Treinta y nueve.

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Al día siguiente, un rubio buscaba a su sensei con desesperación.

Lo encontró después de un rato, caminando por la aldea con tranquilidad.

—¡Kakashi-sensei! ¡Espere! —gritó Naruto a su espalda mientras comenzaba a correr para alcanzarlo.

Kakashi al escucharlo, se detuvo y volteó a verlo.

—Naruto, ¿qué pasa? —le preguntó—. ¿Te has enterado de que Tsunade-sama despertó?

—¡Eso no importa ahora! —le contestó el rubio a gritos, para después quedarse callado un momento, tomando aire—. ¡Me alegra que bāchan haya despertado, de veras! Pero ahora mismo estoy preocupado por Percy.

—¿Qué pasa con Percy? —le preguntó Kakashi, el rubio tenía su completa atención ahora.

—¡No volvió anoche! No le dí muchas vueltas pero tampoco regresó en la mañana y ahora ya es de tarde y sigue sin aparecer. 

Kakashi suspiró, compartía la preocupación del rubio.

—¿Le has dicho a alguien más? —le preguntó el peliplata.

—No, pensé que tal vez podría estar contigo, sensei —confesó el rubio sin ver a Kakashi a los ojos.

—¿Por qué conmigo? —preguntó confundido.

—Bueno, ¿ustedes no son pareja o algo así? —dijo el rubio, Kakashi sintió la sangre subir a su rostro.

—¿Quién te dijo eso? ¿Fue Percy? —preguntó entonces con un tono nervioso.

—Hm, no, todo el mundo lo piensa, de veras —dijo Naruto, confundido con la reacción de Kakashi.

Kakashi sacudió la cabeza, despejando su mente, ahora la prioridad era encontrar a Percy. 

Se pusieron de acuerdo, cada uno recorrería una mitad de la aldea y la buscaría. Sería fácil pues aún no había tantas construcciones, acordaron verse en ese mismo lugar cuando terminaran. 

Después de un rato de búsqueda, volvieron a encontrarse.

—¿Y bien? —preguntó Kakashi.

Naruto únicamente negó con la cabeza, antes de que Kakashi pudiera decir otra casa, Naruto desapareció en una nube de humo.
Sus preocupaciones solo iban en aumento. 

Naruto apareció después de un rato, en la oficina de la Hokage les contó que había estado en el Monte Myōboku, recibiendo una profecía.

Mientras tanto, Percy seguía sin aparecer.

Kiba había tratado de encontrarla con su olfato pero decía que no podía encontrar su rastro, como si nunca hubiera existido.
Todos estaban preocupados en ese punto.

Kakashi estaba buscando por los límites de la aldea y se paró en seco cuando escuchó risas.
Se escondió entre las sombras y observó la escena frente a él.

Percy estaba entrenando con un chico rubio al cual no podía verle el rostro con claridad.
Se acercó un poco, tratando de ver mejor.

Percy se detuvo de repente y le dijo algo a su acompañante en latín, Kakashi observó al rubio desaparecer en una grieta en el suelo.

—Puedes salir, Kakashi —le dijo Percy en voz alta.

Cuando Kakashi se encontró con ella, la miró en parte enojado, en parte aliviado de que nada le había pasado.

—¿Me puedes explicar porque llevas un día entero desaparecida? —le preguntó el peliplata con los brazos cruzados.

—¡¿Un día?! —le preguntó Percy realmente sorprendida para después mirar el cielo, el sol se estaba ocultando—. Lo siento, no me dí cuenta.

Una Semidiosa perdida en Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora