La castaña lo voltea a mirar con sus labios fruncidos, confundida y molesta.
-¿Quién es ella?-
El pelinegro suspira, girando su cabeza para ver, a lo lejos, la chica que reía y saltaba por todo el lugar.
-Ella es Dagger...la que lo cambió todo-
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-¿De verdad era necesario hacer esta parada?-habla Will, en un vago bufido.
A las afueras de Hawkins, casi llegando a la entrada del pueblo, se habían detenido en un 7/11. "La carnada", o una parte de ella, se encontraban sentados en la cera de dicho puesto
Hades y Timothée, sentados en el pavimento, bebían gustosamente de la misma bebida energizante, pasándosela al otro cada varios minutos. Entre ellos y Will, estaba sentada Eleven, cruzada de piernas y con la espalda algo encorvada, una benda negra cubría sus ojos, y su nariz sangraba de vez en cuando, pero Tim resolvía su problema pasándole una servilleta.
Emilia no se encontraba sentada, sino que caminaba de lado a lado a un costado de la calle frente a ellos, mordiéndose una uña y perdida en sus profundos pensamientos, nerviosa.
-Si, muy necesaria-asintió Timothée, recibiendo la botella de parte de su novio, para luego beber de esta.
-Cuando Camila le devolvió los poderes a El, ella buscó a Brenner y estaba en el pueblo, en Hawkins, ahora hay que confirnar que siga ahí-explicó Hades con sus cejas alzadas.
-Eso lo entiendo, perfectanente-asiente Byers al instante-. Me refiero al Gatorade, ¿era necesario?-cuestiona, algo gracioso.
-Uy, perdón señor "no soy el que va a pelear en una batalla"-dijo Hades moviendo los brazos con exageración. Timothée rió casi escupiendo la bebida.
-Olvídalo-bufa Byers rodando los ojos con diversión y apartando su mirada.
Como pueden ver, los que estaban en la cera no era el grupo completo. Por otro lado, Camila estaba de pie, en los límites de la tienda. Donde un hermoso campo se extendía luego de cruzar esta, dejanso ver a lo lejos frondosos árboles, y tal vez un lago. Era tan hermoso, tan calmado.
Con una pequeña sonrisa en labios, ella observaba como un suave viento movía el bajo césped apenas un poco, haciéndolo ver más suave. Cuantas ganas de quedarse ahí, parada, tan solo viendo al frente.
En un momento determinado, sintió como alguien se colocaba a un lado de ella. Sin tener que siquiera mirar, parpadeó, sabiendo de quien se trataba.
-¿Alguna vez te he dicho lo mucho que me gusta la naturaleza?-cuestionó la rubia, en un dulce murmuro.
-Se nota-respondió él, ladeando una sonrisa.
-Es tan pacífica, y...benévola-susurra frunciendo el ceño levemente.
Luego ella volteó, encontrándose con Mike, quien por igual dejó de mirar aquellos verdes árboles, para así poder fijarse en esos verdes ojos.
-Si pudiera quedarme en un solo lugar en lo que me queda de vida...sería un lugar así-admitió ella, viendo sus marrones ojos.
-¿Verdes?-alza una ceja, curioso.
-Libre-aclaró al instante. Hizo a Mike sonreír, enternecido, ella suelta un pesado suspiro-. Cariño, lamento no poder haber celebrado mi cumpleaños como nos hubiése gustado, pero-
