La luz penetró por la ventana dejándome ciega. Me tapé con la mano la cara y rodé por el sofá de seda roja quedando boca arriba, mi cuerpo se sentía apagado y perezoso. Puse mis manos tras la nuca y alcé la mirada al techo. Ya habían pasado unos días desde que el juicio se realizó y no había salido de la habitación, había permanecido sola todos estos días menos cuando el duque volvía. Estaba encerrada como un animal salvaje. Me levanté y estiré el cuerpo con un gran bostezó. Agarré el móvil y el mundo se me cayó encima, estaba a mínimos de batería porque lo había estado usando y aquí, por supuesto, no había enchufes.
Me acerqué a la ventana y vi el jardín central recordando los momentos que había pasado con Isabel comiendo sándwiches. De repente una locura pasó por mi cabeza, miré hacia abajo, estaba en un segundo piso. "¿Por qué no salto? Tengo esa fuerza bruta de Tormo, ¿no?", me propuse aunque no sé si era buena idea o mala retarme a mí misma confiando en un poder que aun desconocía para saltar de un segundo piso. Pero las ganas de respirar aire puro y sentir los rayos del sol en mi piel me mataban, no había nacido para estar en una habitación encerrada.
—Bueno, que le voy a hacer, vamos a aprobar. —Me convencí.
Puse los pies en el marco de la ventana mientras que con las manos me aguantaba en sus bordes para no caer, volví a bajar la mirada al suelo y cogí aire. "Una, dos y... ¡tres!". Salté con los ojos cerrados miedosa por verme en el suelo con las piernas rotas pero caí como si saltara en una cama blandita, sin ningún daño.
—Vaya, me gusta esto —dije imaginando un futuro donde podría trepar o saltar como Spiderman—. Bueno, no, ese traje me quedaría muy ajustado. —Descarté la idea.
—¡Soldados! ¡Reúnanse rápido! —Oficiales empezaron a aparecer, me escondí detrás de unos arbustos temerosa de que me hubieran visto, no quería regresar a estar encerrada en la habitación de nuevo—. ¡El niño Tormo ha desaparecido! ¡Buscar fuera de la casa, no debería de haber ido muy lejos! —Mi corazón se aceleró cuando escuché que hablaban de David, ¿cómo que se había escapado? El miedo me empezó a poseer imaginándomelo andando sin rumbo y más en esta época, debería de encontrarle antes que ellos. Un brillo de desconfianza hacia el duque surgió, si le hubiera hecho algo lo pagaría y todo esto se acabaría más pronto de lo que ellos creían.
Silenciosamente me aparté de la escena y caminé por los pasillos con sigilo y cuidado de que alguien me viera, debería de inspeccionar la casa antes de irme a buscarlo fuera. "No creo que se haya ido tan lejos, lo más seguro es que se haya escondido por algún lado", después de inspeccionar los corredores y la mayoría de habitaciones, incluida la mía, me empecé a alarmar, "¿A lo mejor este idiota de verdad se había ido de aquí? O peor, ¿le habrían hecho algo?".
Corriendo recorrí todo el mini palacio y me dirigí hacia la puerta trasera pero el brazo de Carlos me detuvo.
—Suponía que vendría aquí más tarde o temprano —musitó alejándome hacia las habitaciones de nuevo—. Cuando llegué a mis aposentos ya no estabas, así que supuse que lo buscaría por toda la casa antes de salir. Cálmese, está todo bien. —Me intentó tranquilizar mientras abría la puerta de su estancia.
—¿Sabes a donde ha ido mi hermano? ¿Le habéis hecho algo? —Lo escruté con la mirada.
—Lo he llevado a su hogar señorita.
—¿A mi tiempo? —El asintió—. ¡Gracias! —grité alegre abalanzándome para darle un gran abrazo, este se apartó haciéndose a un lado evitando que lo tocará. Fruncí el cejo—. Me dices a mí pero rechazar un abrazó sin al menos avisar es también de maleducado eh. —No me prestó atención y entró a la habitación, yo le seguí cerrando la puerta.
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Debajo de mi cama
Fantasía¿Qué harías si por accidente viajaras al pasado y tuvieras que embarcarte en un viaje por la España feudal con un enigmático duque? Ana en el último curso del instituto emocionada por la universidad. Una chica que le encanta quedar con sus amigos, p...