✨Capítulo 9✨

6.6K 409 25
                                    

La luz de la mañana cubre mi rostro, froto mis ojos antes de abrirlos y cuando logro hacerlo, me encuentro a un Nicolás dibujando sobre un sketchbook

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La luz de la mañana cubre mi rostro, froto mis ojos antes de abrirlos y cuando logro hacerlo, me encuentro a un Nicolás dibujando sobre un sketchbook. Esta tan concentrado que no deja de mover el lápiz, no se ha percatado de que he despertado, por lo que me quedo contemplándolo, soltando suspiros porque ya estoy perdidamente enamorada de él, y no es que no lo haya estado antes, sino que esta vez se siente de una manera diferente.

Después de lo de anoche, dudo mucho que pueda sacarlo de mi piel, de mi corazón. No podré amar a nadie más que no sea él, mi único amor a quién deseo tenerlo atado a mi hasta el último día de mi vida.

Nuestras miradas se cruzan. Él deja de dibujar cerrando su sketchbook para luego hacer una señal de que me acerque más. Sin dudar, me incorporo aun desnuda y me acomodo sobre su entrepierna. El simple tacto me eriza la piel y no puedo contener en unir mi boca con la suya.

Nicolás detiene el beso.

— ¿Qué has estado dibujando que te tenía tan pensativo?

—Algo.

—Dime o mejor, muéstramelo.

—No está terminada. —aparta a un lado mis cabellos y deja un beso húmedo sobre mi cuello—Mejor comencemos el cuarto round.

Muerdo un poco mi labio inferior. ¡Dios! Es inevitable no sentir deseos por este hombre que no solo me tiene loca de amor, sino que me excita tanto que temo volverme una adicta a él.

—Dime que me amas... —murmura sin dejar de repartir besos en mi clavícula— Necesito oírlo.

— ¿Por qué?

—No lo he escuchado durante diez años.

—Lo oirás a partir de ahora hasta que seamos unos ancianos.

— ¿Es una promesa?

—No. —lo miro fijamente, perdiéndome en sus ojos de color zafiro— Es un maldito juramento.

Me lanzó contra su boca, mi lengua toca la suya y nos hundimos en un beso pasional que moja mi parte íntima. No lo pienso mucho, levanto un poco la pelvis y dejo que su miembro se introduzca dentro de mí. Comienzo por moverme de arriba hacia abajo mientras que él no deja de apretar mis pechos con sus manos. Apego mi frente con la suya soltando gemidos desesperados que me humedecen más, y es que sus jadeos contra mi piel son cosa de otro mundo.

—Me encantas, Ángela. —susurra cerca de mi oído dándole una leve mordida a mi lóbulo.

Es imposible dejar de balancear mis caderas, que Nicolás apriete mis glúteos me prende más. Jamás pensé que tendría todo este tipo de sensaciones con él, esos que te encienden, que te hacen desconocerte porque si fuera por mí me quedaría en su cama para hacerle el amor hasta quedarme sin aliento. El orgasmo se avecina, saboreo sus labios antes de sentir el escape de su eyaculación.

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora