Capítulo 2 "Juguemos al escondite"

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—¿Ana, qué leches estás haciendo? Son las cuatro de la madrugada. —Mi madre con su batín abrió la puerta con rabia.

«¡Pum!».

—¿Ana? ¿Que ha sido ese ruido? ¿Acaso estas debajo de la cama?

Salí de ese hueco como pude y me sobé la cabeza, mañana tendría un buen chichón por el golpe.

—Enserio que chica más rara eres, ahora vete a dormir y deja de hacer ruido —dijo y cerró la puerta tras de sí.

Me senté en la cama y puse mi mano en mi cara.

—Uff, a lo mejor es porque estaba medio dormida —susurré en voz alta para mí misma. Una parte de mi quería creer eso pero la otra sabía que no podía haber sido una simple alucinación por el sueño—. Bueno, no me quejo, podría haber sido peor. Podría haberme salido un fantasma o algo —Sonreí por no llorar o salir huyendo.

Me tumbé en la cama y miré el móvil que marcaba las cuatro de la mañana.

—Uff, estupendo, me da para dormir más.

—¡Por favor, escuchar! ¡Poneros en fila! —Mientras estábamos saliendo del instituto los profesores chillaban para que mantuviéramos un orden de salida que no sería posible

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—¡Por favor, escuchar! ¡Poneros en fila! —Mientras estábamos saliendo del instituto los profesores chillaban para que mantuviéramos un orden de salida que no sería posible.

—¡Ana, Ana! ¿Sabes a dónde vamos? —me pregunta María caminando al lado mía.

—Vamos a dar una vuelta y se supone que un historiador nos contará el origen del pueblo, o algo así creo haber escuchado —suspiramos y dijimos a la vez—: Qué coñazo...

Nuestro pueblo era bastante grande, casi igual a una ciudad, y estaba al lado de la capital de nuestra provincia, de lejos casi parecíamos una extensión de ella. La verdad es que pienso que no tendrá mucha historia, seguramente se construyó para los trabajadores que venían del campo a trabajar en la gran capital hace dos siglos más o menos. No teníamos nada en especial.

—Esta ciudad, aunque no lo creáis, tuvo una de los primeras «fábricas de ladrillo y cerámica» de la comarca y tiene su propia historia. —Empezó a explicar—. Se dice que aquí los primeros asentamientos de población fueron en la prehistoria, pero, con la reconquista del rey de la corona de Aragón se creó una leyenda —dijo el historiador.

—¿Leyenda? ¿Cuál? Aquí lo único que hay es madera y mármol —mencionaron entre la multitud.

—¡Es verdad! Lo único de leyenda que hay aquí son los calvos como tu padre Manuel —responde uno y las risas surgen.

—Bueno, pues os voy a contar algo interesante. Hace muchísimo tiempo un príncipe del sur de España, o eso se especula, se enamoró de una princesa del norte, que fue encerrada en una torre custodiada por un dragón. El príncipe inició un gran viaje hasta llegar al final de la tierra, el norte de España.

—¡Viva España joder y vivan los gallegos! —Alguien chillando interrumpe provocando las carcajadas de la multitud. Los profesores se intentan acercar al alumno charlatán pero el historiador les detiene con una sonrisa.

Debajo de mi camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora