— ¡Ángela! ¡Sal ahora!
Nicolás es tan desesperante que no me deja apreciar los vestidos que estoy probándome frente al espejo. Fue su idea el querer regalarme uno de ellos y ahora, suena enfadado como si no supiera que las chicas tenemos derecho a tener nuestro espacio cuando queremos lucir bien.
— ¡¿Por qué eres tan impaciente?! —exclamo.
—Ya llevas mucho tiempo ahí.
—Soy indecisa.
—Por eso estoy yo para darte el visto bueno. —abro un poco la cortina y lo miro seria— ¿Estás lista?
Doy un suspiro y salgo del probador.
Tan solo quedan dos semanas para que Nicolás y yo viajemos a Alemania. El tiempo ha pasado tan rápido que no puedo dejar de sentirme nerviosa y a la vez algo decepcionada por cierta persona que está incluida en nuestro viaje...
La antipática de mi hermanastra.
—Dices que quieres regalarme un vestido, pero no tienes nada de paciencia.
Él no responde nada, sus ojos estudian cada parte de mi cuerpo y su boca forma una O. Temo a que una mosca se le meta por allí. No sé si se deba a que mi vestido es algo corto, pero lo bastante suelto como para poder sentarme, estirarme y darle una patada por si se pone faltoso.
— ¡Guau! —murmura— Te ves increíble.
—Creí que no te gustaba.
— ¿Por qué?
—Me queda más arriba de las rodillas.
—No me había percatado de ello. —se acerca más a mí, toma mi mano y me da una vuelta— Tu belleza lo opaca.
—Tampoco exageres. —me encamino de vuelta a probador— ¿Este es el elegido?
—Si no estás muy segura —hace una señal y tres señoritas se aparecen mostrándome más vestidos— Pruébate estos.
— ¡Ni loca! —me opongo— Me probé como cinco porque quería complacerte, pero ya no aceptaré ninguno más.
— ¿Por qué no?
— ¿Te has dado cuenta de que no eres mi papá? —él hace una mueca— Además, ese dinero no es tuyo, sino de tu madre.
— ¿Y? —alza los hombros.
—Que se usa en caso de emergencia y no para presumir que eres un niño mimado, ricachón.
—No lo soy. —cruzo los brazos y enarco una ceja— Bueno, un poco.
— ¿Un poco?
—Ok, ya entendí.
Termino de cambiarme y Nicolás ya está esperándome en la salida. Él me entrega el paquete, entrelaza sus dedos con los míos y continuamos paseando por el centro comercial. Me detengo en un puesto nuevo de helados que sus sabores son de yogurt natural.
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"En algún lugar del cielo" (Libro I)
Novela JuvenilPara Ángela, la vida siempre ha sido injusta con ella. No solo tiene que lidiar el que su padre haya vuelto a casarse y que además, le este dando una hermanastra sino que también, tiene que despedir al chico de quién está completamente enamorada... ...