Cincuenta y uno.

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—Obito... —dijo Kakashi—, ¿estabas vivo?

—¿Quién es él? —preguntó Naruto, confundido.

Percy estaba sentada a un lado de él, o más bien atrás de él, había gastado mucha energía y no serviría de mucho hasta que la recuperará por lo que Naruto se había tomado la tarea de cubrirla, cosa que consideraba irónica pues para empezar ella estaba ahí para ayudarle a él.

—Obito Uchiha —respondió Percy a la pregunta de Naruto—, era un compañero de Kakashi, todos lo creían muerto.

La miraron, preguntándose cómo sabía todo eso.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Naruto.

Percy señaló su cabeza con su dedo índice.

—Me lo dijo un dios —respondió ella sin más.

Obito la miraba con verdadero interés, ¿había dicho que un dios se lo había dicho?, y no era solo eso lo que despertaba su interés. Había sido capaz de atacarlo sola, y probablemente si Naruto no la hubiera detenido, lo habría matado.

Obito entonces regresó su mirada a Kakashi.

—Que viviera o no, no es algo que tenga importancia —le dijo Obito—, pero es así, y si me preguntas el porqué soy así, es porque dejaste morir a Rin.

A Percy le recorrió un escalofrío, recordaba a Rin, o mejor dicho, recordaba su muerte, de cierta manera, la había vivido.

—Deja de poner esa cara, Kakashi —volvió a hablar Obito.

Percy miró a Kakashi, aquello de verdad le estaba afectando como Zeus había dicho, y hablando de Zeus, sentía que su poder comenzaba a dejarla.

—¿No me vas a culpar? —preguntó Kakashi a Obito.

—¿De qué me serviría culparte ahora en esta insignificante realidad? No siento interés en nada de este mundo que está a punto de desaparecer —le respondió Obito.

—¡Kakashi-sensei! No sé que habrá pasado entre ustedes, pero este no es momento para que te deprimas —le dijo Naruto al peliplata—. ¡Ahora tenemos que detener a este desgraciado!

—¡Kakashi! ¡Naruto tiene razón! El destino del mundo está en nuestras manos —le dijo Guy.

Percy suspiró mientras sacaba su libro, no podía dejar que actuarán solos. Buscó la parte de suministros y se mordió un dedo.

—Kuchiyose no Jutsu! —dijo mientras pegaba su palma a la página, pronto tuvo un termo en su mano.

Mientras bebía el néctar, sintió que el poder de Zeus se iba por completo.

«Fue entretenido, Perceia», le dijo el dios a modo de despedida.

Percy se puso de pie, su fuerza había regresado por ahora, no toda pero podría hacer algo.

—No tengo nada que hablar con ustedes —dijo Obito al tiempo que Percy cerraba su termo y desaparecía, guardo su libro—, sigan unidos a este mundo, y mueran. Katon: Bakufū Ranbu!

Percy apenas estaba pensando en explotar el fósil que había dejado en el suelo sin usar cuando Naruto se puso en acción y deshizo el ataque sacando las nueve colas de Kurama.
Entonces alguien cayó a un lado de Obito, Percy apretó los labios, reconociendo a la persona.

—Parece que te estás divirtiendo, Obito —le dijo Madara.

—Pensar que pudiste oponerte al Edo Tensei, la verdad es que es muy típico de ti —le dijo Obito a Madara.

Una Semidiosa perdida en Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora