me lo estoy imaginando, sino que estoy presenciando como el futuro presidente está moliendo a golpes a su aun socio extranjero.

— ¡Detente, por favor!

Trato de persuadir a que lo suelte, se ha detenido, pero lo tiene agarrado del cuello. No quiero que esta situación llegue a oídos de algún medio, tengo temor de que alguno de los comensales esté grabando este penoso hecho. A Sergio Torres no deja de sangrarle la boca, lo peor es que no se queja, es más lo está disfrutando y eso me fastidia.

— ¡¿Por qué carajos besó a Ángela?! —grita Nicolás.

—Solo quería confirmar algo, es todo.

— ¡¿Y fue necesario besarla?!

—No tuve más opción.

— ¡Seguiré rompiéndote la boca! ¡De esta manera no volverás a tocarla!

—Sigue haciéndolo, no voy a detenerte.

¡Este hombre se volvió loco!

Todo esto es mi culpa, sino hubiera venido nada de esto habría llegado muy lejos. Ahora solo me queda pensar en lo que debería de hacer para alejarlo de aquí... Claro, es esta la única solución.

— ¡Son unos malditos idiotas! —exclamo y miro a Nicolás— ¡Será mi jefe, pero no mi dueño para que venga a golpear a todo el mundo! ¡Renuncio!

Salgo del restaurante intentando no tropezarme con estos tacos que ya me están produciendo ampollas en los tobillos. Camino por esas calles que desconozco, algo desconcertada porque no sé cómo rayos volveré a mi casa. Espero que él haya caído en la trampa...

Sus pasos se escuchan detrás de mí. ¡Sí! ¡Cayó!

—Angie, espera. —él me toma del brazo, deteniéndome y dándome la vuelta para encararlo— ¿A dónde crees que vas sola?

—Sabía que vendrías por mí. —sonrío y me suelto de su agarre para rodear su cuello con mis brazos— Sé que nunca me dejarías irme sola.

— ¿De qué estás hablando? —frunce el ceño— ¿Estabas actuando?

—Era la única manera de separarte de ese señor. ¡Ya le habías roto la boca!

— ¡¿Y?! —sigue furioso— ¡Es poco de lo que se merecía por haberte tocado sin tu consentimiento! —acuna mi rostro con sus manos— Y no tiene nada que ver el que yo sea tu novio porque no te considero una propiedad a quién le debes lealtad. Nadie tiene porque pasarse de la raya contigo, mereces respeto y si ese idiota no lo sabe, pues aquí estoy yo para demostrárselo a punta de puñetes. Mientras estés a mi lado, de mi depende de que seas intocable.

Quiero decir algo, pero él junta mis labios con los suyos. Su tacto me deja en silencio, disfrutando del momento en que puedo deleitarme con ese manjar que acelera mi corazón. Nicolás sabe cómo derretirme con sus palabras, si decía que era un tóxico de mierda pues sí lo era, pero a su manera. Me cuida, me protege, estoy tan segura en sus brazos que solo deseo permanecer siempre a su lado.

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora