✨Capítulo 19✨

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Embarazada, embarazada, embarazada

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Embarazada, embarazada, embarazada.

¿Cómo es posible que yo...? No. Este doctor ha de haberse confundido de muestras, y es que es algo imposible que yo esté llevando un hijo en el vientre. Tomo pastillas anticonceptivas, sé que no son cien por ciento seguras, pero nunca he olvidado tomarlas. No es que no anhele tener un bebé del hombre que amo, sería mi más grande sueño, sin embargo, no es el momento adecuado y mucho menos a mis veinticuatro años.

— ¿Está seguro, doctor? —él arruga sus cejas— ¿No se habrán confundido de resultado?

—No, Señorita Ruiz. —niega— Nuestro laboratorio está capacitado y tienen bastante cuidado al organizar todas las muestras de los pacientes. Si no se siente muy segura de su resultado, déjeme hacerle algunas preguntas.

—De acuerdo. —el cuerpo me tiembla y mi corazón ya colapsó— Láncelo.

— ¿Cuándo fue su última menstruación?

—La última fue...

Trato de recordar.

Decido chequear mi celular ya que soy de las que apuntan al tener unos cólicos horribles, por lo que prefiero prepararme unos días antes con todo lo necesario para no quedarme tumbada en la cama.

Me fijo que no hay nada escrito este mes, paso al mes anterior y...

—Oh, no...

— ¿Ya recordó?

—Bueno... —trago grueso— La última fecha fueron los primeros días del mes de Julio.

—Eso significa que usted debe tener siete semanas. —él apunta y siento que voy a desmayarme— A estas alturas ya debe de escucharse los latidos.

— ¿Latidos?

—Los de su bebé. —suspiro— ¿Quiere escucharlos?

No me siento preparada.

Si calculo el tiempo de embarazo, eso significa que pasó la primera vez. Genial, pierdo mi virginidad y Dios me envía de regalo un hijo, un precioso niño o niña de cabello azabache con ojos azules...

¡Despierta, Ángela! No es hora de alucinar.

—Doctor, me cuesta asimilar lo que está diciéndome.

—Si me dice que es virgen y que esto es una obra del espíritu santo, puedo pensar que si hubo una equivocación con sus análisis.

—No estoy negando el que haya tenido intimidad con mi novio, es solo que yo sí tome la pastilla del día siguiente.

— ¿Lo hizo dentro de las veinticuatro horas?

—Sí... —me quedo pensando— Digo...

— ¿Sí o no?

Demonios.

Ya no tiene caso seguir en negación cuando acabo de darme cuenta de que esa puta pastilla lo tomé después de dos días. Es penoso estar reclamando algo que prácticamente se me escapó de las manos.

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora