✨Capítulo 21✨

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Despertar entre las sábanas del amor de mi vida es glorioso

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Despertar entre las sábanas del amor de mi vida es glorioso. Sobre todo, si tengo su miembro dentro de mi canal que no deja de hacerme soltar jadeos medios ninfómanas en donde le pido que me dé más fuerte y que me llene por completo. Total, ya estaba bien preñada y el de cuidarnos estaba de más.

Aunque él no lo supiera.

Después de dos orgasmos más, me incorporo y rápidamente me doy un buen baño placentero. Luego, decido yo misma prepararle el desayuno, tratando de que los olores fuertes de algunos ingredientes no me afecten. Para cuando termino, Nicolás aparece con el cabello húmedo, dándome unas ganas de volver a comérmelo, pero en la mesa del comedor.

—Homelet, jugo de papaya y fresa picada. —pronuncio al dejarle su plato. Él me da un beso corto y se acomoda en la silla— También hay café.

—Con el jugo es suficiente. —bebe un poco. Frunce el ceño—¿No vas a sentarte conmigo a desayunar?

—Ya lo hice. —miento. Las náuseas aun no me dejan en paz— Lamento no esperarte, es solo que moría de hambre.

—No te preocupes.

Él disfruta encantado lo que le preparé, alegando que soy una excelente cocinera. Dicen que cuando uno cocina con amor, absolutamente todo sale riquísimo y es que ese sentimiento es el ingrediente secreto.

—He conseguido una bueno esposa. —menciona al limpiarse la comisura de los labios con una servilleta— Mi estómago está más que satisfecho.

—No soy tu esposa.

—Pero lo serás. —él toma mi mano y le planta un suave beso— No dudes de ello.

—Me gustaría ser tan positiva como tú, Nicolás. Sin embargo, ambos sabemos que...

—Si el problema sigue siendo mi madre, lo cortaré de raíz ahora mismo. —lo miro confundida— Odie la expresión que pusiste ayer y aquello me hizo darme cuenta de muchas cosas. Como el que no mereces estar en medio de todo este torbellino de problemas cuando lo más sensato es que yo lo enfrente de una vez. —continúa— Soy yo el que no quiere casarse porque no me veo con otra persona que no seas tú. Estoy enamorado de ti, no amaré a nadie más, así que, si la única condición de mi madre es atarme a alguien que detesto para heredar la empresa hotelera, pues... que me desherede. Ya lo hizo una vez, no me importa quedarme en la calle mientras te tenga a mi lado, Ángela.

—Nicolás...

—Ya lo he decidido. —acaricia mi mejilla— No vas a hacerme cambiar de opinión. Lo único que quiero es que te quedes a mi lado, me ames y renuncies de seguir siendo la secretaria de ese idiota que solo me jode el temperamento.

—Maldito celoso.

— ¡¿Lo harás?!

—Lo haré, tonto. —rodeo su cuello con mis brazos— Te amo.

"En algún lugar del cielo" (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora