Madre hacía mucho que se había ido con el retrato, parecía confusa y muy enfadada cuando se dio cuenta que lo tenía aunque no sabía porque, simplemente se marchó con él. Estaba muy rara desde que me encontré con aquella chica en la villa, salía más por el día y volvía más temprano por la mañana que cuando sucedió el accidente. No tenía ni idea del porque, aunque es verdad que sentí algo extraño cuando me choqué contra aquella chica por primera vez, sentí como mi sangre arder. Aun así lo agradecía ya que madre pasaba más tiempo aquí y conmigo.
El retrato que había cogido de aquella chica era muy bonito, realmente ese hombre era muy guapo, ¿a lo mejor madre le había gustado tanto el dibujo que quería saber quién lo había hecho? Enseguida descarté ese pensamiento.
Mientras esperaba que volviera empecé a coser mi camisón agujereado por la caída que me pegué por esa chica. Me puse la aguja en la boca y empecé a arreglarlo. Hace unas semanas había empezado a aprender hacer las cosas más básicas por mí mismo, sin la necesidad de usar las manos. Al principio todo era muy difícil, y pensaba que no volvería a coser, cosa que se volvió mi peor pesadilla, pero poco a poco me volví hábil. Podía sostener cosas con los brazos y si necesitaba de algo más preciso utilizaba mi boca, como para coser o coger cosas pequeñas.
Repentinamente madre apareció por la puerta, su cara estaba más pálida de lo normal y sudaba, parecía cansada. Con pasos lentos se dirigió a la cama de paja y se acostó.
—¿Madre, ha pasado algo?
—Esa niña me ha obligado a utilizarlo demasiado —suspiró—. Pero al final se ha dado por vencida. — "¿Madre se refería a aquella muchacha?"— Realmente son ellos los de los rumores, tú lo habrás sentido mejor.
¿Rumores? No entendí al principio pero un cuchicheo que se había formado en la villa hace unas semanas me vino a la cabeza.
—¿Madre, se refiere a los rumores sobre la chica y el noble qué estan reuniendo a los soldados? —Ella asintió, iba a hablar pero un chillido de afuera la interrumpido. Varios gritos.
—¡Sal afuera demonio!
Madre saltó de la cama y fue corriendo a la puerta, yo hice igual aunque ella me echó hacia atrás. Mucha gente estaba alrededor de nuestra cabaña con varias herramientas del campo; hachas, rastrillos y martillos, aunque algunos llevaban hasta fuego. Ahí me di cuenta que la noche había caído y que casi todos los hombres del pueblo estaba enfrente nuestra, enfurecidos.
—¡Ya basta! ¡Vivimos amenazados por vosotros y no lo soportamos más!
—¡¿Estarás contenta después de haber matado a esa extranjera, no?!
—¡Terminaremos esto aquí y ahora!
Enojados, todos chillaron, parecía que iban a comenzar una guerra. Observé a madre y por primera vez la vi preocupada e incluso en sus ojos se podía entrever un poco de miedo.
—¡Marchaos! —gritó ella pero los demás hicieron caso omiso y la insultaron.
—¡Solo vales para consolar a los hombres del pueblo vecino!
—¡Prostituta!
—¡Os mataremos!
Pude notar como la mano de madre temblaba, aunque yo no podía decir nada ya que mi cuerpo entero estaba tiritando por el miedo.
—Quédate atrás Diago. —Yo asentí como pude.
Avanzó unos pasos lentamente al campo de batalla. Los hombres reían y la chillaban insultándola, ella no contestó a ninguna de sus burlas. Uno de ellos se atrevió a avanzar a ella corriendo, armado con una azada. Ella se preparó convencida que ganaría la batalla al instante aunque lo que no sabía es que un hombre se acercaba por detrás.
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Debajo de mi cama
Fantasy¿Qué harías si por accidente viajaras al pasado y tuvieras que embarcarte en un viaje por la España feudal con un enigmático duque? Ana en el último curso del instituto emocionada por la universidad. Una chica que le encanta quedar con sus amigos, p...