54 // Amore mio

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Luego de aquel llamado de Emilia, en la pequeña casa se desenvolvió una aliviadora y gustosa cena, gracias a unos simples pero deliciosos spaguettis que había preparado la mencionada rubia junto a Joyce Byers

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Luego de aquel llamado de Emilia, en la pequeña casa se desenvolvió una aliviadora y gustosa cena, gracias a unos simples pero deliciosos spaguettis que había preparado la mencionada rubia junto a Joyce Byers.

Después dd que aquella cena se llevara a cabo, se declaró algo: volverían a Hawkins la mañana siguiente, porque el débil italiano, a pesar de haber comido, todavía estaba bastante aturdido para poder procesar la teletransportación se Dagger.

-¡Pero mamá se va a enojar!-reclamó Mike Wheeler preocupado.

-Nisiquiera se va a dar cuenta-bufa su hermana, Nancy, divertida.

-Pero los hombres esos que nos están buscando ¿no es peligroso quedarse?-preguntó Steve Harrington temeroso.

-Puedo ponerle protección a la casa-había dicho Camila Mitchell Whistle.

-¿Protección de...? ¿Un condón?-murmura Lucas dudoso en su oído, ella niega con reprobación.

-¿Cuántas habitaciones hay aquí? ¡Porque tengo un sueño!-avisa Dustin dando un aplauso.

Ahora Henderson roncaba tirado en uno de los muebles de la sala, cómodamente acurrucado junto a Suzie, quien también dormía con una pacífica sonrisa en labios.

Pasaban de las dos de la mañana, y aunque en Hawkins apenas iba a ser se tarde, el tranquilo y callado ambiente favoreció a que muchos también cayeran dormidos.

Como por ejemplo, Robin y Charlie dormían sobre un colchón inflable que Dagger había hecho aparecer de la nada, lo cual agradecieron. Emilia y Joyce estaban en las mismas situaciones, mientras que Josh roncaba a un lado de ellas tirado en el suelo.

Steve y Erica estaban en la cocina, fregando voluntariamente los platos que se habían ensuciado. Todas esas personas estaban en el primer piso.

En el segundo, estaban las otras.

La casa contaba con tan solo dos habitaciones, ambas con sus propios baños, pero no habían más en el resto de la estructura.

A una de las habitaciones, la más pequeña, acababan de entrar ottas personas, notando las dos camas que habían, llenas de polvo.

-Ah genial-bufa Will señalando estas.

Camila suspiró chasqueando un dedo y al instante todo el polvo se fue, siendo reemplazado por cómodas colchas.

-¡Ah genial!-sonríe Will tirándose a una.

Lucas y Max vieron la habitación mientras Eleven curioseaba por otra parte de esta. Al mismo tiempo, Mile apretó sus labios viendo como una silenciosa Camila se dirigía lentamente a la otra cama del cuarto.

Caminó hacia ella, y mientras lo hacía pudo ver como la rubia se deshacía de su cintillo y aretes, dejando estos sobre el colchón.

-Hey-saluda en un suave murmuro quedando junto a ella.

D a g g e r  { m.w }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora